Mauricio Macri recibe todos los días a dirigentes que le preguntan hasta cuándo puede soportar
Desde siempre, las poesias y las prosas estuvieron plagadas de epopeyas heroicas que terminan trágicamente. Quizás por eso Mauricio Macri llevó al PRO a un acuerdo sin condiciones con Javier Milei, a pesar de saber que antes había pactado con Sergio Massa. Sin embargo, el salto al vacío dado por la mayoría de sus dirigentes lo expusieron con una debilidad inédita para una personalidad como la suya. ¿Cuánto aguantará?
Mauricio Macri prometió que el PRO tendrá un candidato presidencial en 2027. Dudoso saber si cumplirá.
Juan Mateo Aberastain/MDZLas elecciones las definen los votantes pero las anticipan las ofertas. Cada dos años, la gente decide quién gana y quien pierde, divide el poder o se lo da todo a una sola persona, pero lo que siempre queda en claro es que son las candidaturas las que terminan definiendo, desde mucho antes, el resultado de la elección.
El frente de Libertad Avanza con el PRO era tan natural como lo fue, oportunamente, la del radicalismo con el FREPASO, que terminaron conformando la Alianza, como lo fue después la conformación de Cambiemos, incluida Elisa Carrió. El peronismo, en cambio, nunca necesitó de convencer a nadie para que se juntaran con él, y por más que se bambolee de derecha a izquierda, siempre termina siendo la columna vertebral de todo lo que se le pega. Desde la UCEDE hasta Nuevo Encuentro, Ricardo Alfonsín y Juan Grabois.
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Sin embargo, lo que pretendía el electorado dominado por el anti kirchnerismo no calzaba prolijamente. Y si bien las asimetrías entre mileístas y macristas eran importantes, la manera en que los últimos se relacionaron con los primeros terminó haciendo del acuerdo un ensamble forzado y sin ninguna otra relación que el sometimiento.
Nunca pensaron ni creyeron en armar Los Angeles Lakers, que entremezclaba el violeta con el amarillo, según la ocasión. Siempre se daba por sentado que los que participarían de la Alianza La Libertad Avanza sería Villa Dálmine.
Poco amantes de los mensajes que brinda la historia, y mucho menos lectores de nada que estuviera a un costado de Alberdi, Sarmiento, Mitre o Roca, se hubieran salvado del papelón al que se vienen sometiendo si al menos hubieran sabido de José Ingenieros, quien inmortalizó una frase. “Si te arrastras como un gusano, no te quejes si te pisan”.
La airada queja de Cristian Ritondo en la madrugada del jueves no fue más que una expresión de impotencia ante hechos consumados que no podía frenar. Justo él que, junto a otros expertos de la rosca, dominaban siempre el comportamiento del resto en un escenario determinado, tanto en el Congreso o a través de una discusión abierta ante la opinión pública.
Pero fue un error conceptual, político y estratégico la sobreactuación oficialista demostrada desde el primer día no solo por Ritondo, sino por Diego Santilli y Guillermo, no solo al ponerse una campera toda Violeta, sino porque fueron quienes arrearon a Mauricio Macri a negociar desde una debilidad que no conoció nunca en su corta pero explosiva carrera política.
En este sentido no tenían nada que reprocharle a Patricia Bullrich o Diego Valenzuela, quienes ya habían armado las valijas mucho antes. La debilidad de origen se había acuñado inmediatamente después del Pacto de Acasusso. Pero nunca vieron lo que les pasaba a ellos, justamente, para advertir lo que les iba a suceder cuando se mezclaran con los libertarios. Bullrich nunca pudo armar nada y Valenzuela, se reitera, espera ser designado funcionario nacional a pesar de haber pedido dos licencias en quince días.
No tomar nota de cómo trataban a los aliados, amigos e históricos fue otro error que un partido político nacido para ser poder como lo fue el PRO es inaceptable. ¿Fue la fusión con el mileísmo la consagración de lo que ya se estaba incubando en la interna macrista? La desconfianza, que muchas veces se traduce en traición o libertad de acción, siempre estuvo a flor de piel.
“Hay un policía del pensamiento”, le dijo a MDZ un ex funcionario nacional que manejó un área sensible del poder. Esta idea es compartida por otros que hoy siguen siendo secretarios y ministros del Ejecutivo Nacional. Sorprende, entonces, que los mismos que se abrazaron al mástil libertario con el único objetivo de la sobrevivencia, ya coincidían con esa mirada antes de pactar. Prefirieron vivir en agonía antes que proponer otra relación con La Libertad Avanza.
Cambiemos claramente fue un armado donde predominaba el amarillo, pero el rojo y blanco también tenía lugar e incidencia, aunque muchos referentes de la UCR se sentían ofendidos porque su partido, nacido en una revolución urbana hace más de cien años, se transformaba en un apéndice del conservadurismo moderno expresado por el macrismo. Otros, directamente, decían que volvían a sus fuentes post Hipólito Yrigoyen.
Ahora los radicales se ponen “peluca” o fingen no tenerla, pero en privado se desesperan para que sean considerados amigos del poder. De otra manera no se explica por qué el resonante silencio de sus bloques parlamentarios, tanto en Diputados como en el Senado. No entienden el proceso que trajo a Javier Milei a la presidencia, construido por los sucesivos silencios de quienes se dicen dirigentes, que cambiaron su idea de servicio para ser servidos.
Para profundizar la crisis del PRO hay que ver las reacciones sociales de las últimas elecciones. Siempre los ultras terminan atrayendo a los votantes de centro, tanto en las derechas, como en Chile o Argentina, o la izquierda de Nueva York. Macri no midió las consecuencias de someter a su pupilo Horacio Rodríguez Larreta a una pelea con la más ultra de ese espacio. ¿Se animará el ex presidente a ser el encargado de ordenar lo que él ayudó a descomponer?... Quienes lo visitaron en estos días es lo único que preguntan. Pero se despiden del ex presidente con más dudas de las que llevaron cuando fueron a verlo.
Los libertarios convalidaron nuevamente su razonamiento original que es mejor pactar con el kirchnerismo que con el PRO. Lo hicieron con Ficha Limpia, Ariel Lijo en la Corte y ahora con la AGN. Sin embargo, el mileísmo sigue ganando la batalla por el relato. Y esto sucede no solo porque la gente elige creer, aunque todo lo que se ve sea denigrante, sino porque el desmadre macrista había convalidado, la semana pasada, el nombramiento de personas aliadas con Ritondo y Grindetti en funcionarios públicos en el BAPRO de Axel Kicillof, quien por su parte obtuvo su nuevo endeudamiento.


