Algo, una migaja de racionalidad
El episodio político de ayer, la tragicomedia a la que fuimos sometidos los argentinos, asemeja un film de ciencia ficción donde la
realidad racional es lo único que está 100% ausente.
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En el avión de retorno de Washington, luego de 24 días de asumida y después de haber vuelto a “explicar lo inexplicable” y afirmar las habituales inconsistencias y banalidades frente a burócratas y fondos de todo tipo, Silvina Batakis ya estaba decapitada. A su retorno, con su vestimenta estrafalaria, no obstante, se plantó y pidió (exigió) el Banco Nación. Y lo obtuvo.
Al mismo tiempo, Eduardo Hecker el presidente del Banco Nación hasta ese momento, en un acto oficial en Catamarca, demudado se enteraba de su inminente salida. Pero no queda derrotado, tendría su lugar en el Banco Central. Dignidad personal ausente. Batakis y Hecker continúan en la burocracia estatal.
Sergio Massa de superministro, pero no tan súper como pretendía. La AFIP queda en manos del kirchnerismo. El área de Energía, aún estando dentro de su ministerio, sigue siendo camporista. La Anses también continúa con Fernanda Raverta, situación similar al PAMI. La mayoría de las cajas quedan en control de Cristina. Habrá que ver qué pasa con el Banco Central, otro de los sitios que Massa quería liderar (pero donde por ahora sigue el mendocino Pesce).
Daniel Scioli, en el subsuelo de la dignidad personal, vuelve ¡a la embajada en Brasil! Lo hará con fe y esperanza. Beliz, con sus zapatitos embarrados, renuncia enojado y se despide pidiendo que “Dios los guarde”. Encomendados al Señor. El ex ministro de Agricultura Domínguez guardó cierta postura honorable y se fue a su casa.
Cristina ha avalado toda esta movida. No está ausente, hay un periodo de transición pacífica, pero sólo un período que requiere de resultados mínimos. El problema central es que es imperioso dejar de gastar y emitir. ¿Esto es concordante con la idea kirchnerista? Parece muy difícil, casi imposible.
El problema central es que es imperioso dejar de gastar y emitir.
Y entonces quedaría tratar de ir llevando la realidad como se pueda hasta el 2023. ¿Será posible? En medio del aquelarre, el presidente Alberto Fernández queda devaluado y acompañado por un grupo cada vez menor de funcionarios propios. Su presencia es casi testimonial, pero necesaria para algo trascendente; es el que firma y por esa responsabilidad se queda Vilma Ibarra. Es el reaseguro jurídico personal de Alberto.
Sergio Massa tiene el desafío más grande de su carrera política. Se hace cargo de tres carteras como "superministro". Cuenta con su fuerte ambición política y decisión personal, asume junto a Cristina una mayor cuota de poder y responsabilidad.
Tiene el apoyo, que no es menor, de un grupo de empresarios cercanos y tiene a su favor algo que deviene de la desventura. La situación del país es muy grave, por lo que con algo de buenas prácticas y sentido común, no sería difícil encontrar mejoras. La ciudadanía necesita, depende, implora, mínima racionalidad. No la vuelvan a defraudar. No hay tiempo ni espacio.

