Crónicas

Ezeiza y las "dos libertades"

La crónica de un argentino que volvió del exterior y vivió en carne propia los problemas que hay en el ingreso.

El Colibrí martes, 29 de junio de 2021 · 12:19 hs
Ezeiza y las "dos libertades"
Foto: Télam

En ésta época de pandemia mundial, observamos diversas medidas que los estados van tomando para morigerar el impacto del virus, tanto en la salud como en la economía de sus habitantes.

En relación a esa diversidad de medidas, hay tantas opiniones y ejemplos que nos agobian.

Lo cierto y concreto, es que una pandemia que está costando millones de vidas de personas y dolores inconmensurables, ocurre en un tiempo en que la humanidad presumía de su poderío frente a casi todo lo malo que la pusiera en riesgo.

A partir del Covid, comenzamos a incorporar frases como ¨nueva normalidad ¨ y sus consecuencias. La mayoría de ellas significan una limitación a la libertad humana; uno de los derechos humanos esenciales, mínimos. Esta constricción de la libertad también se vio afectada por medidas aconsejadas por algunos que son expertos y otros no tanto, y los gobiernos fueron ensayando conforme sus resultados. Nosotros, los ciudadanos, aceptando por temor, por solidaridad, por cuidado responsable u otro motivo; con la finalidad de salir lo mejor posible de la pandemia.

Los controles en Ezeiza son diversos: pocos para pagar, muchos para circular. 

Pero con el devenir de los meses, en Argentina, fuimos observando que el gobierno nacional disponía en forma arbitraria decisiones contradictorias y autoritarias frente al fracaso de la gestión en materia económica y de la salud de la población, siendo ésta última la que había justificado la mayor cuarentena a nivel mundial durante el año 2020. No nos privaron de nada: diálogo y consenso entre oficialistas y opositores, hasta que las necesidades electorales de un año, o sea una elección, para todos ellos, los habilitó a jugar con lo que decían proteger. La pandemia? Bien, gracias.

Crónica

Hace unas semanas pude viajar al exterior, allí me vacuné, lo que para el gobierno es un pecado capital porque significa un privilegio inadmisible, obviamente argumento que enmascara una posición ideológica pura, o sea, un pequeño ejemplo de ataque a la libertad personal. Recuerdo también que pasó y pasa dentro de nuestro propio país, en las provincias y los municipios. En el 2020, competían para ver quién era más arbitrario y limitante de la libertad frente a una sociedad que extremó sus cuidados. Es decir, no es una cuestión de límites geográficos (exterior o interior) sino ideológicos, con perdón a la Ideología. Hoy es el turno de lo que viajan al exterior (al escribir estas líneas han decidido limitar el ingreso de argentinos a nuestro país a 600, ¨por ahora, solamente por ahora¨, eso sí la Copa América está exceptuada). Vaya uno a saber por qué 600.

Al llegar a Ezeiza, bajé del avión, venía con mi hisopado negativo, y comenzamos a hacer colas, con la distancia debidamente señalizada para hacer migraciones, para retirar las valijas hasta que llegamos al sector del hisopado versión local.

Formamos la cuarta fila, esperando ser revisados como corresponde pero de repente, cuando ingresamos al sector, lo primero que nos piden es que pasemos por caja para abonar el análisis. En ese espacio o sector, no había ni señales, ni personal cuidando el distanciamiento; todos amontonados. Era la sensación de hacer un viaje al pasado inmediato, libertad de movimiento total, mejor dicho, casi total, porque esa libertad era al solo efecto de pagar, o mejor dicho, que el estado o gobierno recaude el importe del llamado hisopado. Luego de abonar, pasamos a un box donde sin ningún tipo de recaudo higiénico mínimo, nos practican el examen y nos hacen salir del área hasta la espera del resultado.

 

Para finalizar el trámite, otra cola, ya con distancia social, nos piden el comprobante del análisis y salir de la terminal. En ese momento, aún dentro, próximo a la puerta de salida, procedo a guardar mis documentos y se me exige que circule porque no puedo permanecer allí porque sino nos juntaríamos todos con el peligro de contagio que para ellos existía.

Conclusión: dos conceptos de libertad; uno, para pagar/recaudar libertad total, todos amontonados, sin controles, conversaciones con desconocidos, el personal de caja sin barbijo, pero sin poder avanzar al siguiente casillero sino cancelabas el valor fijado (vaya uno a saber conforme a qué criterio) y el otro concepto de libertad, esta vez restringida, casi nula, irracional, absurdo, arbitrario (a menos de 50 metros del área de libertad total), sin importar en absoluto la vulneración del derecho que le ha permitido a las sociedades modernas avanzar saludablemente en términos personales y colectivos.

Sólo una anécdota. No, no es eso, es el avance del estado en todo el país, no sólo un aeropuerto, sobre cada uno de nosotros, sin distinción social, económica, cultural o geográfica alguna. Veremos mañana.  

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