La diputada Pamela Verasay no descartó rupturas en el radicalismo

El fracaso de la ley ómnibus en el Congreso sigue generando repercusiones políticas y planteos dentro de los distintos espacios, sobre todo en el radicalismo, en donde aún se cuestionan la postura frente a los nuevos debates parlamentarios.

La vicepresidenta del Comité Nacional de la UCR y diputada nacional Pamela Verasay habló en MDZ Radio 105.5 FM y aseguró que “el radicalismo y varios radicales deberíamos subirnos a la ola reformista que se ha instalado a raíz del proceso electoral que vivió la Argentina el año pasado”.

“Lamentablemente este aire reformista o de cambio se dio en el contexto de una ciudadanía con cierta cuota de hartazgo. En la votación que hubo de probar lo nuevo bajo el lema de ‘el cambio de verdad’ ha instalado en la agenda una serie de debates que plantea hacer reformas concretas y que hay consenso, y eso se vio en el Congreso aunque no se materializó en la Ley de Bases”, reconoció.

Verasay opinó que “hubo consenso en la forma de visibilizar al Estado en el sentido de su equilibrio fiscal y de su ordenamiento de cuentas. También hubo consenso en donde había que empezar a desregular la economía para empezar a ver qué rol iba a tener el Estado en esa transformación económica. También en que hay que dar una reforma laboral”.

“Esos puntos de consenso prestan a que el radicalismo tenga que subirse a esa ola de reformas y acompañarlas”, reiteró.

Además, admitió que “el debate no es fácil porque está atravesado por un tema que lo discuten los gobernadores, que lo discutimos los representantes de las provincias y de los argentinos en el Congreso, que es el tema de los recursos. Alcanzar ese equilibrio fiscal no puede ser a costa de los jubilados, de los sectores productivos ni a costa de un esfuerzo exclusivo de las provincias”.

“El presidente (Javier) Milei ha planteado que discutamos qué servicios y a qué jurisdicción le corresponde prestar qué servicios y en base a eso disponer de los recursos”, señaló.

En este sentido, Verasay indicó que “la educación, que hoy está en discusión porque ha dejado de existir el Fonid, pone en la mesa un debate en donde se visibilizan provincias bien administradas, como es el caso de Mendoza; provincias que tienen dificultades para enfrentar los salarios de los docentes y en definitiva cuál ha sido el rol del Gobierno nacional en ese servicio que es de jurisdicción provincial”.

“El debate hay que darlo, porque si vamos a proceder a la descentralización de los servicios, de la mano tienen que venir a corregirse los recursos que en buena parte han sido concentrados en el Gobierno nacional y por eso hoy generan tensión”, añadió.

“El radicalismo – insistió - tiene que liderar el proceso de reforma; con límites, con controles. Pero no quedarse en posturas cerradas, en no querer leer lo que la ciudadanía ha planteado después del resultado electoral”.

Respecto a las dificultades en la comunicación con el Gobierno, expresó que “no era fácil todos los días escuchar un agravio. Tiene que cambiarlo el Gobierno, sobre todo pensando en su debilidad parlamentaria, necesita sí o sí mejorar la comunicación para intentar lograr consensos”.

En cuanto a la postura del radicalismo, opinó: “Para pararte en una oposición constructiva hacen falta evidencias, datos y proyectos alternativos. Si no los tenés, caemos en una oposición que qué nos diferencia del kirchnerismo si decimos que no porque no”.

“El radicalismo está lleno de matices en sus pensamientos, no quiero hablar de una fragmentación, pero sí voy a plantear con mucha fuerza la necesidad de modernizarse. Lejos vamos a estar de representar a una mayoría si no nos atrevemos a dar estos debates”, sostuvo.

Y agregó: “No hay que ser caprichosos. Si la herramienta está buena, por qué no sentarse a discutirla para mejorarla”.

En tanto, sobre los modos de Javier Milie, Verasay señaló: “Son momentos en los que hay que llamarle la atención al Gobierno nacional, dentro de su misma debilidad parlamentaria, para trabajar las leyes que plantea. Quizás requiere de nosotros un poco de templanza “.

Y aclaró: “La violencia de Javier Milei está mal; hace mal a la convivencia democrática, a cualquier tipo de canal de comunicación que uno tenga en la función pública si la piensa como un ámbito para resolver problemas”.

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