El triunfo del 26 de octubre no cambió los viejos vicios del Gobierno y la gestión de Javier Milei
Santiago Caputo convocó hace dos meses a legisladores “dialoguistas” a reunirse con Barry Bennet, un operador del entorno de Donald Trump, con la promesa de que tras las legislativas se abriría una etapa de diálogo y consensos. Nada de eso ocurrió y, por el contrario, todos los que participaron del encuentro hoy están freezados hasta nuevo aviso.
Javier y Karina Milei junto a Luis Caputo. La economía no despega, la inflación no cede y las reservas no suben. ¿Todo marcha de acuerdo el plan?
El Gobierno sigue destratando aliados y asumiendo, de antemano, que el único poder real es el que se detenta. Aunque para eso deba coordinar acciones políticas con el kirchnerismo, al cual siempre dice que le pondrá los clavos de la tapa de su ataúd.
Ese pacto no sólo preocupa a la mayoría de los jefes provinciales que no quieren saber nada conque Cristina Fernández de Kirchner y su hijo Máximo se queden con un miembro en la futura Suprema Corte de Justicia. Axel Kicillof, en particular, cree que también él quedará "entregado por sus primos" cuando pacten en la legislatura bonaerense por la conformación del máximo tribunal provincial.
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Los gobernadores y legisladores de Provincias Unidas y otros provenientes del peronismo feudal del noroeste parecen, que en algún momento, tienen límites. Difusos, inestables, algunas veces extorsivos, ahora objetan un artículo que pone en crisis los mínimos indispensables para el funcionamiento del sistema educativo.
Cada vez aparece más nítida una alianza más amplia de lo que se supone con el kirchnerismo mientras que Mauricio Macri masculla bronca por tanto destrato, auto infligido por no conducir a su propia tropa, a la que no le brinda futuro desde hace tres años. Por eso la diáspora de dirigentes, la indiferencia de gobernadores y la “libertad” de la mayoría de los legisladores que antes solo hacían reverencias cuando el ex presidente pasaba.
Los casos más emblemáticos de menoscabo, o al menos falta de respeto que le brindan los libertarios a quienes tienen votos, lo están experimentando los “violetas” Diego Santilli, Guillermo Montenegro y Diego Valenzuela. Le retacean manejos al ministro del Interior, le desconocen viejos compromisos al ex intendente de General Pueyrredón o le estiran los plazos de su asunción como funcionario nacional al único jefe comunal que decididamente se pasó a La Libertad Avanza.
“El Colo”, festejado tras la sensacional remontada bonaerense del 26 de octubre, mientras era nombrado como nuevo ministro le sacaron secretarías y direcciones de lo que antiguamente manejaba Lisandro Catalán.
Montenegro, quien al igual que Cristian Ritondo, otro “castigado” por Karina Milei, negoció su candidatura seccional con Sebastián Pareja pero su posible llegada al gabinete nacional con Santiago Caputo. Entonces, no sólo no es Ministro de Justicia. Debió asumir como senador provincial casi bajo protesta y amenazando volver a la Municipalidad en febrero o marzo.
Valenzuela fue, siempre, el menos ambiguo y lineal. Se fue del PRO y pasó a ser libertario tras una reunión y foto con Javier Milei. Sin embargo, aún no es el nuevo jefe de la Agencia Federal de Migraciones, que se creará para que él ingrese en el gobierno nacional. Algunos interpretan que su arribo no se dio por la terca actitud de la ministra Alejandra Monteoliva.
Extraña que Patricia Bullrich no haya hablado antes de irse con quien quiso que se quedara como sucesora. Tampoco se puede creer que si hay una decisión de la senadora y de “El Jefe” Karina Milei, la palabra de Monteoliva pueda tener tanto poder, en una gestión donde casi siempre quien no acata vuela por el aire.
Valenzuela asumirá próximamente, con dos subsecretarías y tres direcciones a cargo. Pero el presupuesto principal recaerá en la PSA, que no tendrá modificaciones en su día a día y en Migraciones, cuyas autoridades serían heredaras por la nueva Agencia.
Tensiones por el Presupuesto en el Senado
Los interlocutores del gobierno nacional perciben claramente estos maltratos o dilaciones. Por eso el Presupuesto Nacional 2026, que parecía iba a ser casi un trámite, se discutirá en el Senado con más tensiones que las previstas. No sólo por la ruptura que hubo en Diputados por la incorporación del no aprobado Capítulo XI, que pedía la derogación de las leyes que brindaban más fondos para Universidades y Discapacidad, sino que ahora se objeta el sentido del artículo 30, que elimina los mínimos indispensables para el funcionamiento de todo el sistema educativo y de investigación.
Un informe que corrió por el WhatsApp de los senadores, tanto oficialistas como opositores, detalla que del análisis del Artículo 30 elimina las garantías legales de financiamiento mínimo para áreas clave como educación, ciencia y defensa. Fundamentalmente elimina el mínimo del 6% que debe invertirse en inversión educativa todos los años del Presupuesto Nacional.
También se suprime el esquema de financiamiento progresivo para el Sistema de Ciencia, Tecnología e Innovación, que no solo afecta al Conicet sino al INTI y al INTA. Actualmente la meta establece que en el año 2032 el 1% de todo el volumen de la economía nacional debía asignarse a estos ítems. Eso, si se aprueba este nuevo presupuesto, se elimina sin ninguna contraprestación y previsibilidad futura. También se eliminan pautas presupuestarias fijadas por ley para la educación técnica nacional y el fondo nacional de Defensa, Fondef.
Según un grupo de senadores del antiguo Juntos por el Cambio, “el Artículo 30 desactiva los mecanismos automáticos de protección presupuestaria ("blindajes"). En la práctica, esto otorga al Poder Ejecutivo mayor flexibilidad para reducir el gasto público en Educación, Ciencia, Educación Técnica y Defensa, ya que no estará limitado por estas leyes que obligaban a gastar porcentajes fijos del PBI o de la recaudación”.
Esto es lo que está tensionando el tratamiento de una ley clave para el ministro Luis Caputo, que hace diez días fue “lastimado” por la decisión de su sobrino Santiago de ir “a fondo con la motosierra” incorporada en el Capítulo XI y discutida por el resto de la mesa política en la que tienen presencia Bullrich, Santilli y la dupla de Martín y “Lule” Menem. Esta interna, a su vez, se mantiene al rojo vivo.
Al igual que lo que sucedía entre Cristina Fernández de Kirchner y Alberto Fernández, cada vez que uno quiere sacar, el otro quiere poner, o impide el corrimiento del funcionario. Esta toma y daca se mantiene, sin disimulo, en cada rulo del organigrama nacional.


