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Delia Sisro, autora de 'Asesinaron al fiscal Nisman': "Hubo 86 descuidos en la investigación"

El próximo 18 de enero se cumplirán 10 años de la muerte del fiscal Alberto Nisman, pocas horas antes de su presentación en el Congreso para explicar su imputación a Cristina Fernández de Kirchner.
Delia Sisro, la Secretaria General del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y autora del libro Asesinaron al fiscal Nisman, yo fui testigo, en la redacción de MDZ. Foto: Analía Melnik/MDZ
Delia Sisro, la Secretaria General del Ministerio de Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires y autora del libro 'Asesinaron al fiscal Nisman, yo fui testigo', en la redacción de MDZ. Foto: Analía Melnik/MDZ

En las vísperas de que se cumpla una década de la muerte del fiscal Alberto Nisman, Delia Sisro, secretaria General del Ministerio de Seguridad porteño y autora del libro Asesinaron al fiscal Nisman, yo fui testigo, conversó con MDZ sobre la actualidad del caso que "todavía hace sangrar a la sociedad" y que continúa para muchos siendo una incógnita.

En diálogo con este medio, la coproductora del documental Nisman, la víctima 86 apuntó contra los "muchos desperfectos en la investigación y en el cuidado de la escena del crimen", como las fallas en el vallado de la zona o el hecho de que las actas del caso "se escribieran en lápiz".

"Eso te hace pensar que algunos tenían la intención de hacer modificaciones", sentenció Sisro, que también celebró la reapertura de la causa y los avances en los procesamientos de figuras involucradas como el exsecretario de Seguridad Sergio Berni. A su vez, la funcionaria porteña afirmó que la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner "deberá dar las explicaciones pertinentes" sobre el Memorándum con Irán, el caso donde Nisman la había acusado de encubrir al país persa por su presunta responsabilidad en el atentado contra la AMIA. 

-Se están por cumplir diez años de la muerte del fiscal Nisman, ¿cómo recordás el día cuando te enteraste de la noticia?

- Fue un día muy especial para todos. Yo entendía perfectamente ese día que un fiscal es un abogado del Estado, y cuando se mata a alguien que trabaja en el Estado, especialmente en una investigación, no importa cuál sea, eso era un drama. Mis hijas en ese momento tenían más o menos la edad de las hijas de Nisman. Yo no estoy de acuerdo con que los chicos estén en las marchas, pero ese día dije 'tenemos que ir a la marcha del silencio'. Fue un día de lluvia estruendoso, las nenas empapadas, una quería ir al baño, y yo sentía algo de terror, no desde un miedo personal, sino de que algo grave estaba pasando. Entonces empecé a ver qué había pasado, quién era el fiscal más allá de lo que yo sabía y qué iba a pasar de ahí en adelante con las versiones de suicidio/homicidio que casi desde el primer día estaban circulando.

- ¿Qué es lo que te interpeló a vos a nivel personal que te llevó a escribir un libro al respecto?

- Yo era dirigente de una comunidad judía y tanto el libro como el documental los hice con Waldo Wolff, que en ese momento estaba en la DAIA. Yo les mandé una carta diciendo 'por favor digan algo', la DAIA tenía que estar tomando decisiones sobre qué posición iba a tomar públicamente. El fiscal Nisman era el que seguía la causa AMIA, el único que la había leído completamente, porque es enorme. Hablamos con Waldo sobre qué estaba pasando, qué fue lo que pasó, incluso barajando versiones de si se pudo haber suicidado realmente, porque en una primera instancia uno dice 'permítame sospechar', pero siempre hay que hacerse preguntas acerca de las cosas que ocurren. Y me parecía atroz, haya ocurrido lo que haya ocurrido. Años después yo dije 'la sociedad todavía sangra por la herida de la bala de Nisman', y creo que es así. Cuando un hecho está irresuelto, cuando hay tanto manoseo alrededor y todos los indicios demuestran que se trataba de ocultar algo, ahí es donde hay que poner el ojo.

