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Claves: Javier Milei y un gabinete en construcción, Scott Bessent y las bandas, y Cristina Kirchner se ríe de la Justicia

El presidente volvió de su gira por EE.UU. Preguntas en Nueva York. Luis Caputo se confiesa por el dólar. Cuadernos y los peligros de la Justicia.

Javier Milei regresó al país. La ayuda de Scott Bessent y el futuro del dólar en la mira. 

Javier Milei regresó al país. La ayuda de Scott Bessent y el futuro del dólar en la mira. 

Se inicia otra semana para la Argentina, una nueva era para el gobierno de Javier Milei con datos clave que hay que tener en cuenta para comprender los movimientos que desde ahora va a mostrar la política y la economía hasta el 10 de diciembre, cuando mucho cambie tras la asunción del nuevo congreso.

Javier Milei volvió al país después de una nueva gira por Estados Unidos (con escala en Bolivia) donde cosechó aplausos, abrazos y felicitaciones conocidas en foros que el presidente ya mostró en otras ocasiones, o similares, pero que no cambian o hacen diferencia alguna con relación a viajes anteriores. De todas formas hubo algunas novedades para tener en cuenta.

En Nueva York, Milei pudo palpar en primera persona durante la charla que Susan Segal le organizó en el Council of The Americas (una instancia que no se le niega a ningún presidente) que uno de los principales atractivos que muestra hoy la Argentina es esencialmente el potencial de inversión en minería.

No es una casualidad que dentro de los números que el Gobierno festejó en la semana, la mejora en la inversión extranjera directa durante el segundo trimestre del 2025 estuviera a la cabeza de ese optimismo. El salto en los flujos netos hacia el país, que prácticamente cuadruplicaron los registrados en el primer trimestre, estuvieron liderados por la explotación de minas y canteras que trajeron a la Argentina unos US$ 758 millones. Así, la minería significó la mitad de los capitales que ingresaron al país en ese periodo.

Minería y bandas del dólar en la mira

Mientras las principales preguntas que debió responder el presidente en ese encuentro privado con banqueros a inversores, giraron en torno a la energía y la minería, hubo un segundo plano de interrogantes con un tema mucho más complicado y del que se tuvo que volver a encargar Luis “Toto” Caputo: el futuro del funcionamiento de las bandas cambiarias.

Así, el segundo tema a tener en cuenta a partir de esta semana, serán las señales que el gobierno de en materia de arquitectura del mercado de cambios y de la política monetaria en el próximo mes.

Scott Bessent y Luis Caputo
Scott Bessent, el secretario del Tesoro de EE.UU., representa un firme apoyo para el ministro de Economía, Luis Caputo, con una ayuda clave como es la compra de pesos reducir la volatilidad cambiaria en medio de la campaña electoral.

Scott Bessent, el secretario del Tesoro de EE.UU., representa un firme apoyo para el ministro de Economía, Luis Caputo, con una ayuda clave como es la compra de pesos reducir la volatilidad cambiaria en medio de la campaña electoral.

Luis Caputo, que también estuvo en los Estados Unidos junto a Milei, tuvo varios encuentros con banqueros y a ellos les dio algunas precisiones sobre qué piensa en el futuro para el mercado del dólar en Argentina. En una reunión privada organizada por JP Morgan, Caputo reconoció que esta vez sí pondrá en la mira la recomposición de reservas que le exige tanto el FMI, como el Tesoro de los Estados Unidos, pero que también podría haber alguna modificación en el ritmo de apertura hacia el techo y el piso de la banda cambiaria.

Es decir, tal como el Gobierno insiste, las bandas continúan, aunque cada vez pueden ser más abiertas, lo que en algún momento podría prácticamente diluirlas y transformar el esquema en un sistema de un dólar semi libre, aunque sin ponerlo en palabras.

La paz del dólar de los últimos días le dio el Gobierno la tranquilidad de poder operar más en la política y menos en los incendios financieros que debió apagar con ayuda de Scott Bessent y el tesoro de los Estados Unidos en los días previos a la elección nacional de octubre.

