¿Dónde están los "Gordos"? El pánico al efecto "Chiqui" Tapia le selló la boca al sindicalismo
La avanzada judicial sobre el patrimonio de la AFA y el círculo de Claudio "Chiqui" Tapia generó una onda expansiva que paraliza a la cúpula de la CGT. Entre el temor a investigaciones por enriquecimiento y la discusión de la reforma laboral de Javier Milei, los líderes gremiales optan por un silencio estratégico.
Llama la atención el silencio de la CGT. Foto: NA
La pregunta sigue resonando desde hace unos días, tanto en los pasillos del peronismo como ahora en el Senado, donde el PJ intenta frenar la decisión de La Libertad Avanza de aprobar antes de enero la totalidad del proyecto de reforma laboral.
Hay un efecto “Chiqui" Tapia que está inundando a todo el sindicalismo. No es sólo una cuestión de formas, sino también de contenidos y de apariencias. La mera figura del presidente de la AFA remite inmediatamente a los estilos y a la estética del sindicalismo más rancio, y a la imagen menos moderna y más corporativa que los gremios del peronismo puedan mostrar.
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No es una casualidad: el líder de la AFA fue yerno de Hugo Moyano, y por lo tanto cuñado de Pablo. Qué mejor escuela que esa para aprender las artes de la supervivencia en situaciones de riesgo. La AFA y la CGT son demasiado parecidas en eso.
La Justicia avanza investigando patrimonios y descubriendo testaferros, posibles amantes y faraónicas colecciones de autos. ¿Habrá pensado en esos peligros el jefe de la AFA cuando se le ocurrió darle el regalo a Rosario Central? Muchos de los sindicalistas argentinos hoy se miran en esas desventuras como en un espejo negro que les refleja lo peor que puede pasarle en su vida justo ahora, cuando están llegando al final de sus carreras gremiales y deberían seguir disfrutando de la buena fortuna que hicieron quien sabe como.
El pánico en la CGT: cuando el espejo judicial paraliza la protesta
El pánico por la velocidad con la Justicia está investigando los movimientos de la AFA, y especialmente todo lo vinculado la cercanía de "Chiqui" Tapia y Pablo Toviggino ya causa un impacto aterrador en el sindicalismo nacional. Por estas horas casi ninguno de los "Gordos" o "Flacos" aparece públicamente para enfrentar al Gobierno en la reforma laboral, una ley que ataca sus intereses corporativos como nunca. Podría argumentarse que hay una negociación en marcha donde algunos de los artículos de la reforma que impactan en la vida sindical terminarán eliminándose en el debate dentro del recinto del Senado. Sería lógico: ese es uno de los caminos básicos de toda negociación parlamentaria, poner para sacar, pero lo curioso es que casi todo el sindicalismo ni siquiera simula furia frente a esa discusión.
La ley de Contrato de Trabajo que Javier Milei ahora quiere modificar con su reforma tiene mucho más en juego que el imprescindible cambio en la legislación del trabajo. El fracaso en la reforma laboral significaría para el Gobierno, como sucedió con Raúl Alfonsín y Fernando De la Rúa, el quiebre y la frustración política. Milei se juega todo en esto y el PJ lo sabe: demasiada paz en el sindicalismo como para no entender qué se esta peleando.
Es cierto que aparecen algunas voces, como la de Jorge Sola, la de "Cachorro" Godoy o el colorido Rodolfo Aguiar de ATE, que cumplen con el personaje y despotrican ante quien quiera escuchar. También que Hugo Moyano convocó a una marcha a la Plaza Congreso, pero el sindicalismo profundo parece paralizado frente a semejante dilema.
Cajas, poder y el miedo a la investigación de los bienes no declarados
En materia de poder del peronismo, de cajas del sindicalismo hay tanto en juego en la reforma laboral que sólo el miedo a que las investigaciones sobre el caso Tapia y específicamente sobre la cuantiosa y obscena cantidad de bienes no declarados que aparecen a a nombre de supuestos testaferros sea la única explicación real para el silencio de los gordos de la CGT y también el resto de los sindicalistas argentinos.
El efecto "Chiqui" Tapia alcanzó así con fuerza demoledora al peronismo mucho más de lo que cualquier se hubiera pensado: el peligro de que los patrimonios de sindicalistas comienzan a ser revisados por la justicia pudo más que cualquier negociación.
Hay que recordar que cuando se sancionó la actual ley de contratos de trabajo, ni siquiera existía Internet y mucho menos el trabajo a distancia o la posibilidad de transferir fondos electrónicamente a través de cuentas, menos la facturación en línea en el ARCA. El mundo de nuestra actual ley de contrato de trabajo era un mundo de papel, analógico.
Ese es el mundo que defiende el sindicalismo argentino y en el que se han parado para conservar privilegios y pasar a tener cuantiosas fortunas en poder de supuestos trabajadores a los que nunca se les conoció otra actividad oficial, más que la de ser delegados (y no a tiempo completo) en cada uno de sus sindicatos.
Tapia, sus supuestas obscenidades económicas y la posibilidad de que de una vez por todas el negocio del fútbol- que no es otra cosa que el negocio del poder- salga a la luz, esta así prestándole un inestimable a favor al país, manteniendo boca cerradas, que en otras condiciones hubieran intentado bloquear la reforma bajo cualquier método violento. Resta saber qué caras se prestarán a la foto en la marcha convocada contra la reforma laboral por Hugo Moyano: ese pase de lista también provoca pánico y temor ante los que no quieren ser identificados en ninguna foto.

