Karina Milei y la primera gran responsabilidad de su gestión: ¿qué hacer con Lule Menem?
Cuando la embarcación es averiada, lo primero que se tira al agua es el lastre. Al igual que el kirchnerismo, lo primero que expuso el gobierno de Javier Milei es silencio, búsqueda de culpables lejos de los responsables reales y la idea que "todo pasa". Sin relevancia en el organigrama oficial, quizás la salida "equilibrada" sea la salida de la centralidad oficial de Eduardo Lule Menem, por un lado, y Santiago Caputo, por el otro.

Otros tiempos, cuando la paz familiar reinaba, Lule entre Milei y Caputo.
¿Habrá llegado el momento de Guillermo Francos como real jefe de gabinete, con los poderes que eso conlleva? ¿O el gobierno seguirá privilegiando la estrategia, los armados y el día a día de la Casa Rosada en Karina Milei? ¿Volverá Santiago Caputo a la centralidad observada desde abril del año pasado, cuando voló por la ventana Nicolás Posse, el anterior jefe de ministros? o será parte de una negociación pactada para que "los costos sean repartidos".
En la Casa Rosada nadie se atreve a hablar. Sí a opinar y a dejar sentada alguna sentencia política, emanada desde el sentido común y la visión tradicional de la política, muy diferente a la que propuso ejecutar Javier Milei, a quien medio país fue en su ayuda pero él, paso por paso, se encargó por expulsar.
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“Caputo (Santiago) es el más criterioso y capaz de ese mundo que rodea a Milei”, empieza el relato de alguien que desde el inicio coquetea en el mundo libertario, pasando siempre muy por debajo del radar de las grandes discusiones. “Pero también es el que impuso un relato refractario, que expulsó a los sectores moderados que fueron los que ayudaron, electoralmente, al triunfo de Milei en el ballotage".
“Cuando tuvo el poder total, también había problemas. No te olvides cómo lo desautorizaba a Francos a través de sus voceros. Guillermo estuvo una semana pensando si volvía al gobierno o terminaba renunciando porque la familia le exigía eso”, relató alguien que conoció ese proceso. “O cómo se ocupó de nombrar en todos los ministerios a gente de su confianza, inclusive en el siempre crucial servicio de inteligencia argento”, completó.
Cuando se veía ese Caputo superpoderoso es que aparecieron con más virulencia los relatos salvajes de quienes eran sometidos al escarnio público a través del ejército de trols armado por el asesor presidencial. Esos comentarios iban directo a los oídos de Karina Milei, que también se preocupaba porque cada persona que pasó por su despacho, desde los armadores de $Libra hasta cientos de otros arribistas, tarde o temprano eran “bombardeados” por la prensa, de la que la hermana presidencial descree mucho más que su propio hermano.
“¿Qué estás viendo?” le preguntó, ayer muy tarde, uno de los protagonistas mediáticos de esta semana, cargada de tensiones producto de la economía, los escándalos y los cierres de lista. “Que se tiene que ir Lule Menem, por lo menos”, fue la respuesta rápida de este periodista, quien seguidamente le relató otros procesos similares observados con el kirchnerismo o el macrismo que terminaron hundiendo a esos procesos por no hacer los cambios a tiempos.
Tanto este protagonista como otros sostienen que “eso es darle la razón a Spagnuolo y a los demás”, como si eso fuese un inconveniente. Pero, a renglón seguido, repasan los sucesos escandalosos vividos en las última década y coinciden. “Sí, es una salida. El presidente no puede tener a su hermana todos los días por cadena nacional siendo vista como la jefa de la banda”.
“Pero ojo, no solo Karina o Lule son los problemas. Lo crucial en esto es dar rápidamente un golpe de timón y profesionalizar la gestión. Mientras que el kirchnerismo era el cuco, estaba todo bien, todo podía pasar. Pero ahora somos nosotros los que también estamos en este embrollo. Si no acomodamos la gestión, la profesionalizamos, estamos listos”, sentenció uno de las fuentes que hablaron con MDZ.
En el gobierno, tanto alrededor de Karina Milei como en los sectores menos radicalizados, si los hay, coinciden que luego de las elecciones de octubre próximo habrá cambios. ¿Se apresurarán a hacerlo? ¿Se acortarán los plazos si en la Provincia de Buenos Aires el resultado es adverso?
Los cambios más escuchados estaban relacionados con una reconfiguración legislativa, en la que Cristian Ritondo tomaría más responsabilidades ya que Sebastián Pareja quedaría como jefe del interbloque. Eso provocaría que Martín Menem fuera al Ejecutivo, ya sea a Interior o, directamente, en reemplazo de Guillermo Francos, que hoy por hoy es un intocable, porque aparece como el único con modales y decisiones siempre en favor del gobierno.
Si Francos se empodera, también lo hará Lisandro Catalán, siempre a tiro de decreto pero imperturbable mientras que el Jefe de Gabinete siga en funciones. ¿Y si Manuel Adorni, otro que ganó mucho poder en las cercanías de Karina Milei no asume como legislador y aterriza en otro rol dentro del gabinete nacional? Son hipótesis escuchadas desde antes de la crisis por los fondos para los discapacitados y la corrupción mileístas, que se hicieron más verosímiles tras una semana trágica para el gobierno, una más, y nunca igual a la anterior.