Y aquí está el segundo tema a tener en cuenta a partir de hoy con un interrogante: ¿se terminó la conformación estratégica del nuevo gabinete de Javier Milei o hay que esperar más cambios?

¿Más cambios en el gabinete?

Tras el triunfo rotundo de Karina Milei en la interna del gabinete libertario, Manuel Adorni deberá terminar de armar su esquema de estrategia como jefe de gabinete, compensando y equilibrando las, al menos, tres líneas que muestra el gobierno.

Aunque todavía no haya jurado en el cargo, Diego Santilli emerge hoy con mucho más poder del que cualquier hubiera pensado como ministro del Interior, arrancando una ronda de reuniones con gobernadores el viernes pasado que continuará mañana y que seguirá en el futuro como eje central de una relación de poder que es hoy la primera clave de todo el armado político de Javier Milei en el futuro inmediato.

Santilli no sólo tiene que hablar de política con los gobernadores, con los que, si no se habla de dinero, al mismo tiempo, es imposible mantener el diálogo, algo que históricamente la Argentina lo sabe, sino que además tiene que negociar votos sin demasiado tiempo como para precalentar en el cargo.

Por eso es que mientras el nuevo ministro del Interior aún no termina formalmente de dejar su banca (ya le mandó una carta a Martín Menem presentándole una renuncia que no será efectiva hasta que la Cámara de Diputados no se reúna y se la acepte) ya ejerce plenamente la función y muestra no solo músculo en el dialogo con gobernadores, sino tambien un lugar dentro de la mesa política de Milei, algo que nadie hubiera soñado hace dos meses. Santilli hace equilibrio en un esquema que parece aceptado en silencio por Santiago Caputo, el asesor que mantiene el cargo que tenía hasta ahora sin supuestamente sumar poder, algo que no parece que fuera a modificarse en lo inmediato.

Los "saldos" que dejó Guillermo Francos

Mientras tanto, no está claro que la salida de Guillermo Francos haya terminado de procesarse dentro del esquema de poder que alumbró este nuevo gabinete en transición que tiene la Casa Rosada. Hay algunas preguntas que aún no tienen respuestas: ¿todos los “protegidos” de Francos continuaran en sus cargos, o también entrarán en el futuro inmediato en un proceso de revisión bajo la batuta de Karina Milei?

Es lo que muchos se preguntan, por ejemplo sobre Daniel Scioli, que parece renovado en su cargo de secretario de Turismo, Ambiente y Deportes, pero que no está claro todavía si tiene la bendición absoluta y definitiva de Karina Milei para seguir manejando semejante cargo con una estructura que muchos envidian.

En el Senado, Patricia Bullrich, fiel a su estilo, se adelantó y ya marcó territorio reclamando la jefatura del bloque de La Libertad Avanza en esa Cámara. Ese nombramiento es casi lo mismo que una nueva declaración de guerra de la Casa Rosada a Victoria Villarruel.

Nueva guerra en el Senado

Es imposible que la paz y la armonía vayan a reinar en los próximos meses en una cámara donde, hasta ahora, La Libertad Avanza parecía casi como un invitado sin mayor poder de decisión, pero que a partir de ahora va a tener un bloque que está dispuesto a hacer mucho ruido, e inclusive a negociar bastante más que lo previsto hasta con el kirchnerismo.

El PRO no parece dispuesto hacerle ninguna resistencia a Javier Milei en el futuro cercano. Está claro que la rebelión continúa y que la bronca de Mauricio Macri no se va a terminar, pero tras la victoria de Javier Milei en las elecciones, como en todo proceso, donde aparece un ganador Inequívoco, parecen venir unos meses del mayor que tú y silencio desde el búnker amarillo.

Patricia Bullrich
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la comisión de Presupuesto y Hacienda

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, en la comisión de Presupuesto y Hacienda

Más aún cuando el libro de pases del prueba de la libertad avanza, parece seguir abierto, fueron seis Diputados, ya los que pidieron cambiar el color de su camiseta, y las caras que Macri pudo aportarle al gabinete nacional, tampoco están dispuestos a hacer ruidos extras por ahora.

