Indebida intromisión de embajador argentino
En momento en que la clase política chilena comienza a delinear una nueva hoja de ruta que refleje el sentir de la ciudadanía, llegan a nuestro país declaraciones inoportunas e injustas del embajador argentino en Chile.
Chile viene saliendo de un angustioso y traumático proceso constituyente, que concluyó con un categórico y contundente triunfo de la opción rechazo a la propuesta de nueva constitución, en un evento electoral que tuvo niveles históricos de participación ciudadana. El 62% de los chilenos, de forma amplia y transversal, dijo “no” a un texto con ribetes refundacionales, que ignoraba nuestra rica tradición constitucional para convertirnos en un estado plurinacional. Durante un año, los convencionales se dedicaron a todo, menos a cumplir con el encargo encomendado: hacer una nueva y buena Constitución, que uniera a los chilenos.
El texto propuesto, como nunca en la historia, dividió profundamente a los chilenos. De ahí la importancia que tuvo durante la campaña la idea de que el texto propuesto no cumplía con la condición de ser la “casa de todos”, sino que sólo la “casa de algunos”. La polarización, junto a la descomedida intervención electoral del gobierno, hizo que millones de chilenos demócratas, de
izquierda y derecha, alzaran la voz para rechazar el mal texto. Por primera vez en años, una gran mayoría de chilenos dejaba de lado sus diferencia ideológicas para poner al país por delante. Así fue como amplios sectores de centro y centroizquierda asumieron un rol de liderazgo en la campaña del rechazo.

Los grandes responsables del fracaso de la opción apruebo fueron el propio gobierno del Presidente Gabriel Boric, quien desde temprano asumió como su jefe de campaña, y los ex convencionales vinculados a una centroizquierda más progresista y radical. Con ánimo revanchista, maximalista y refundacional, estos últimos pretendieron imponer una visión y mirada de la sociedad chilena que no se condecía con la realidad, historia y tradición chilena. Ello generó una profunda división y polarización entre los chilenos, primando finalmente el sentido común por sobre la ideología.
Hoy Chile enfrenta una encrucijada. ¿Cómo hacer una nueva y buena Constitución en un ambiente de concordia y unidad? Y el embajador argentino en Chile, cuál comentarista político, se despachó unas desafortunadas declaraciones sobre la contingencia chilena en una radio de Buenos Aires, abordando una serie de materias de política interna que generaron molestia. “Es un problema que suele tener la derecha y el progresismo.

La derecha dice cosas que no son ciertas, pero, a pesar de no ser ciertas, se entienden fácil, y el progresismo dice cosas que son ciertas, pero que para poder explicarlas necesita que le presten atención, entonces acá pasó eso”, sentenció el embajador. Junto con tomar partido por la opción apruebo, en esta oportunidad el diplomático y ex Canciller trasandino ofende al 62% de los chilenos, quienes votaron rechazo de manera abrumadora y transversal, en una elección histórica. Rechazar la nueva Constitución no fue un asunto de derecha e izquierda, pero al parecer su misión personal consiste en aportar a la división y no a la unidad de los chilenos.
Aunque su estilo polémico es conocido, cabe preguntarse si sus palabras interpretan o representan al gobierno argentino. En todo caso, la complicidad del gobierno progresista chileno con su par trasandino, seguramente salvarán nuevamente al embajador de una merecida nota de protesta.
* Francisco Orrego Bauzá es abogado y columnista chileno

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