La búsqueda de un líder

El enojo de Sergio Massa y los planteos de Axel Kicillof distraen al peronismo frente a Javier Milei

La unidad monolítica de Unión por la Patria en la Cámara de Diputados dista de replicarse en los territorios provinciales. En Buenos Aires sigue el debate y los jefes reclaman coordinación.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare martes, 9 de enero de 2024 · 22:29 hs
El enojo de Sergio Massa y los planteos de Axel Kicillof distraen al peronismo frente a Javier Milei
Foto: Prensa Axel Kicillof

Sergio Massa está enojado y mezcla algunos raptos de tranquilidad con algo de furia. Siente, con algo de razón, que no lo reconocen como es debido y que su trabajo electoral, que para la mayoría de los dirigentes bonaerense y la mayoría del interior fue “impresionante”. Eso no tiene correlato con la continuidad política de Unión por la Patria.

Mientras las cuestiones personales decantan, los intendentes bonaerenses tienen una única preocupación. Sus arcas han quedado casi en default por la onerosa campaña de tres pasos y la imprevisible economía libertaria, que llega con fuertes recortes. Y hasta quienes han aumentado sustancialmente los sueldos municipales, que estaban muy atrasados en general, saben que el próximo mes deben rápidamente volver a recomponer.

“Mirá vos, cuando yo dije que el litro de nafta iba a estar $800, el único que lo retuiteó fue un economista. De los nuestros, nadie”, se quejó Massa en una de las reuniones que mantuvo con algunos intendentes días previo a la elección por el balotaje. Esa falta de sincronización perdura hasta hoy. No hay documentos conjuntos para fijar algún criterio político y todos son arrestos individuales, tanto para oponerse al DNU de Javier Milei o el aumento tarifario en la audiencia pública de la tarifa del gas.

El enojo del último candidato presidencial peronista excede el marco bonaerense y aumenta cuando sigue viendo cómo actuaron algunos gobernadores. Minucioso, sabe que “algunos compañeros quedaron con las cuentas en rojo por el aporte que hicieron para ganar y otros parece que siguen como si nada”, dijo alguien de su extrema confianza que, además, los conoce a todos y presume que pronto tendrá revancha.

“Está él y Axel (Kicillof). Después no hay más”, le dijo hoy a MDZ un intendente del Gran Buenos Aires que escuchó las quejas de Massa pero, además, supo de primera mano la presión que tuvo que soportar el gobernador bonaerense para “bancar” en el Gabinete al ministro de Desarrollo Social, Andrés “Cuervo” Larroque, o para volver a imponer a Carlos “Carli” Bianco como su ministro de Gobierno, sin abrirle el gabinete a Máximo Kirchner.

“Axel tuvo dos momentos decisivos. El último, fue cuando conformó su gabinete, y por más que a nosotros nos guste más o nos guste menos, se impuso a todas las presiones del kirchnerismo duro”, empezó con el relato el jefe comunal que ganó con mucha más diferencia que los que muchos preveían.

Sin embargo, para él, “lo más importante lo hizo en el cierre de la lista, cuando la bancó a Verónica Maggario como su vice. Ahí él dijo “es hasta acá. Me banqué un montón de cosas, pero si entrego esto, me tengo que ir yo. Y le dijo que no a todos los que pedían que la cambiara por Martín Insaurralde”.

Con el diario de los meses posteriores a las PASO si el exintendente de Lomas de Zamora hubiera estado en la fórmula provincial, “esto hubiera sido un desastre atómico para nosotros. Que no hubiera pasado fue toda de Axel”, reiteró, confirmando las presiones que hubo por parte de Máximo Kirchner, acompañado en silencio por su madre, Cristina Fernández de Kirchner, que ya había quedado algo molesta porque Kicillof nunca quiso abrirle la puerta para discutir su posible candidatura presidencial.

Máximo y Axel, enemigos íntimos

Si bien Insaurralde hoy pasó a ser un enigma, su armado provincial no podrá ser reconstruido en el corto tiempo. “Lo de Martín fue impresionante. Todos sabíamos qué representaba y qué podíamos conseguir con su ayuda. Eso desapareció, y hoy todos somos huérfanos de una figura que pudiera amalgamar diferentes procedencias en un objetivo común”, lo reivindicó.

Uno de los que quiere transformarse en un emergente de la crisis es, sin dudas, el ministro de Obras Públicas provincial, Gabriel Katopodis, quien ha pedido la colaboración de un importantísimo dirigente peronista que lo ayudará, como pocos, detrás de su objetivo de suceder a Axel Kicillof dentro de cuatro años. Habrá que ver si le dan el sí que está esperando. Idéntico a Kicillof en los modos y las formas, fue el vocero de la política provincial contra la nacional de Milei de cara al debate tarifario..

El otro que podría competir contra esta pretensión de “Kato” es Jorge Ferraresi, quien a diferencia del “griego”, es mucho más directo y frontal a la hora de decir con quién quiere estar y con quién no. Aunque todavía no lleva un mes como intendente, su vecino de Lanús, el camporista Julián Alvarez, sufrió el despegue del intendente de Avellaneda de todo lo que huela a kirchnerismo camporista y habilitó la ruptura del bloque oficialista de concejales de Unión por la Patria de los pagos que tuvo al cacique Manuel Quindimil como jefe máximo.

Belén Berrueco, cuyo hermano Ezequiel es funcionario provincial propuesto por Ferraresi, armó un monobloque que lo alejó de la mayoría en la legislatura a su par Alvarez, uno de los nuevos intendentes que trabajan desde siempre bajo las órdenes de Máximo Kirchner.

Archivado en