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La Casa Rosada es un hervidero y sus internas avanzan más allá de la libertad

El Gobierno avanza en una estrategia autodestructiva y no repara en las consecuencias de las elecciones del domingo, en las que el peronismo y el PRO casi no compitieron por las internas permanentes.
Foto: Archivo MDZ
Foto: Archivo MDZ

La Casa Rosada perdió la paz y la alegría que tenía el año pasado. Cada oficina tiene su código y su jefe y, en más de una oportunidad, es inconveniente que alguien comente lo que escucha en un lugar en otro que está a no más de veinte metros o un piso abajo. 

Multiplicado por cuarenta es lo que se vive en el Gran Buenos Aires, y por mil en todo el país. ¿Por qué? Porque avisados de la brutal interna que tienen Santiago Caputo y Karina Milei, cada concejal, coordinador o funcionario de una dependencia estatal se siente autorizado con pedir una reunión para denunciar algo que no le gusta.

Mucho de esto es lo que se está viendo en las últimas semanas cuando aparecen denuncias impresionantes en pueblos y localidades de todo el país. Sin ir más lejos, la última novedad que gira sobre uno de los armadores más importantes de "El Jefe" tiene que ver con la muerte del papa Francisco.

Dice la leyenda que Sebastián Pareja había trazado un acuerdo con la Santa Sede. Debido a esa relación el titular de la Secretaría de Integración Socio Urbana prefirió no investigar a Juan Grabois por varios de los proyectos que no habían finalizado durante la gestión de Alberto Fernández pero cuyo dinero se había depositado en las cuentas del jefe de la CTEP.

Por ese acuerdo es que no habrían avanzado en ninguna de las denuncias presentadas por la ministra Sandra Pettovello en contra de los activistas sociales ligados al fallecido Francisco. Los enconos y las rivalidades se potencian en los mentideros de todo el Gran Buenos Aires. Lo extraño es que, a pesar de ser un partido de poder, muchos prefieren seguir estando afuera, como lo confirmaron aquellos que se sumaron a Unión Renovación y Fe de Carlos Kikuchi.

Concejales de casi todas las localidades prefirieron no explicar por qué se habían ido apenas ingresaron a los legislativos locales en representación de La Libertad Avanza. Les quedan otros dos años, es cierto, de sana convivencia con los oficialismos de cada localidad, lo que les garantiza la duplicación de sus ingresos oficiales. ¿Pero no les da revisar su actitud cuando cientos de representantes del PRO ya lo han hecho? Misterios que más pronto que tarde se revelarán.

Los coordinadores que trabajan en los municipios de todo el país, y fundamentalmente los del Gran Buenos Aires, se agarran la cabeza. Observan el proceso autodestructivo del kirchnerismo, que no llegó a ser primer minoría en ninguna elección provincial hasta el momento, y no pueden creer que desde la cima del poder libertario reine más lo anarco que cualquier otra definición cercana al avance de la Libertad.

“Estamos para hacer una grandísima elección pero nos estamos matando entre nosotros. Nos obligan a cerrarle la puerta a quienes no están con nosotros”, le dijo hoy a MDZ un importante referente de la Primera Sección Electoral. Para él, es importante acordar con el PRO, pero es fundamental unificar el criterio del antikirchnerismo porque “los heridos de hoy serán nuestros enemigos de mañana dentro del propio espacio”.

El llamado a la concordia surgido desde la Casa Rosada la semana pasada sigue sin permear y no pasa las rejas de Balcarce 50. Y los precedentes de Santa Fe, Jujuy y Salta no son alentadores a la hora de observar el desenvolvimiento del mileismo sin Javier Milei. Sin embargo, el caso más asombroso es el de San Luis, en el que la dupla de senadores Bartolomé Abdala e Ivanna Arrascaeta usurparon el nombre de La Libertad Avanza y así y todo perdieron contra el diputado nacional Carlos D´Alessandro, quien tuvo que usar el sello que a nivel nacional usó alguna vez Roberto Lavagna, Luis Barrionuevo y Graciela Camaño, Tercera Posición. El gobernador Claudio Poggi se alzó con casi el 50% de los votos en disputa con una alianza entre los espacios que lo llevaron al poder hace seis años. El PJ de Alberto Rodríguez Sáa quedó segundo pero muy lejos.

La elección de la Ciudad Autónoma toma mayor importancia ante la fractura del PRO. Primero implosionó Juntos por el Cambio en varios pedazos que ahora, con paciencia, algunos quieren volver a encastrar. Ese gen autodestructivo desde hace meses lo sufre, en carne propia, el partido que creó Mauricio Macri. 

El Jefe estuvo en una confitería frente al Cabildo y no dio muestras de su molestia con Caputo. Foto: archivo.

Hoy, en medio del debate parlamentario por una nueva reforma del sistema jubilatorio, en la comisión de asuntos previsionales, la ruptura entre bullrichistas y macristas fue notable. Para asombro del ex presidente, de los doce legisladores amarillos, solo cinco acompañaron su postura y el resto se quedó del lado del oficialismo nacional.

Llamó la atención, sin embargo, el contrapunto que hubo hoy en la reunión del foro económico del IAEF, en el que hubo masiva presencia libertaria, entre ellos el presidente de la Nación. En horas del mediodía, Martín Menem había comentado que estaba muy avanzada la posible alianza entre las fuerzas de centro derecha en la Provincia de Buenos Aires donde, supuestamente, podrían vencer al peronismo kirchnerista renovador.

Minutos después, Diego Santilli, sorprendió a todos al poner en duda esa afirmación. “El colorado” no quiere ser senador provincial por la Primera Sección ni tampoco cree que le puedan dar un Ministerio tal cual se lo prometieron a Guillermo Montenegro, que tampoco se pasó al mileísmo a pesar de que el pase fue anunciado varias veces. El diputado nacional, quien pretende ser reelecto este año, recordó que él había intentado la unidad en 2021 y 2023 pero siempre hubo un reparo libertario.

Lo que no dijo es el preocupante desconcierto que viven los que cambiaron de amarillo a violeta. Algunos ya lo calfiiican de sometimiento. "Los llaman sólo para que pongan su rostro y su firma pero nunca le garantizan una participación real en la distribución del poder y mucho menos en el armado de las listas. Que puedan figurar en alguna no significa que estén donde quieran estar" dijo un funcionario de segunda categoría que lo vive en carne propia. Saltar ahora parece un riesgo que, hasta el domingo, nadie quiere tomar.