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Los sospechosos de siempre que unen a Menem, los Kirchner y el nuevo gobierno libertario de Milei

El estallido del caso Andis y las sospechas sobre viejos intermediarios del poder reactivaron comparaciones entre el actual gobierno de Javier Milei y los primeros años del kirchnerismo.

Con siglas, los cuatro están sospechados en la lectura de los cuadernos de Calvete

Con siglas, los cuatro están sospechados en la lectura de los cuadernos de Calvete

X (@LLA_CABA)

Cristina Fernández de Kirchner había ganado las elecciones de 2007 con absoluta autoridad, siendo la candidata más votada y le apareció la crisis del campo. Cuatro años después, con una crisis opositora sin precedente, fue a buscar a un representante sin votos pero con un gran carisma como Amado Boudou y surgió el escándalo de Ciccone Calcográfica.

Javier Milei también triunfó ante una oposición atomizada y la ruptura del peronismo en múltiples representaciones provinciales cuando, de pronto, se activan viejos fantasmas como $Libra y el escándalo de Andis.

Milei y los Kirchner, primero Néstor y luego su viuda, fueron los recolectores electorales más beneficiados, respectivamente, por las crisis del 2001 y el horrible gobierno de Alberto Fernández, quien en medio de una pandemia paralizadora, encerró a la población en una cuarentena eterna mientras él con su golpeada esposa del momento participaban de una clandestina en Olivos.

Esa ruptura de los partidos tradicionales e instituciones preexistentes, entre las cuales se deben incluir a los medios de comunicación, varios periodistas y los empresarios que se agolpaban en cámaras y uniones campeonas de los lobbies, derivó, en ambas ocasiones, en la creencia que lo nuevo iba a ser sanador. Kirchner era un ignoto gobernador de Santa Cruz que armó un proyecto en el que se montó su más refinada mujer. Milei, simplemente, un antisistema sin compromiso más que con él mismo y una dependencia emocional y personal con su hermana Karina que ponía en un segundo plano a sus pocos patrones anteriores como la familia Eurnekian.

La crisis con el campo fue una verdadera puja de poder y por el reparto de los escasos recursos que por aquel momento generaba la economía argenta, dominaba por el valor de la soja en su mejor momento. La actual es menos edificante y más lineal, con cambios que pretenden llegar a niveles jamás experimentados en el país.

Las crisis que arrojaron al poder a Kirchner y Milei los habilitó a acorralar a cuanta estructura previa osara criticar. Desde sindicatos hasta el Congreso y la Justicia. Más atrás en el tiempo, Carlos Menem, también llegado por la crisis radical de Raúl Alfonsín y la híper inflación, pudo hacer lo que quiso y hasta le era perdonado por lo “simpático” su entorno familiar y político por el cual sonaban las alarmas en todas las embajadas, fundamentalmente la norteamericana con el famoso caso Swift o IBM – Banco Nación.

Siempre el miedo paraliza y permite a los más audaces a quedarse solos cuando la tormenta pasa. Milei es un nuevo y repetido caso de ese proceso, al que un sector importantísimo del establishment, también denominado Círculo Rojo, trata de acomodarse para ver qué puede conseguir en la futura y más diminuta distribución.

Ahora parece no afectar a la “seguridad jurídica” ni al plan económico los innumerables actos de corrupción, también inscriptos en cuadernos. ¿Cómo puede ser que los mismos economistas que antes reclamaban reglas de juego claras, valores institucionales y demás formas indispensables para el buen andar comercial y económico, ahora hagan como si no pasara nada ante semejante zafarrancho, donde iniciales claves como JM, KM y SC aparecen en viejos formatos caligráficos?

Calvete
Miguel Angel Calvete, un hábil declarante que transitó por todos los partidos políticos. Tuvo excelente relación con Guillermo Moreno, fue concejal de Cambiemos e hizo increíbles negocios con el mileísmo.

Miguel Angel Calvete, un hábil declarante que transitó por todos los partidos políticos. Tuvo excelente relación con Guillermo Moreno, fue concejal de Cambiemos e hizo increíbles negocios con el mileísmo.

La gente, que trabaja de gente y vive como gente, sin tener que entrar en los laberintos del poder para saber entender por qué no funcionan las cosas, no tiene por qué saber que los equipos de “expertos” sobreviven a las castas enquistadas en el poder y los intermediarios siempre están atentos a las necesidades conducentes de los gobernantes. Algunos más, otros menos, la sofisticación no existe.

¿Cómo se le escapó a Luis Caputo que en su ministerio, impoluto, siempre observado casi personalmente, la hija de Miguel Calvette, Ornella, persona que participa de los equipos técnicos mileístas desde antes que llegaran al poder, se escondiera en un raviol desconocido del organigrama bajo la tutela de su compañero de vida Javier Cardini? Imposible. El relato de los funcionarios y funcionarias de esa cartera saben del recelo que tiene el ministro con cada contratación y su permanente vigilancia externa del “coloso” Federico Sturzenegger.

El triángulo de hierro de Javier Milei, tenía dos extremidades que actuaban independientemente pero con los mismos fines.

Las crisis siempre habilitan que la sociedad se aferre a una esperanza. Es natural que esto suceda. Pero si los informados, los que conviven con las trampas y con las trabas, hacen como si nada pasara con tal que no vuelva el kirchnerismo u otro desastre político, el ciclo del cual pretenden escapar se repetirá, inexorablemente.

Raro, Patricia Bullrich, que le reclamó a viva voz y por todos los medios que José Luis Espert aclarara su relación con Fred Machado, ahora no haya dicho nada por todo lo que pasa entre la gente con la que convive en el poder diariamente.