Patricia Bullrich está segura de un balotaje y de que "Sergio Massa es un mito"
Patricia Bullrich cree que Sergio Massa no llegará al balotaje por la situación económica. Los últimos números y la mirada de un cacique peronista de alcance nacional. El factor "Insaurralde".
Fue ayer, después de la marcha en el barrio de Belgrano, zona de confort para el votante de Juntos por el Cambio, que no ve con buenos ojos la llegada de la antipolítica y jamás votaría a Sergio Massa. Patricia Bullrich se reunió con algunos asesores a concluir temas de la semana, son días agotadores con actividades que llegan a las 20 horas diarias, la candidata siente el cansancio, pero su equipo la ve radiante post caravana nacional, donde recuperó el cara a cara con la gente. Está persuadida de que habrá segunda vuelta, que será entre Javier Milei y ella y que finalmente la sociedad elijirá la política por sobre la antipolítica.
Después de la publicación de los supuestos audios de Carlos Melconian, el equipo de Juntos por el Cambio se convenció de que era la cristalización de su buen momento: "Nadie opera al partido obrero, no son amenaza, nos buscaron porque saben que se quedan afuera, están terminados". Por lo pronto hay algo seguro: el kirchnerismo tiene pánico de no lograr su participación en el balotaje y se lo hicieron saber los últimos números al candidato Sergio Massa.
"Lo tengo a Sergio debajo de treinta, Javier en 36 y Patricia en 31. Puede ser la peor elección del peronismo desde que existe". El diagnóstico es de uno de los dirigentes peronistas que más poder tuvo en el país, de alcance nacional y de vínculo absolutamente aceitado con consultoras, embajadas y dirigentes de mesa chica. Según este dirigente, la campaña de Massa es excelente, pero el deterioro económico no tiene forma de ser disfrazado, y el caso Martín Insaurralde terminó por exterminar las chances de balotaje.
Patricia Bullrich cree que conserva el caudal de Mauricio Macri casi en su totalidad y que el oficialismo no habrá crecido un voto de PASO a generales. El razonamiento lo asiste, la vestimenta y calzado sólo en septiembre subió casi 16%, las bebidas no alcohólicas un 14.3% y lo más peligroso: alimentos regulados un 8%, lo que permite el pesimismo de los sectores cuando se "descongelen" en enero. Ni el Gobierno cree en lo bueno, el REM del Banco Central prevé 197% de aumento en el costo de vida para los próximos doce meses. De todas formas, aunque gane Sergio Massa, Miguel Pesce no sobrevivirá media hora en su cargo y lo sabe.
"Milei es un susto, pero vamos a ser Gobierno". En la confitería Tabac, uno de los tres mayores diseñadores de la campaña de Juntos por el Cambio conversa con este cronista sobre lo que viene. "Sergio no estuvo mal, hizo todo lo que pudo, pero está terminado, es el tren fantasma, no pueden mostrar una sola cosa positiva, no tiene forma de sobrevivir". Su diagnóstico va en sintonía con el de Bullrich, creen que no existe éxito con inflación o caída del salario, en este caso las dos presentes.
Creen también que la campaña de Sergio Massa está terminada por la propia incapacidad del Gobierno de haber presentado un equipo. La figura de Cristina Kirchner quedó tan desdibujada post PASO que nadie la menciona. Alguien pudiera pensar que las autoridades del juego bonaerense, o la vida en Puerto Madero, donde el plantel kirchnerista comparte constructoras y departamentos rara vez habitados, eran parte del conocimiento de la vicepresidenta. Pero su estrategia, absolutamente repetida y exitosa, no falló: fingió demencia, no opinó del tema y reza para que su electorado no se sienta decepcionado.
Hay algo dentro del equipo cambiemita que asiste la esperanza: los cambios de discurso en el canididato liberal. La dolarización empezó a ser tenida en cuenta para un periodo más lejano, los vouchers en educación para un eventual segundo periodo sin comenzar el primero, las relaciones con el mundo fueron cambiando a medida que los números lo hacían en igual medida, todo se tiñó de cierto relativismo que puede no causar gracia en los votantes de un candidato que llegó para patear el tablero, no acomodarlo.
El jefe de Estado no habla de política, Cristina Kirchner tampoco, incluso su hijo casi no lo hace. Las postrimerías de un proyecto político que eclipsó antes de lo pensado, para dejar la marca al heredero que quiso destruirlo no una, no dos, sino tres veces, sin éxito. Tal vez la cuarta y desde adentro, sea la vencida.