Cumbre de la CELAC

Alberto Fernández priorizó lo "ideológico" y Luis Lacalle Pou lo expuso en una cumbre con poco gusto a unidad

La región se enfrenta al desafío de imponer políticas públicas por sobre matices partidarios. Luis Lacalle Pou llamó a evitar la creación de más organismos y comerciar más libremente. Alberto Fernández legitimó a Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Pedro Paulin
Pedro Paulin martes, 24 de enero de 2023 · 19:49 hs
Alberto Fernández priorizó lo "ideológico" y Luis Lacalle Pou lo expuso en una cumbre con poco gusto a unidad
Foto: Telam

Alberto Fernández volvió sobre lo mismo: unir la región, buscar comerciar más entre los países miembros de la CELAC, criticar la forma en que el mundo creció y repartió de forma desigual la riqueza, y semblantear la nueva realidad global post COVID y guerra de Ucrania. Alberto subraya lo que le sirve y tamiza lo que no, los discursos fueron buenos pero el cierre de la cumbre del organismo que nuclea el sur y el Caribe cerró con gusto ambiguo y una serie de anomalías que vale la pena pensar. 

El presidente Fernández cree que "todos los que están aquí han sido elegidos por sus pueblos". En la Nicaragua de Daniel Ortega, los crímenes de lesa humanidad se pueden elegir por color y tamaño. Presos políticos, periodistas muertos, candidatos a presidente fusilados y cárceles de tortura comprobadas y denunciadas internacionalmente en la ONU. Es cierto, Ortega ganó las elecciones cuando sumaron los votos, pero es bueno recordar que siete nicaragüenses dijeron que querían ser presidente, y con el correr de los meses fueron presos por estar "traicionando a la patria", el eslogan que nunca cambió en el mundo de los dictadores. El Consejo de Derechos Humanos de la ONU aprobó un proyecto para ser más riguroso con el monitoreo en aquel país, una herramienta que sólo se experimenta frente a dictadores.

Brasil atraviesa una serie de denuncias por mesas donde, a ojos de Jair Bolsonaro, es imposible que haya perdido la elección. Así mismo las calles de Brasil se tiñeron de sangre diez días atrás para tomar los símbolos de la democracia brasileña porque, según los liberales, no hay otra cosa que fraude electoral en el triunfo petista que trajo por tercera vez a Lula al poder, otro dato que omitió Alberto Fernández y que hace ruido en la región. No fueron elecciones claras. Escuchaba atento Gustavo Petro, quien tiene sus problemas internos con facturas por su pasado guerrillero. El economista no niega su pasado en el temible M-19 que dejó miles de muertos en los '70, al compás de la AAA peronista y el desembarco de sangre de Montoneros en la contraofensiva que nunca nadie asumió.

Miguel Díaz-Canel, heredero de la dictadura castrista comprobada hasta el hartazgo por todos los organismos internacionales, escuchó casi en silencio todas las frases incómodas. No fue ni será un líder regional, pero sí representa un gobierno que hace sesenta años terminó con una dictadura cruel como la de Fulgencio Batista para imponer otra, cambiar de patrón ideológico y apresar y fusilar opositores, homosexuales, dirigentes políticos y sospechados de, como siempre, "traicionar la Revolución". 

Venezuela fue respaldada por un presidente argentino que tiene dirigentes de peso como su ministro de Economía que explican por qué Venezuela es una dictadura. Pero a su vez, como si la situación pudiera ser más anómala, el par chileno (Gabriel Boric), otrora comunista, ha dicho que no se respetan los Derechos Humanos y que está lesionada la democracia bolivariana, algo que a nadie sorprende tras los fusilamientos en Táchira y la constante violencia a la que Nicolás Maduro somete al pueblo y que generó el aterrizaje de 173 mil venezolanos en nuestro país. Corren por la frontera, se escapan en cajas y por la selva, ¿quién puede pensar que quienes se arriesgan a ser asesinados por los grupos paramilitares están escapando de una democracia?.

Uruguay se encamina a ser el faro liberal o no populista de la región, y los conceptos de Luis Lacalle Pou fueron tan sencillos como certeros. No hace falta seguir creando organismos y más instituciones, hace falta respetar lo que hay, crear más comercio libre entre los integrantes de la CELAC y dar por terminada la ideología mal entendida de la región. Eso sí, aclaró el charrúa, él representa un Estado, no un partido político. Las cosas claras, Uruguay ha determinado políticas públicas que no se han visto modificadas con el paso de blancos y colorados, frenteamplistas o conservadores. Es por eso que el rol de Carlos "Pájaro" Enciso, el embajador en Argentina, es ponderado por liberales y conservadores, más allá de la estima personal que se puedan tener entre presidentes, las políticas de Estado no se modifican por quién se imponga en una elección presidencial. 

Alberto fue el líder del organismo y logró asistencia casi perfecta con la ausencia dictatorial de Nicolás Maduro, azuzado por las críticas opositoras. Quienes saben, dicen que Patricia Bullrich se enteró que se bajaba el caraqueño estando en el sur con Mauricio Macri, lo que a sus ojos le valió de cucarda para heredar Juntos por el Cambio. 

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