Opinión

Gobernar Verde es una Mendoza con el desarrollo de la bioeconomía, agrobioindustrias de triple impacto y agricultura de precisión

La matriz productiva de Mendoza no se ha agotado, pero lo que sí está agotado es el dominio de los partidos políticos que han gobernado la provincia durante los últimos 40 años. No han logrado innovar la economía, y han creado nuevos curros políticos en lugar de trabajar a favor de la poblaciòn.

Mario Vadillo
Mario Vadillo domingo, 26 de marzo de 2023 · 15:00 hs
Gobernar Verde es una Mendoza con el desarrollo de la  bioeconomía, agrobioindustrias de triple impacto y agricultura de precisión
Mario Vadillo, candidato a gobernador de Mendoza por el Partido Verde. Foto: Gentileza: Mario Vadillo

Nuestro objetivo en el Partido Verde es ir más allá del modelo agroindustrial, y adoptar un modelo de triple impacto agrobioindustrial. Este modelo permitirá generar valor agregado a través de la innovación y la sustentabilidad, y nos permitirá impulsar la eficiencia hídrica para recuperar y ampliar las áreas cultivables. Para lograr esto, es fundamental aumentar la productividad agrícola y mejorar la conservación ambiental a través de la adopción de técnicas de agricultura de precisión y de conservación. Debemos trabajar incansablemente para lograr estos objetivos, y así transformar la economía de Mendoza para el beneficio de todos los ciudadanos, no solo para unos pocos políticos.

Mendoza, ha sido de las provincias más importantes de Argentina en cuanto a producción agrícola e industrial se refiere, se encuentra en un momento crucial para volver a crecer con un desarrollo sustentable. En este sentido, la agrobioindustria se presenta como la clave para lograr un triple impacto: económico, social y ambiental.

El potencial de la bioeconomía y la agrobio industria:

La bioeconomía es un concepto clave en la agrobioindustria, ya que abarca todo lo que se realiza con seres vivos para producción alimentaria y otros fines.

Mendoza cuenta con un sector agrícola e industrial que puede aprovechar al máximo este potencial, siempre y cuando se implementen políticas públicas que fomenten la investigación, el desarrollo y la producción de bioproductos, bioinsumos, biomateriales, bioenergía y biotecnología aplicada al mejoramiento vegetal, animal y de los microorganismos.

Esta industria combina la agricultura, la biotecnología, la ingeniería y otras disciplinas para desarrollar productos de alto valor agregado a partir de materias primas de origen agrícola, como alimentos procesados, biocombustibles, productos químicos y farmacéuticos, entre otros.

La industria vitivinícola un ejemplo de la bioeconomía:

La industria vitivinícola es una de las principales actividades de la bioeconomía de base agraria en Mendoza. Con el icónico Malbec como su estandarte, y cada vez más, sus distintas regiones productoras de vino, como Luján, Maipú, Valle de Uco y Gualtallary, la industria ha logrado consolidarse en los principales mercados mundiales. A pesar de los cambios que ha sufrido en los últimos años, la bioeconomía de la vid no es homogénea y seguirá evolucionando. En términos generales, esta industria produce cinco productos tangibles y dos intangibles, todos relacionados entre sí.

Entre los productos tangibles, se encuentran las uvas de mesa, las pasas de uvas, el mosto o jugo de uva concentrado, los vinos básicos y los vinos de calidad. La zona este de Mendoza concentra la producción de mosto concentrado y vinos básicos, mientras que los oasis de Mendoza producen vinos de calidad. Los dos intangibles más destacados de la industria son los servicios ecosistémicos ambientales para ordenar el territorio, que implican la construcción de paisajes artificiales de alto valor y el turismo enológico. Estos servicios están íntimamente relacionados con los vinos de calidad, ya que cada uno agrega un valor adicional al sistema y demanda servicios de la red de riego, servicios públicos, conectividad física y virtual.

En última instancia, estos servicios constituyen un tipo de capital social diferenciado que genera valor empresarial y territorial. En este sentido, la industria vitivinícola ha evolucionado hacia dos modelos de desarrollo cada vez más diferenciados: uno cuantitativo, que representa los vinos de mesa y el mosto concentrado, y otro cualitativo o diferenciado, que representa la alianza entre vinos de calidad, enoturismo y paisaje vitivinícola.

Es importante destacar que el desarrollo de la bioeconomía de la vid es de triple impacto un impacto económico, social y ambiental.

 Los servicios ecosistémicos ambientales, como la construcción de paisajes artificiales de alto valor, tienen un efecto positivo en la calidad de vida de las comunidades locales y en la protección del medio ambiente.

Asimismo, la industria vitivinícola sigue necesitando el desarrollo de políticas públicas que fomenten la producción sostenible con los cambios necesarios en el uso del suelo para su conservación, la implementación de la presurización en el riego y la malla antigranizo con protección UV, y en conjunto la promoción del turismo enológico y de experiencias como lo promociona las plataformas online, lo que crea un un impacto significativo en la economías de los departamentos de la provincia.

La Bioeconomía que da Energía:

En Mendoza, la inversión en infraestructura de eficiencia hídrica en la impermeabilización de canales de riego no solo ayuda a optimizar el uso del agua, sino que también genera energía a través de los Pequeños Aprovechamientos Hidroeléctricos (PAH) y es una fuente de desarrollo industrial como una metalúrgica mendocina que ha montado complejas turbinas para aprovechar la energía hidroeléctrica generada por los canales de riego impermeabilizados. Es el caso de el Salto 11, en Luján de Cuyo, que aprovecha la fuerza del agua del canal Cacique Guaymallén para dar energía a 597 hogares con contaminación cero.