El Gobierno tiene casi un solo tema por delante en este momento más allá de los ruidos que hay en torno a reformas y promesas de nuevas leyes: la estrategia es avanzar con la votación del presupuesto nacional 20 26, y hasta que se logró no se consiga, no habrá energías dispersas hacia otros objetivos.

Está claro que se seguirá debatiendo la reforma laboral, en algún momento vendrá después una reforma tributaria, de todo esto quedará colgando una reforma provisional, hay promesas de cambios en el índice de actualización de jubilación a partir de diciembre con algún refuerzo en la liquidación del aguinaldo a los jubilado, pero no mucho más que eso.

Javier Milei y Luis Caputo ya no quieren gobernar sin presupuesto

El presidente convocó a sesiones extraordinarias y el tema casi con exclusividad será el debate del Presupuesto Nacional 2026. Tanto Milei como Luis Caputo saben que no pueden seguir otro año más sin tener una ley de presupuesto . Y esto no es un mero capricho institucional, sino una necesidad imperiosa de frenar los conflictos que se le generaron en el último año al presidente por no contar con un marco legal que lo ampare.

Si el Congreso hubiera votado la asignación de partidas que implica una ley de presupuesto en tiempo y forma, el Gobierno se podría haber evitado los ruidos que le trajeron, por ejemplo, el recorte de fondos al área discapacitados, al Hospital Garrahan y eventualmente haber negociado con menos conflicto el aumento de fondos a Universidades Nacionales.

Luis Caputo

El peronismo, mientras tanto, no termina de reponerse del resultado de octubre, ni tampoco de procesar el cambio que implica la existencia de la estrategia de Axel Kicillof en la provincia de Buenos Aires.

Sin decirlo en público, los intendentes del PJ ya le pusieron un freno directo a Cristina Fernández de Kirchner y obligaron este fin de semana inclusive a que Máximo Kirchner tuviera que salir a reconocer que podría dar una pelea en la interna por la conducción del peronismo bonaerense. Es lo mínimo que podía decir cuando está virtualmente afuera del juego y sin tener casi ningún soldado que le obedezca.

Cristina sigue negando la realidad

Cristina, mientras tanto sigue protagonizando, uno de los escándalos judiciales más impresionantes que se hayan visto en la historia del país y quizás de Latinoamérica, pero mirando para el costado y simulando que el balcón de su departamento-prisión es solo una pasarela para el ejercicio de la interna.

La situación se vuelve cada día mas insostenible a la vista de la Justicia y también del peronismo que ya se niega a mantener a una reclusa por hechos gravísimos a la cabeza de la conducción partidaria.

Al mismo tiempo, la justicia sigue sin atreverse a poner en su lugar la forma en que la expresidente lleve adelante su condena en la causa Vialidad. El edificio donde debe cumplir la ejecución de esa condena, con su departamento de San José 1111 parece mas una Unidad Básica de puertas abiertas que una cárcel-departamento en la que se le consagró el privilegio de cumplir una condena.

Al escándalo del descontrol judicial de la condenada, Cristina Fernández de Kirchner suma ahora el temor que parece tener la Justicia para llevar adelante, cumpliendo ritos y formas, el mega juicio de la causa Cuadernos, en el que un zoom improvisado y desprolijo muestra a los protagonistas del mayor escándalo de corrupción del historia argentina casi riéndose en la cara del tribunal y hasta esquivando las cámaras.

El peligro de demorar un juicio clave

Este juicio, además, puede extenderse hasta cinco años, por la modalidad que tomó el tribunal oral para sustanciarlo, lo que implicaría casi diluir la seriedad de esta causa plagada de pruebas y confesiones de corrupción y coimas, como nunca se había visto en la historia reciente de la Argentina.

No sólo es un mal ejemplo para la política argentina, sino también para la ciudadanía toda que ya está haciéndose la idea que el combate a la corrupción puede ser casi un juego en el que la Justicia parece hasta tenerle miedo a una expresidente que fue condenada con pruebas, sentencia firme, como la cabeza de una organización delictiva que llevó a Argentina a la mediocridad y la degradación durante los últimos 20 años.