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No hay forma de esconderlo: algo se terminó anoche en el peronismo

La condena a Cristina Fernández de Kirchner pone sobre la mesa la debilidad de la expresidenta. Acciones desesperadas que no tienen futuro mientras el PJ ya modela un nuevo esquema de poder.

Qué pasará con la jubilación de privilegio y la pensión vitalicia de Cristina Fernández de Kirchner luego del fallo de la Corte Suprema que dejó firme su condena en la Causa Vialidad.

Qué pasará con la jubilación de privilegio y la pensión vitalicia de Cristina Fernández de Kirchner luego del fallo de la Corte Suprema que dejó firme su condena en la Causa Vialidad.

EFE

No hay forma de esconderlo: la debilidad se hizo presente en el kirchnerismo y en una dimensión que ninguno de sus integrantes había vivido hasta ahora. Por más que la propia Cristina Fernández de Kirchner en persona quiera mostrar fortaleza y rebeldía ante el fallo de la Corte Suprema en Argentina, gracias a Dios, rige el estado de derecho y una condena firme tiene sus consecuencias ineludibles.

El razonamiento, que en cualquier país podría resultar casi infantil y obvio, en nuestro país impacta de una manera nunca vista. Las acciones que anoche se podían verificar, en marchas y tomas de facultades por parte de organizaciones sociales y militantes asociados a La Cámpora en solidaridad con la expresidenta, parecían estertores de una lucha que por ahora no tiene salida alternativa que la detención domiciliaria y el comienzo del cumplimiento de la condena a seis años que se le impuso a Cristina Fernández de Kirchner y a quienes la acompañaron como participes de los delitos que se comprobaron en la causa Vialidad.

Es curioso que las actitudes de solidaridad que se verificaban en estas horas no incluyeron a ninguno de esos otros condenados a los que el kirchnerismo y, hasta el peronismo clásico, parece querer esconder como una forma de intentar desarmar la sociedad que hubo entre la dirigencia K que reinó durante cuatro mandatos presidenciales en Argentina y algunos actores como Lázaro Baez, José López, Nelson Periotti, Mauricio Collareda, Raúl Daruich, Raúl Pavesi, José Raúl Santibañez y Juan Carlos Villafañe. Julio de Vido, esta vez, no fue de la partida.

Todos ellos, con acciones verificadas y condenas por la Justicia, fueron participes claros de este tramo de la defraudación al Estado con la obscena asignación unidireccional de obra pública hacia un supuesto empresario que antes del 25 de mayo del 2003 no era tal, anoche eran objeto de un ejercicio inútil para invisibilizarlos, al tiempo que se pretendía esconder la realidad de una sentencia bajo el manto de una epopeya revolucionaria.

De toda esa lista hay una relación que en los considerandos de los fallos de cada una de las instancias aparece mas infamante para el kirchnerismo: la necesaria cercanía entre Cristina Fernández de Kirchner y José López en toda la actividad descripta como delictiva y la cercanía, negada por la expresidenta, con Lázaro Báez, el hombre al que, entre otras cosas, también le confiaron la construcción del mausoleo que guarda los restos de Néstor Kirchner en el cementerio de Río Gallegos. Eran tiempos en que el kirchnerismo soñaba con una permanencia napoleónica de la dinastía en la política argentina y no se detenía en "nimiedades" jurídicas.

Hubo quienes anoche, inclusive, intentaron reeditar nombres para esta rebelión contra la Justicia clonando un 17 de octubre peronista que nada tiene que ver con esta acción. Fueron las primeras acciones que muestran, además, una imagen que puede ser hasta triste, de jóvenes y estudiantes jugando su futuro en pos de acciones y tomas en una defensa ideológica de alguien que cometió delitos y pretende esconderlos detrás de una acusación de parcialidad a la Justicia.

Tampoco hay paralelismo posible con la prisión que sufrió otro expresidente: Carlos Menem. El juez Jorge Urso le dictó la prisión preventiva al riojano en la causa por contrabando de armas y lo recluyó en la quinta de Armando Gostanian en Don Torcuato, donde pasó una suerte de prisión-luna de miel con Cecilia Bolocco. Y luego fue la Corte Suprema quien le levantó los cargos y lo puso en libertad.

En esto debe recordarse que la Corte Suprema que ayer le rechazó el recurso de queja a Cristina Fernández de Kirchner está integrada por un presidente, Horacio Rosatti, que fue ministro de Justicia de su marido; un juez como Ricardo Lorenzetti que fue nominado por Néstor Kirchner en el 2004; y Carlos Rosenkrantz, nominado por Mauricio Macri. En términos futboleros la realidad marcará un 2 a 1 a favor del origen K de esta Corte.

También se verifican esos números en los jueces que fueron juzgando y condenando a Cristina Fernández de Kirchner en todas las instancias. Durante el paso de la causa Vialidad por la Justicia más de 14 jueces intervinieron en el juzgamiento y casi cuarenta fiscales estuvieron relacionados con la acusación. Una amplísima mayoría de ellos llegaron a sus cargos por pliegos de acuerdo elevados por los gobiernos Kirchner.

La sentencia está firme y la condena comenzará a cumplirse la semana próxima, de acuerdo a los pasos que seguirá de ahora en más la administración del lugar donde quedará alojada. Una ironía es que por estos días Patricia Bullrich deberá decidir un lugar detención para Cristina hasta que se tramite lo que será una segura prisión domiciliaria, en un departamento que está en el mismo edificio donde vive su hija Florencia.

Hay un punto más que impacta en la moral peronista interna y que se procesa en silencio, pero que tiene consecuencias en la inminente nueva distribución del poder que ya masculla el PJ: Cristina paga con la condena por un sistema de distribución de obras y fondos que creo Néstor Kirchner y que ella después continuó y no desarmó. Todo el peronismo mira a un costado intentando disimular una verdad que salpica a muchos más y que estará en debate hasta que se terminen de ventilar en la Justicia todo el resto de las causas pendientes, algunas más graves que Vialidad y que impactan mucho más cerca en la familia Kirchner.

El peronismo comienza desde hoy a reorganizarse. El ruido y el humo de las protestas contra la Corte Suprema, el corte de accesos en el AMBA, la toma de facultades, servirán de cortina militante a un proceso que ya comenzó y que es eterno en nuestra historia. En el peronismo la debilidad no se perdona. Ni el propio Juan Domingo Perón se salvo de eso.

La candidatura de Cristina Fernández de Kirchner en la Tercera Sección electoral bonaerense ya no existe. Desde ayer no puede ser candidata a ningún cargo en este país; su nombre será borrado del padrón electoral. El PJ debe decidir una nueva sucesión en su conducción nacional. Es seguro que quien lidere ahora la lista en la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof ayer parecía el más preocupado por eso, responderá en solidaridad al nombre de Cristina, pero eso será solo un comienzo lógico en medio de la crisis que vive el peronismo desde anoche.

Desde ahora se abre una nueva era para el peronismo y el país. Ninguna de las caras que rodeaba anoche a Cristina en su departamento de Monserrat podía disimular lo que para todos es un proceso inevitable.