Claves del poder

Cristina Kirchner en pánico: cree que Alberto Fernández decidirá quién pierde el año que viene

La vicepresidenta no logra disciplinar al PJ y la ansiedad en el Instituto Patria crece. El rol de Máximo Kirchner como portavoz. Alberto Fernández se mantiene enfocado en la gestión y en su salud. El factor Macri de cara al 2023.

Pedro Paulin
Pedro Paulin domingo, 20 de noviembre de 2022 · 10:33 hs
Cristina Kirchner en pánico: cree que Alberto Fernández decidirá quién pierde el año que viene
Foto: Noticias Argentinas

"Lo único que me importa es el tema económico, la gestión, no me interesa qué dice o deja de decir en sus actos Cristina, es tema de ella". La respuesta de Alberto Fernández al gobernador que lo llamó después del discurso de La Plata que dio Cristina Kirchner por el acto de la militancia fue seca y sin segundas lecturas, no quiso perder tiempo antes de cenar la sopa de arroz y su pera rallada de postre.

No le interesa, le sacó la mirada a Cristina y Máximo, a quien no respeta intelectualmente, es más, la gira internacional lo dejó fuerte anímicamente, más allá de la dolencia que le provocó el vahído antes del comienzo del G20. "O sea que Macron me llama para que interceda, Kristalina dice antes de empezar el G20 que yo y el indio somos los únicos capaces de enderezar el tema Ucrania, pero acá lo importante es la interna de La Cámpora... están mal de la cabeza", le dijo Alberto a su estrecho colaborador que lo acompañó en el viaje. El presidente no puede digerir que la prensa local sea crítica de la gestión y no se pondere su rol en el extranjero, donde en rigor de verdad Emanuel Macron lo posicionó y jerarquizó durante su visita. Los médicos en privado le confirmaron que lo que lo aqueja es el estrés, no otra cosa.

Cristina, cuya lacónica verba preocupa al enumerar datos y cifras irreales en términos históricos cuando habla, es consciente de que la teoría del referí aplica al escenario, y en el Instituto Patria ya padecen los síntomas de la ansiedad con reuniones a contra reloj e intentos vagos de seguir criticando al Presidente. Saben que Alberto va a imponer criterio de interna en todos lados, algo que va en contra del gen cristinista, donde CFK decide quién juega en dónde sin importar demasiado el currículum. Tal es el caso de su hijo, quien sólo acepta charlas amables en zonas de confort que simulan periodismo. Llegó a decir Máximo Kirchner que CFK se sentaría con la máxima autoridad de Clarín, Héctor Magnetto, a dialogar, algo que cristaliza a gritos la debilidad de la dupla Kirchner por estos días. 

Los gobiernos de los Fernández caminan por senderos cada vez más lejanos, donde la pax planteada dos semanas atrás se respeta más allá del petardismo del ya para nada joven Máximo y sus viscerales compañeros de la revolución tardía y en sepia. Tal es el caso de Andrés Larroque, quien suele disculparse por WhatsApp con Alberto Fernández tras envalentonarse cuando habla con medios de comunicación cuya única existencia se explica a través del sistema de pauta publicitaria oficial. Así, en el cristinismo ven a Alberto como una amenaza de cara a las PASO, que quieren evitar a como dé lugar y trabajan para eso. Creen que no puede ganar, pero sí ser quien firme el epitafio del kirchnerismo tal como lo conocemos

La respuesta, de nuevo tajante, no tardó en llegar: "No me jodan, no tienen los votos, de qué están hablando ustedes", le respondió el Presidente a un amigo que lo consultó en un grupo de chat donde están los más cercanos que querían saber si opinaría sobre el fin de las PASO. Máximo Kirchner se entrevistó amigablemente con Tomás Rebord, un entusiasta youtuber que hizo lo mejor que pudo con el hijo presidencial, que entre cigarrillos y mate con un look marginal ironizó sobre dirigentes y formas de pensar que no son la de él, que sigue siendo una incógnita. Una nueva versión de Máximo, que junto con Mayra Mendoza, la intendenta camporista de Quilmes, se agarró de un paravalanchas para despejar dudas sobre inexistente pasado en un estadio de fútbol. Fue sujetado por una pierna para evitar el papelón y eligió la quietud tras dos movimientos torpes.

Los factores que Alberto tiene en la cabeza antes de llegar a las primarias del año que viene: la inflación a la baja, recuperación de consumo, reforzar el apoyo de la líder del FMI, Kristalina Georgieva, de cara al 2023 y disciplinar el mapa gremial / movimientos sociales antes de diciembre. También razona en privado la importancia de democratizar el juego en todos los municipios, evitar la tradición peronista del "dedazo" y avanzar con su propio armado en distintos lugares. "Si son tan buenos, abran las internas y arrasen en todos lados, déjense de joder con los candidatos a dedo", escuchó enfurecido Fernando Espinoza, intendente matancero que atraviesa sus peores días por la denuncia de abuso sexual que recibió de una exsecretaria. Un dirigente que lo conoce hace quince años jura en privado que es una operación de prensa propia de una chica que no lo acompañaba en la diaria: "Nunca, jamás, en doce años tuvo un quilimbo con minas, y de repente una noche se volvió loco...  no es serio, la mina está loca", aseguró a este medio su confidente.

Cristina tuvo un giro discursivo que pasó de largo: empezó a reconocer la importancia de la guerra en el impacto de la economía local, algo que negaba antes, y repitió como un loro lo sustancial de ir a elecciones juntos, otro concepto que evitó siempre. Si bien Alberto está distanciado y no le interesa revincularse con Cristina, es consciente de que a medida que el núcleo de la vicepresidente se achica y crece Patricia Bullrich o Mauricio Macri, las posibilidades de que sus hijos vayan presos aumentan, ya que se terminaría la injerencia histórica de Cristina en algunos escurridizos jueces que el macrismo no se animó a sacar de la cancha cuando tuvo la oportunidad por la composición del Consejo de la Magistratura. 

En el Gobierno miran el calendario como los presos, quieren que el mundial empiece, termine, llegue el verano y en un parpadeo haber terminado la gestión. Así lo siente el entorno de Alberto Fernández, que sabe que después del mundial vendrán dos semanas en las que el catalizador de un desastre puede aparecer en cualquier momento producto de la pobreza en el conurbano. Intendentes se lo hicieron saber a Axel Kicillof y a Sergio Berni, quien ya no goza del apoyo de Cristina Kirchner y no tiene relación ni afecto por el Presidente. Los jefes comunales no encuentran vasos comunicantes con el gobernador, cuyas formas estudiantiles rompen puentes y generan hostilidades a diario. Síntomas de un pasado de política universitaria que se resiste a morir. 

MDZ publicó en exclusivo ayer que YPF está detrás de la compra de un avión de lujo para nueve personas capaz de volar a alta velocidad sin escalas durante 6.148 kilómetros y la información está confirmada. En la secretaría de Energía que comanda Pablo González se sabe que el avión costará cerca de 20 millones de dólares y que es necesario para la empresa. La compra del avión llegó a los oídos presidenciales, que dio el "ok" y encontró lógica la decisión de comprar la aeronave para dar por terminada la época de alquileres caros para trasladar personal jerárquico a Vaca Muerta. 

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