Mensaje secreto

El mapa misterioso que Cristina Fernández de Kirchner escondió en su última carta

La carta pública de la vicepresidenta era mucho más que una crítica al gobierno de Alberto Fernández por el rumbo económico y las medidas adoptadas en un año electoral. Encriptado entre sus letras ofrecía un camino de salida que permitió destrabar el conflicto. Los detalles.

Mariano Bustos
Mariano Bustos domingo, 19 de septiembre de 2021 · 06:50 hs
El mapa misterioso que Cristina Fernández de Kirchner escondió en su última carta
Foto: Prensa Diputados

Una vez más la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a sorprender a quienes subestiman su poder. La crisis en la Casa Rosada parecía ser una oportunidad para que Alberto Fernández, de una vez por todas, se decidiera a oficiar de presidente y se impusiera sobre las presiones de su vicepresidenta. Sin embargo, volvió a relucir el poder que tiene la expresidenta y fue ella la que le abrió la puerta al jefe del Ejecutivo para alcanzar un acuerdo que ya parecía imposible. Y las claves, el mapa para salir del laberinto, lo escondió en una carta pública a la que todos tuvieron acceso.

El viernes en horas del mediodía reinaba la incertidumbre. De a poco parecía que la situación comenzaba a tomar rumbo y se especulaba con la pronta oficialización de cambios en el gabinete. En medio de ese contexto, cerca de las 14, una persona identificada con La Cámpora hizo un comentario que pareció más un deseo que una afirmación: "No vaya a ser que dentro de unos días me llames para decirme 'al final la carta de Cristina terminó siendo ordenadora'".

Con el correr de las horas esas palabras fueron adquiriendo otro significado. El primer indicador fue la renuncia de Juan Pablo Biondi, mano derecha de Alberto Fernández y vocero del mandatario. En su carta Cristina Fernández de Kirchner lo había cuestionado con dureza acusándolo de montar operaciones y filtrar información. Pero en realidad, lo que hizo Cristina fue mucho más que eso...ofreció una alternativa.

Hasta entonces, el blanco de las críticas era Santiago Cafiero. Era el jefe del Gabinete el que todos apuntaban como la figura que debía dejar el gabinete. Y Alberto Fernández había dejado claro eso no iba a aceptarlo. Fue Cristina la que abrió una nueva posibilidad y le ofreció a Fernández una salida. Se queda Cafiero, pero a cambio de Biondi. Y Biondi se fue.

El otro dato sustancioso sobre el mensaje que escondió Cristina Fernández en una carta que vieron todos los argentinos es que Santiago Cafiero podía seguir, pero no como jefe de Gabinete. Para ese lugar la propia vicepresidenta menciona en su carta a Juan Manzur. El gobernador tucumano ya se había juntado con Alberto Fernández y los rumores eran que lo quería como ministro del Interior. Es decir en el lugar de Wado de Pedro, camporista leal a Cristina.

Alberto Fernández junto a Wado de Pedro.

En solo un párrafo, Cristina Fernández de Kirchner deja dos conceptos. Acepto a Manzur, pero a Wado de Pedro no lo sacan del Ministerio del Interior. "Le propuse nombres como el del Gobernador Juan Manzur para la Jefatura de Gabinete. Sé que sorprenderá mi propuesta, es de público y notorio las diferencias ya superadas que he tenido con quien fuera mi Ministro de Salud desde el año 2009", remarca en su carta y el mensaje llegó claro a la Casa Rosada. Luz verde para Manzur pero para la jefatura de Gabinete.

Pero además, la señal no solo le llegó a Alberto Fernández sino también al propio Manzur. Uno de los inconvenientes que estaban complicando aún más la conformación del nuevo gabinete era la dificultad de convencer a figuras del peronismo que se subieran a un barco que estaba transitando un fuerte temporal y con un capitán desautorizado. Con la carta de Cristina Fernández de Kirchner, el viento amainó. No se detuvo, pero fue menor.

Incluso en algunas confirmaciones se puede confirmar que esa carta finalmente fue ordenadora. Es el caso de la continuidad de Martín Guzmán en el ministerio de Economía. En los audios de Fernanda Vallejos -diputada y economista K- la figura de Guzmán era vapuleada. La carta de Cristina Kirchner lo rescata y ratifica que ella misma lo llamó para aclararle que en ningún momento exigió su salida. 

Eso si, el contenido de la misiva también marca ciertos pasos a seguir en materia económica y habrá que esperar para saber si se toman decisiones en ese sentido. Pero está claro que dentro de las expresiones vertidas por la vicepresidenta se escondía una oferta. Marcaba un camino para empezar a salir de un laberinto que es extenso y que puede volver a enredarse.

El cachetazo que recibió el Frente de Todos el domingo 12 de septiembre fue histórico. Por primera vez el peronismo perdió una elección en la que se presentaron juntos en una misma lista y en un solo frente. Se quebró el “mito” de que el Peronismo unido es garantía de victoria electoral. Pero rápidamente quedó a las claras que esa unidad no existía. Era una unidad virtual, netamente electoral.

Las heridas que se han abierto aún no han cicatrizado pero el Frente de Todos tiene la necesidad de pararse rápido. El nuevo round está por comenzar y necesitan oxígeno para intentar aguantar la pelea hasta el final. El oficialismo llega golpeado, desmoralizado e incapaz de ver con claridad. Pero en el boxeo, a diferencia de otros deportes, ninguna pelea está perdida hasta que suene la última campana.

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