- Hablás de incógnitas y encubrimiento. En el marco de la causa se hicieron dos peritajes, uno a cargo del Cuerpo Médico de la Corte Suprema de Justicia, que sostuvo no había elementos que verificaran un homicidio, y dos años después el de Gendarmería, que aseguró lo contrario. ¿Cómo se explica eso?

- La familia quería saber realmente qué era lo que había pasado. Hubo muchos desperfectos en la investigación y en el cuidado de la escena del crimen. Esa noche una persona de la Justicia escribió en lápiz el número de actas. Cualquiera sabe que si escribís en lápiz es porque eso lo podés borrar y después pasar a birome si querés cambiar algo. Tampoco se valló completa la escena del crimen. Hubo 86 descuidos de estas características. Eso te hace pensar que algunos tenían la intención de hacer modificaciones. Más allá de eso, también la Corte Suprema dijo que el fiscal muere por lo que investigaba casi inmediatamente después. Había un montón de indicios para no creer que esto había sido un suicidio, mientras que se notaba una narrativa que trataba de instalarlo. Sin ir más lejos, Cristina Fernández de Kirchner tiene dos posiciones que cambia en poquitos días, seguramente viendo la sensación térmica de la sociedad.

- ¿Hoy en día la causa está cerca de una resolución?

- No sé si nos podemos acercar a la resolución, pero este año ocurrieron algunas cosas que no son menores. Por empezar, que se abrió la causa, que en su momento el juez la había cerrado in limine sin investigar. Ahora está abierta y hay imputados. Este año particularmente el Gobierno dio la orden a la AFI (ahora SIDE) para que se abran los archivos de inteligencia. Veremos qué es lo que surge ahí. El tiempo en estos casos nunca juega a favor y cuando vos tenés un enchastre en la escena del crimen hay un montón de cosas que se perdieron para siempre. Hoy hay gente implicada que tiene que dar explicaciones: el exjefe de la Prefectura (Luis Alberto Heiler), el exjefe de la Policía (Román Di Santo) y el exsecretario de Seguridad (Sergio Berni).

- ¿El gobierno de Javier Milei podría ayudar a que la causa se desenvuelva de una manera diferente a como se venía dando previamente?

- En principio la apertura existió, es real y concreta. Veremos lo que pasa, obviamente es labor de la Justicia llevar las investigaciones. Los poderes están separados y tienen que hacer su trabajo.

- En simultáneo, la Corte rechazó un recurso de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner, que finalmente irá a juicio oral por la causa Memorándum con Irán. ¿Qué crees que va a suceder ahí?

- Con Waldo (Wolff) planteamos en el libro que el Memorándum fue otro atentado, porque de alguna manera estaba encubriendo el atentado de la AMIA. Este año la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal confirma que los iraníes estaban implicados en el atentado. Aparentemente fue un presunto encubrimiento y ella (Fernández de Kirchner) dará las explicaciones pertinentes. No podemos saber qué es lo que va a decir ni cómo lo va a decir. Creo que es muy difícil explicar ese memorándum hecho en menos de un mes y en el Día Internacional del Holocausto, vaya paradoja. Pasaron realmente cosas aterradoras para la sociedad entera, no solamente a los judíos. Tiene que ver con cierta impunidad frente a un hecho que es atroz. Esto nos tiene que llevar a pensar cómo vivimos las democracias, si hay un grupo, cualquiera sea, que no puede vivir su condición de una manera libre.

- Hay casos que dividen a las sociedades y muchas veces las opiniones tienden más a seguir las pasiones personales que los hechos. ¿Creés que la sociedad argentina va a aceptar la respuesta que el día de mañana pueda dar la Justicia?

- El caso Nisman particularmente es algo icónico en la política porque fue un caballito de batalla que marcaba o reproducía una grieta que ya existía. Las creencias están mucho más arraigadas que el pensamiento racional. Probablemente habrá un sesgo confirmatorio. Estarán aquellos que ya pensaban de una forma, entonces dirán '¿viste? Era como yo decía', y los que pensaban distinto no necesariamente porque se les muestre la verdad, sea cual sea, van a creerla. El modo en el que la gente piensa es bastante particular y no necesariamente responde a cuestiones racionales.

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