La impactante diferencia entre los que lo vieron y los que creen que Javier Milei le ganará a "la casta"

La expectativa del discurso presidencial tuvo una repercusión muy importante en los hogares de todo el país. Según IBOPE, la empresa que informa las mediciones de audiencia de todos los canales, Javier Milei fue visto por el 51% de la población, más del doble que vio el último discurso que realizó Alberto Fernández.
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La pelea sigue siendo entre "la casta" y la gente. Así lo define desde hace meses, antes de que llegara al poder, Joaquín De la Torre, quien describe que “como en su momento Lilita Carrió tenía el “honestómetro”, y ella decía quién era honesto y quién no, ahora Javier Milei tiene el “castómetro” y es él quien determina quién es casta y quién no”.
Según un informe del sociólogo Diego Corvalán, “las menciones positivas en la charla sobre el “Pacto de Mayo” superan el 82% con algo más del 17% de negatividad”. “Acuerdo”, “libertad”, “propuesta” y “oportunidad” apalancaron el diálogo asertivo sobre la convocatoria hecha por el presidente a los gobernadores.
Los considerados por la población como “la casta”, sin embargo, son menos tajantes. Son los sobrevivientes de las diferentes etapas del país y siguen siendo referentes casi indiscutidos por la grieta.
Varios dirigentes consultados por MDZ y que ya están hartos de aparecer en los diarios por declaraciones que se toman “más que parcialmente”, analizaron el discurso presidencial. La mayoría pertenece a los sectores “dialoguistas”, e inclusive alguno participa ahora del oficialismo explícito contra “la amenaza comunista”, nueva y retrasada visión tomada como propia por los neolibertarios.
Un dirigente gremial, de los pocos que contestó el mensaje, dijo sin vueltas: “Esto me hace acordar a lo que proponía Saúl Ubaldini hace cuarenta años… (N.R: Ubaldini, exsecretario general de la CGT que le hizo 14 paros generales a Raúl Alfonsín). “Para el 25 de mayo falta una eternidad… La gente cada día está peor, tiene que elegir qué pagar, los que pueden, y directamente comer los que solo tienen algo para subsistir”, declaró un importante sindicalista que, además, no se alteró por la “amenaza” lanzada por Milei exigiendo la modificación del sistema de democracia interna de los sindicatos. Avisados, ya tendrán cómo remediar ese inconveniente legal.
A las palabras de apoyo a la convocatoria del Pacto del 25 de Mayo formulada por varios gobernadores y legisladores, como así también Diego Valenzuela, el único intendente que lo apoyó desde el conurbano, el resto va a esperar qué seguirá haciendo un presidente que no lanzó ninguna “bomba” en contra del “nido de ratas” y que sólo exigió que se cumplan sus condiciones para acordar.
El sistema impuesto por el kirchnerismo, a "billeterazo" limpio para acomodar a los díscolos, sigue imperando. En este caso, porque, efectivamente, “no hay plata” y los gobernadores empezaron a dividirse en diferentes grupos. Los que respaldan los recortes y lo hacen, fundamentalmente, los de Juntos por el Cambio que heredaron gestiones en Santa Fe, Entre Ríos, Chubut, y CABA, y los que se sienten “autónomos” como los patagónicos, Córdoba, Salta y Misiones, que puede darse el lujo de apoyar y desmarcarse sin demasiados costos políticos.
Osvaldo Jaldo es el que más rápidamente se desentendió del kirchnerismo y de su antecesor, quien revestía las veces de jefe político de Tucumán, Juan Manzur. "Los tucumanos no somos así de forros", le dijo un funcionario de su gobierno a MDZ cuando se le consultó por su apoyo a Milei. El tema que no sólo es Jaldo. Los diputados nacionales tucumanos también apoyaron el proyecto de ley Bases.
En Catamarca, Raúl Jalil fue el primero que dijo que las ideas del anarco libertario eran casi de obligatorio cumplimiento. Entre los opositores acérrimos están solo Axel Kicillof, que no quiere decir nada hasta el lunes, y Ricardo Quintela, quien ya lanzó su cuasimoneda con default de deuda incluida. Gildo Insfrán, en tanto, es del que menos se espera mientras que Gustavo Melella, de Tierra del Fuego, mientras habla con Guillermo Francos se junta con todos los que se le rebelaron a Milei.
Sin embargo, en la calle, “pasan cosas”. Mientras que los asalariados regularizados temen por la continuidad de su fuente laboral y ya perciben que sus ingresos quedan muy atrasados a los fortísimos aumentos en tarifas y servicios generales, los informales también están sufriendo la abrupta caída de la actividad. Días atrás, un plomero que debía trabajar en un hogar del Gran Buenos Aires, no tenía dinero para el combustible. Jamás había pasado en los últimos tiempos.
En las estaciones de servicio, dos vehículos de tres que estaban esperando la carga no quisieron llenar parte del tanque porque sólo había a disposición el combustible “Premium”. Y los súper de cercanía ya dejan de comercializar un porcentaje importante de primeras marcas.
La construcción es donde peor se refleja la crisis, pero también los locales de los centros comerciales a cielo abierto, donde ropa y calzados casi no tienen movimiento y los locales gastronómicos ven caer su nivel de facturación.
Los niveles de distribución de comida llegan, en algunos distritos, a los niveles de la pandemia de coronavirus y, los menos dramáticos ya los comparan con octubre pasado, cuando la inflación había empezado a galopar. De nuevo vuelve a quedar en claro la exclamación del viejo experto: "¿Sabes cuánto falta para llegar al 25 de Mayo?". Paradójicamente, es el propio Javier Milei el que en la reunión de Gabinete de la semana pasada se puso esa fecha como tope. "O logramos acomodar esto o nos tenemos que ir", reconoció.