Juntos por el Cambio se desvanece y todos buscan sobrevivir en un nuevo esquema político
El PRO se divide entre quienes siguen, se van o intentan esperar una nueva oportunidad. Los radicales no alcanzan a tener un horizonte mínimo de expectativas y el peronismo PRO cerca del presidente.
Juntos por el Cambio, o lo que queda de ese espacio, está reseteando su futuro inmediato. Nadie se anima a decir "se acabó". Caídos por default varios seguros progresos políticos cuando terminaba 2021, ahora todo se achicó, y quedan pocos actores políticos con posibilidades de incidir, por nombre propio y también estructura, en el mediano plazo político.
Sin lugar a dudas, Jorge Macri es uno de esos actores. Por poder político, combina su “gobernación” citadina con actores de primer nivel en zonas claves del conurbano, como Soledad Martínez en Vicente López, y una excelente relación con Guillermo Montenegro en General Pueyrredón, Mar del Plata. Además, es el único sector político que puede dialogar con los dirigentes que sobrevivieron a la catástrofe bonaerense como Diego Santilli y Cristian Ritondo.
A este reducido y exclusivo club quiere sumarse Diego Valenzuela, por su rol de intendente exitoso, aunque ya todos saben que puede entrar y salir de las cercanías de Javier Milei cuando él lo disponga. Su relación con el presidente electo nació hace más de tres décadas.
Además, a pesar de ser el primo “rebelde”, siempre es Macri. Y eso suma en un partido creado por una persona de su misma sangre, Mauricio. Sus pares del PRO como Ignacio Torres, Rogelio Frigerio, Marcelo Orrego y Claudio Poggi tienen otras urgencias. En este caso, el viejo estigma que “la Ciudad se gobierna sola” le juega a favor al futuro nuevo alcalde.
Sigilosamente manda mensajes a cada uno de los actores con los que cuenta para su proyecto político para acoplar o no, según sea necesario, la carga con los legisladores municipales y provinciales electos de La Libertad Avanza. Javier Milei tomó a los funcionarios del PRO a “título personal”, lo que no implica que la derecha argenta no vire definitivamente hacia allí si las cosas marchan más o menos bien.
Otro ítem merece el peronismo republicano, representado por Miguel Ángel Pichetto y Joaquín De la Torre. Dos dirigentes que coincidieron en el menemismo y nunca perdieron contacto. Uno demostró ser un ganador y conocedor como pocos del conurbano profundo, tanto con la marca de Facundo Manes como con Patricia Bullrich, mientras que el diputado nacional siempre es un hombre de Estado. Un institucional. Ellos también juegan su propio partido sin tener que esperar una autorización de nadie, ni siquiera del propio Mauricio Macri, con quien hablan muy seguido.
En tanto en la UCR, el menos radical de todos, Martín Lousteau, es quien en mejores condiciones está de conducir los destinos del centenario partido a fines de este año, cuando termine la presidencia de Gerardo Morales. Su llegada confirmará la tensión con el PRO y tensará la relación con el oficialismo de muchos de los que hoy componen el difuso Juntos por el Cambio.

Esta fuerza, que estaba a punto de reemplazar al Frente de Todos en el poder hace sólo dos años, ahora está a punto de sufrir un desmembramiento terminal. Su crisis interna provocada por la feroz interna del año que termina tendrá consecuencias ilimitadas. Las confianzas se perdieron y los lugares donde impulsarse al poder futuro disminuyeron, fundamentalmente en la Provincia de Buenos Aires.
Más allá de que lograron acceder a una decena de gobernaciones, Juntos por el Cambio aparece hoy como una unión de caciques territoriales sin más cohesión que la necesidad de no quedar en inferioridad de condiciones o casi en soledad. Por ende, y como lo fijó el propio Javier Milei, es muy probable que la relación con el Estado Nacional sea puntual, mano a mano, y no como organización de gobernadores opositores.
El peso legislativo también es relativo. Ya se oficializó la ruptura inicial entre los que quieren votar “todo a mano alzada porque Milei lo pide” y quienes pretenden discutir algo más cuando llegue la hora de votar los proyectos de ley. “El cambio es imprescindible, pero no a cualquier costo”, sostienen los que quedaron atrapados en la “angosta avenida del medio”.
"Estamos haciendo todo mal... Bah, ya lo venimos haciendo. La gente lo vio y por eso no nos votó como pretendíamos. Quedamos terceros y lejos. Encima nuestra fórmula presidencial ya pasó a ser parte del Gabinete de Milei ¿Cómo lo explicamos? ¿Podemos decir que no tenemos nada que ver aunque no tenemos nada que ver? Es un quilombo total, y encima tenemos que volver a Mauricio para que nos guíe de nuevo", reconoce más que frustrado un integrante de primera línea de lo que era Cambiemos hasta hace muy poco.

Mendoza puja para tener el control de la Aduana: la dura disputa con Córdoba

Libragate: "Perdí US$6.000, pero hay gente que ganó mucha plata"

Adorni respaldó a Milei tras el escándalo de $LIBRA: "No hay nada que ocultar"

Las reacciones a la nota de Milei: desde "respondió todo" a "sáquenle el teléfono"

El socio de $LIBRA le puso un plazo a Milei para devolver el dinero

La desregulación avanza: el Gobierno simplificó la contratación de obras públicas

Denuncias a la Corte mendocina por nombrar 80 cargos "a dedo"
