Claves del poder

Javier Milei y el nuevo "gran acuerdo nacional" para salvar a un país roto

El presidente avizora inflación galopante y combate al delito. El acuerdo con Bullrich y Waldo Wolff para evitar piquetes. El factor inflación y el verano que viene.

Pedro Paulin
Pedro Paulin domingo, 10 de diciembre de 2023 · 21:36 hs
Javier Milei y el nuevo "gran acuerdo nacional" para salvar a un país roto
Javier Milei en su primera aparición en el balcón de Casa Rosada Foto: EFE

Javier Milei dio el único discurso honesto, tal vez demasiado, de la historia moderna. No sólo no hubo espejos de colores, dejó en claro que el país deberá arrodillarse sobre maíz durante seis meses para aprender la lección y dejar atrás la adolescente ambición del último kirchnerismo, qué fusiló el Estado para intentar evitar una derrota anunciada por la propia creadora del kirchnerismo. Más allá de su mala decisión, y peor olfato en los últimos años, Cristina Fernández de Kirchner se bajó del tren antes de la embestida, lo que hizo ante cada tragedia partidaria en las últimas dos décadas. 

Javier Milei avisó. Vendrá un país hostil, pobre, endeudado, escaso, devaluado, duro con la protesta social, inquebrantable con la llamada "casta gremial" e implacable con los gastos de la política, aunque él sabe que el achicamiento total y espartano de los gastos de diputados, senadores y ministerios no llega a los dos de los quince puntos que quiere bajar. Es una proclama de un nuevo país, donde los servicios tienen precio terrenal y los senadores, por ejemplo, trabajan mucho por un sueldo coherente, algo que no existe hoy en Argentina. 

Manos en los bolsillos. Cristina Kirchner, durante la jura.

Alberto Fernández, Cristina Fernández de Kirchner y Sergio Massa han logrado ocupar los lugares en los libros de historia. El rol inmoral de Kirchner con manos en los bolsillos mientras juraba el nuevo presidente, la cara desencajada y sombría de Alberto Fernández y la ausencia de Sergio Massa, el gran perdedor del año. Los tres lograron que ni los propios los aplaudan, y que las calles con banderas de Argentina sin colectivos le den el adiós al triunvirato que entregó estadísticamente las peores cifras en 22 años.

Los empleados indirectos de Kirchner, intentaron sin éxito empañar la jornada con chistes en redes. Jorge Rial intentó reírse del humorista Nik y el búmeran le volvió rápido en los comentarios. Lo mismo a Diego Brancatelli, con el video donde explicaba por qué no podía ganar Javier Milei. 

El agrande del Estado, comprobado empíricamente en toda la historia moderna, generó sociedades que debieron recular en chancletas para retomar el sendero de la coherencia y delegar funciones en empresarios que se dedicaron a lo mismo toda su vida, algo que debería ser lógica, pero que no aplica en Argentina hace años. La quita de empresas del estado, la eliminación de subsidios, la privatización de la obra pública y otros menesteres serán la espada de Damocles que enfrentará el ahora presidente. 

Guillermo Francos, el ejecutor de la política. 

Los 17 billones de pesos impresos por Sergio Massa para que el Titanic evite estrellarse sin capitan ni hoja de ruta, no funcionaron. La ilegalidad de la campaña del Frente de Todos fue total, se determinó y la justicia investiga el uso de dinero público, del Estado nacional, para financiar proselitismo clientelar que encima derivó en derrota histórica para el Peronismo, o lo que haya sido el experimento del finado proyecto "Massa Presidente". Milei deberá ahora pagar platos rotos de desfinaciamiento con un Gabinete achicado donde pocos entienden el juego. 

El comentario es que el hombre que entiende de política es Guillermo Francos y que Nicolás Posse viene ganando pulseadas interna a rolete mientras Sandra Pettovello mira desplumar lo que iba a ser un gigante ministerio, hoy transformada quizás en coordinadora del área. Será Francos quien se encargue de dotar de política a un Gobierno apartidario, sin territorialidad ni financiamiento para hacer un nuevo capítulo de vieja política, algo que tiene prohibido el ministro dependiente de Javier Milei. 

El Congreso entonces será un hervidero donde Martín Menem se recibirá de capitán de navío, deberá enderezar el barco en aguas muy virulentas, donde todavía quedan cargos y caras por sumarse. Tienen como objetivo ordenar un interbloque que le aporte dinamismo a Victoria Villarruel y al propio Menem, y son muy pocas las personas que conocen el funcionamiento interno del parlamento y los teléfonos de los rivales que deberán consultar para construir desde cero. 

Desafío. Martin Menem, al mando de Diputados.

El histórico Partido Demócrata de CABA organizó un brindis de fin de año con más de 300 afiliados para celebrar el desembarco de sus dirigentes en el Gobierno. El tradicional partido volvió a pisar fuerte a nivel nacional gracias a la vicepresidente de la Nación, Victoria Villarruel, 6 nuevos diputados y una senadora. Será Camila Duro la mujer que pise fuerte en el Congreso para tejer por conocer antes que el resto los vericuetos de un sistema que será el que decida el nivel de gobernabilidad que tendrá la Argentina a partir de diciembre: el ómnibus que lanzó Javier Milei necesitará aprobarse, y no son más de cinco los que entienden el juego. 

Los vasos comunicantes serán medulares, en el Congreso y los gabinetes de Nación y Ciudad, que serán el fronting frente a la protesta social. Punto a favor para Jorge Macri, ahora Seguridad dependerá de Waldo Wolff, quien tiene vínculo con Milei desde que nadie tenía y será el encargado de controlar la calle con Patricia Bullrich. La dupla Wolff-Bullrich le da a Milei la tranquilidad que no le dan algunos de los propios. 

Tándem. Bullrich y Wolff, Seguridad nacional y porteña.

Jorge Macri habló más de una vez con Milei los últimos días del mes pasado y hoy habló en privado. La relación entre ambos es muy buena y la sintonía con respecto a la prevención de combate del delito es total. Macri será el representante del territorio más en ojo de todos a partir de enero, cuando las primeras protestas, genuinas o de las frecuentes, empiecen a querer copar la calle. Será un verano a prueba para toda la dirigencia. 

 

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