Nacido de una debilidad de origen, Axel Kicillof se juega parte de su futuro en una semana
Los diputados bonaerenses podrían aprobarle hoy el Presupuesto y la Fiscal Impositiva pero demoraría una semana más para que el Senado le apruebe el endeudamiento, indispensable para pagar deuda pendiente.
La soledad en la que Axel Kicillof llegó a la Gobernación es la que tensiona la relación con sus pares y el resto de la dirigencia política bonaerense.
Axel Kicillof podrá tener su Presupuesto y endeudamiento pero está más que en duda si le aprobarán el endeudamiento requerido desde hace dos años, momentos en el que tampoco le autorizaron los otros dos proyectos medulares para cualquier gestión.
Más allá de los montos, lo que está en juego es el futuro de todos los sectores que pugnan por mantenerse a flote de la decadencia de los partidos tradicionales. Y todo tiene que ver con el dinero y los cargos casi vitalicios que se reparten en esta ocasión. Uno de los puntos claves, un fondo especial para los municipios, habría quedado en el 8%, tal cual lo pretendía Kicillof. También se le condonarían las deudas municipales contraídas con Provincia en la época del COVID.
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Como nunca, el gobernador deberá comprender, casi a la fuerza, que para saltar hay que dar, por lo menos, un paso hacia atrás. Su estilo no solo es metódico sino hiriente para el resto de los componentes políticos que, a su vez, pretendieron abusarse de su supuesta debilidad.
El origen del problema: la orfandad dirigencial y la falta de aliados
Todo tiene un problema de origen. Kicillof llegó a la Provincia de Buenos Aires por la orfandad dirigencial preexistente y fue puesto a dedo por Cristina Fernández de Kirchner hace seis años, cuando lo ungió como candidato por el entonces Frente de Todos. Él llegó con un mínimo equipo de colaboradores, todos de su extrema confianza, pero desde 2019 hasta la fecha nunca tomó la determinación de conseguir nuevos amigos.
Cuando lo hizo, forzado por la derrota de 2021 y por pedido expreso de quien lo puso ahí, la entonces vicepresidenta de Alberto Fernández, la experiencia fue desastrosa. Los dos nuevos ministros terminaron escandalosamente procesados, como Martín Insaurralde, el Jefe de Gabinete que no le atendía ni el teléfono, y Jorge D'Onofrio, hoy embargado por $350 millones de pesos por el entramado relacionado con las fotomultas.
Los números del endeudamiento y la exigencia opositora
Con escasísimos legisladores propios, de poco volumen político en su mayoría, tuvo que sacar leyes emergencias que siempre terminan siendo una amenaza pública en caso de ser recortadas abruptamente. La mayoría de los gastos provinciales están autorizados por un sistema de emergencia que permite agilidad pero, también, limita la transparencia de las compras. La siempre crítica situación económica bonaerense también fue aprovechada por sus antecesores para trabajar al límite de las normas preexistentes.
De ahí que para Kicillof le sea imprescindible endeudarse. El pretende que le autoricen alrededor de U$s 3000 millones de dólares. La oposición hace otros números y cree que eso es exagerado. Inclusive La Libertad Avanza percibe que es justo que tenga la posibilidad de emitir deuda, pero el monto debe reducirse a la mitad.
El PRO ya dio el visto bueno, pero la UCR tiene la llave de Casación
Es aquí donde aparece la distancia entre el gobernador y sus “primos” de La Cámpora, que trabajan casi a reglamento y a la espera de una resolución directa entre la Casa de Gobierno provincial con los bloques opositores, cruciales para la obtención de los dos tercios imprescindibles para la aprobación de la nueva deuda.
En la Legislatura sostienen que el PRO ya le dio el visto bueno pero los radicales no. Sin ellos también se obtura el tratamiento casi en simultáneo en la Cámara de Senadores, donde hasta la semana que viene la UCR tiene un número decisivo para este tipo de mayorías especiales. Los expertos negociadores del centenario partido, que suelen ver a su partido de manera idéntica a los dibujitos de La Era de Hielo, saben que es ahora o nunca. O consiguen lo que quieren en esta semana o su futuro como parte del poder provincial se licuará para siempre.
Por eso es que Kicillof, quien aún no puso el tema de las vacancias de la Corte Suprema bonaerense en la discusión tal cual lo pedían desde el resto de las corrientes políticas, haya tomado un momento para negociar directamente con el centenario partido sobre un lugar en el organismo de Justicia más importante. Un lugar ahí es vitalicio. Y también es poder.
La negociación que incluye cargos en la Corte y el Banco Provincia
Son cuatro los lugares que debe completar el gobernador en el superior organismo judicial bonaerense. En teoría iban a ser uno para él, otro para el Frente Renovador y otro para La Cámpora. El último se lo llevarían los bloques opositores. Esto se estaría modificando en estos momentos.
Además, increíblemente, la negociación introdujo la ampliación de los cargos directivos en el Banco Provincia, lugares donde los nombrados pueden permanecer cuatro años por lo menos. En la actualidad hay ocho directores pero para que todos terminen contentos en la negociación quieren incorporar un 50% más de cargos. Sí, como dice la gente, “con la nuestra”.
Todo es parte del problema original. Como lo fue Daniel Scioli, y en menos medida María Eugenia Vidal, quien eligió acordar directamente con Sergio Massa y el Frente Renovador, la llegada al poder desde la Ciudad de Buenos Aires hace del gobernador un representante débil. “Pero todo es culpa nuestra… Cuando Cristina nos juntó en San Fernando, creo que en 2018, nos preguntó quién quería ser gobernador y todos se callaron la boca… Creíamos que preguntaba por preguntar. Entonces, autorizó a Kicillof a salir a caminar la Provincia”, recordó, días atrás, un intendente que ahora quiere ir por el Sillón de Dardo Rocha.
“Es más. Axel creía que lo estaban cagando porque lo hacían recorrer el interior y no entraba en el Conurbano… Pero la estrategia era que él fuera a pescar a un lugar que nosotros no teníamos a nadie… Bueno, mirá como terminó”, expresó.
En estas historias se esconde buena parte de la tensión actual. Kicillof no se siente ni débil ni que le deba a nadie. Aunque deba convivir con todos, inclusive para su futuro. Quizás por eso deba advertirse que la negociación con los radicales tenga que ver más con el futuro que con el presente.


