Perth

Cómo se vive en la ciudad que hace un año le ganó al Covid sin vacunas y con sus escuelas abiertas

El empresario argentino Diego Berazategui vive en la capital de Australia occidental desde hace doce años. Relata su experiencia de vivir en una ciudad en la que se controló la pandemia. Comercios y escuelas abiertas, sin restricciones sociales y con un crecimiento económico que no se detiene

Horacio Alonso
Horacio Alonso lunes, 7 de junio de 2021 · 08:29 hs
Cómo se vive en la ciudad que hace un año le ganó al Covid sin vacunas y con sus escuelas abiertas
Foto: Pixaba

“Lo único que no se puede hacer es viajar con la libertad que se hacía antes. Sobre el resto, llevamos una vida normal”. Diego Berazategui es un empresario argentino que, desde el 2009, vive en Perth, la capital de Australia occidental, una ciudad de más de 2 millones de habitantes que hace más de un año no registra muertos por Covid y los contagios, desde entonces, son contados con los dedos de la mano.

“Desde el inicio de la pandemia se produjeron menos de 10 fallecimientos, fueron al comienzo y de gente que llegaba del exterior en algún crucero. La eficiencia con la que se enfrentó al coronavirus permitió que el impacto de la enfermedad, en el día a día de la gente y en la economía, fuera mínimo”, explica a MDZ.

Los hechos lo demuestran. Cuando el mundo se conmovía por la aparición del Covid, Australia aplicó una dura cuarentena por un mes, con cierres de comercios, shoppings, espectáculos deportivos, cines. También se recomendó a la gente a no salir de sus casas y trabajar bajo la modalidad del home office. Pasado ese tiempo, se avanzó en una apertura progresiva con la particularidad de no obligar a utilizar barbijos.

“El secreto fue hacer muchísimos testeos, rastreo rápido y aislamiento. La positividad, en el pico de la pandemia, fue de 2,5%. Luego bajó a 0,05%. Todo se hizo para evitar la transmisión comunitaria. Y se logró” agrega. En la Argentina, en estos días, la positividad es del 30%.

Esporádicamente, aparecieron algunos contagios más, por gente que provenía del exterior por cuestiones de trabajo. Al final del 2020, se aplicó una cuarentena por dos semanas. “Esta vez, sí, había que utilizar barbijos” dice Berazategui. En abril hubo tres días de cierre por algunos casos importados detectados.

Son datos que sirven para la estadística ya que no impacta en la vida cotidiana. “La gente cree que vive en la mejor ciudad del mundo. Hay muchísima confianza y eso se siente en el apoyo a las autoridades. En la última elección legislativa, el partido de gobierno ganó casi todas las bancas. Sólo le quedaron tres a la oposición” destaca el empresario.

Berazategui está casado y tiene dos hijos. Tomás de 4 años, que concurre a guardería, y Emma, de 6, que está en primaria. El más chico, en el principio de la pandemia, no concurrió al colegio por una semana. Sólo iban los hijos de padres con trabajos esenciales. “Emma no perdió ni un día de clases”, remarca el empresario.

Según relata, la gente hace una vida normal. Los restaurantes están abiertos sin restricciones. Lo mismo sucede con los encuentros familiares y sociales. No hay ningún tipo de limitación. Los partidos de fútbol o de rugby se realizan con público y cada persona tiene un sistema de código para que, en caso de algún contagio, pueda ser rastreado todos los lugares a los que concurrió.

Hay cierres de fronteras internos, entre provincia y provincia, cuando se detecta algún caso en un distrito vecino pero la actividad industrial y comercial se mantuvo todo el tiempo en funcionamiento.

El patio de comida de Ikea – la conocida tienda de muebles y decoración – es una muestra. Este fin de semana, en la sucursal de Perth, estuvo repleto de gente, sin barbijos, como una imagen que, en otros países, sólo podía verse antes de la pandemia.

Lo mismo sucede en las plazas y lugares públicos. “La gente hace una vida normal”, explica.

La gran confianza de la población hace que la economía mantenga el crecimiento que venía registrando antes de la pandemia. Un dato que refleja esa tendencia es que las propiedades tuvieron un aumento del 10%.

Otro sector con fuerte alza es el de la minería. Las exportaciones de hierro – representan el 50% de las de todo el sector – pasaron de u$s120.000 millones a u$s200.000 en el último año. Esto se debió a que Australia aprovechó la caída de la actividad de otros países afectados por la pandemia.

El sector turístico – una de las principales actividades económicas - fue uno de los más afectados, como el de la gastronomía, por lo que el gobierno dispuso una ayuda de 1.500 dólares australianos por cada empleado si la facturación bajaba más de 30%.

La llegada de personas está limitada por las pocas frecuencias de vuelos al exterior que hay y, además, porque se requiere hace cuarentenas de hasta 14 días en hoteles, a costa del viajero.

En toda Australia, la vacunación no tiene un ritmo elevado como otros países que están venciendo al Covid. “Como tenían la situación controlada por la política que estaban aplicando, al principio no se apuraron por traer vacunas. Se analizó lo que pasaba con AstraZeneca, que era una de las que importancia iba a tener. Los centros de vacunación están, prácticamente, vacíos. Recién ahora es un tema que parece que va a empezar a tener más importancia” señaló Berazategui.

En Australia, sólo 2,2% de la población está vacunada con dos dosis y 17%, con una. La otra vacuna que se aplica es Pfizer.

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