Esta inversión en eficiencia hídrica y energías renovables es un ejemplo de bioeconomía de triple impacto, ya que combina el uso sostenible de los recursos naturales con la creación de oportunidades económicas. Además, la generación de energía limpia a partir de los PAH permite reducir la dependencia de fuentes de energía no renovables y disminuir la huella de carbono.

Cuando impermeabilizamos los canales de riego, se puede promover la colocación en cauces de fincas y zonas aledañas a equipos para generar energía hidroeléctrica.

Cuando impermeabilizamos los canales de riego, se puede promover la colocación en cauces de fincas y zonas aledañas a equipos para generar energía hidroeléctrica -Pequeños Aprovechamientos Hidroeléctricos (PAH). En Mendoza ya hay 11 PAH que producen en conjunto 30 megavatios, los cuales proveen electricidad a fábricas y bodegas y abastecen con el sobrante al sistema interconectado de Cuyo. Con lo que se incrementará la generación de esta energía renovable, con el consiguiente ahorro económico para los productores.

Esta iniciativa también es una muestra de cómo los pequeños aprovechamientos hidroeléctricos pueden ser una alternativa a las grandes represas, ya que no requieren grandes inversiones y pueden adaptarse a las necesidades de las comunidades locales. De esta manera, se promueve el desarrollo económico y la protección del medio ambiente de manera simultánea.

La Agricultura de Precisión y Conservación:

La bioeconomía y la agricultura de precisión en Mendoza son herramientas clave en la lucha contra el cambio climático y la desertificación que afecta a la región. La falta de agua y la necesidad de terminar con el riego a manto, y la utilización excesiva de agroquímicos, ha llevado a una disminución en la productividad de los cultivos y en la calidad del suelo. Además, la falta de tela antigranizo ha causado importantes pérdidas en la producción de frutas y hortalizas.

En este contexto, la bioeconomía se presenta como una oportunidad para optimizar el uso de los recursos naturales y fomentar la producción agrícola sostenible.


La implementación de la agricultura de precisión, que utiliza tecnologías de última generación para monitorear el suelo, el clima y las necesidades de los cultivos, permite reducir el uso de agroquímicos y optimizar el riego, aumentando la eficiencia y la productividad. Además, la adopción de prácticas agroecológicas, como la rotación de cultivos y el uso de abonos orgánicos, contribuye a la regeneración del suelo y a la reducción de la erosión. La utilización de tecnologías como la teledetección, drones y el análisis de datos también puede ser útil en la lucha contra la desertificación, permitiendo una mejor gestión de los recursos hídricos y la identificación de áreas vulnerables.

En definitiva, la bioeconomía y la agricultura de precisión son herramientas clave en la lucha contra el cambio climático y la desertificación en Mendoza, permitiendo una producción agrícola más sostenible y eficiente, con un menor impacto ambiental y social.

La importancia de la eficiencia hídrica:

Mendoza lleva más de una década sufriendo la sequía de nuestros ríos y la misma ha llegado a ser sequía extrema en muchos de ellos. La provincia tiene 12.500 kilómetros de canales de riego distribuidos a lo largo y ancho de todo el territorio, y sólo 1.500 kilómetros de la red están impermeabilizados. Esto tiene consecuencias para la población y el sector vitivinícola, que padece ineficiencias en el sistema de irrigación, con altos costos y caída de la producción.

La falta de inversión en mejorar la eficiencia hídrica es uno de los principales obstáculos para el crecimiento de la agrobioindustria en Mendoza.

La desertificación y el avance urbano sobre tierra fértil también son factores que inciden en este problema. Es necesario revertir esta situación para evitar el éxodo de agricultores e industrias y para garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. Hacer represas de generación eléctrica para gastar los 1.023 millones de dólares es un desperdicio y sin visión estratégica. Volcar parte de ese dinero en Inversiones en nuestra empresa de punta Impsa, la multiplicidad de Pymes asociadas, los ingenieros, técnicos y trabajadores en los proyectos para la producción de pequeñas centrales hidroeléctrica para los canales de riego, producción de elementos y tecnología para la eficiencia de riego como el goteo, pivot, etc, 

La agrobioindustria es la clave para lograr un triple impacto económico, social y ambiental, y para poner a Mendoza como líder regional en el siglo XXI:

En conclusión, resulta fundamental que nuestra provincia implemente políticas públicas serias y coherentes para aumentar la producción de alimentos, cuidando al mismo tiempo el medio ambiente. Esto se debe a las ventajas comparativas y dinámicas que hemos sabido construir, a la institucionalidad establecida y al espíritu emprendedor de nuestros productores, elementos que debemos preservar frente a la consolidación de modelos autoritarios como el que viene desarrollando el ex gobernador Cornejo. 

Desde el Partido Verde, se promueve la idea de que la agrobioindustria es parte de la solución en la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad. En este sentido, Mendoza puede contribuir significativamente a la seguridad alimentaria mundial, produciendo alimentos de calidad, inocuos y sostenibles con bajas emisiones de gases de efecto invernadero. 

Por todo ello, Mendoza debe liderar el modelo agrobioindustrial, promoviendo una cooperación público-privada que impulse el desarrollo sostenible en la provincia y la convierta en líder regional en el siglo XXI, generando un triple impacto económico, social y ambiental.

* Mario Vadillo, precandidato a Gobernador de la provincia de Mendoza.



 

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