Juntos por el Cambio

Esta vez, ¿María Eugenia Vidal también volverá mejor?

La ex gobernadora de la Provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, presentará su libro "Mi Camino" en el que deja en claro que cree estar en el mismo nivel que Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta, que hará política "de los dos lados de la General Paz" y que está del lado "moderado".

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare domingo, 11 de abril de 2021 · 20:25 hs
Esta vez, ¿María Eugenia Vidal también volverá mejor?

Parece que dejó la originalidad y la ingenuidad. Ya desde la tapa de su libro, copia idéntica del que escribió hace casi una década Michelle Obama, María Eugenia Vidal trata de explicar lo que vivió como gobernadora, sus luchas con sus amigos y aliados y las luchas que encaró, fundamentalmente para desterrar la mafia policial y organizada en múltiples niveles.

Todos le venían reclamando más presencia. Inclusive sus principales aliados, con los que no fue muy generosa en relacionarse, los intendentes de Juntos por el Cambio, los había dejado con el sabor amargo de su larga ausencia tras dejar el poder, en diciembre de 2019.

Algunos zooms hicieron que su figura no desapareciera del todo. Sin embargo, sólo en los primeros se permitió preguntas semi abiertas y opiniones vía chats. Las siguientes sólo fue su relato y alguna pregunta del organizador de ocasión.

Luego vino el noviazgo con Enrique Sacco y su decisión de “correrse un poco”. Desde ese momento sólo se supieron supuestas opiniones, comentarios de los pocos con los que hablan con mucha confianza y una concatenación de supuestos armados políticos.

Reapareció los otros días en una conferencia empresarial y ahora varios medios adelantaron su libro, Mi Camino. Como el de Mauricio Macri, Primer Tiempo, que supone un segundo, este debe hacer pensar que ella tiene su propio horizonte para su futuro, alejado, o no tutelado, de sus antiguos jefes.

En Clarín eligieron el capítulo del libro “El miedo a dejar de ser yo”, donde relata lo distante que percibió de la realidad a Daniel Scioli cuando hicieron la reunión de traspaso de poder. “El miedo a dejar de ser yo misma incluso sin darme cuenta”, sintetizó.

Sin embargo, algo de esto le pasó. Como gobernadora atendió mucho más tiempo en las oficinas del Banco Provincia o en el reconfigurado edificio ferroviario de la Avenida Libertador, casi 9 de Julio, a unos 60 kilómetros de su despacho oficial.

Ella sostiene en su libro que "la Residencia Oficial del Gobernador, en La Plata, estaba impecable, con mozos y lujo… Esto le permitía a Scioli alejarse de la realidad y encarar una disociación que termina siendo un mecanismo de defensa”.

Algo de eso le pasó. Y no sólo por atender en la Ciudad de Buenos Aires.

Pocos eran los habilitados para hablar con claridad y sin filtros. Pero muchas veces preferían las palabras edulcoradas para limitar el impacto. Ya al inicio de 2018 este periodista le preguntaba a un importantísimo funcionario de su gobierno por qué Vidal no salía directamente a los barrios, a hablar con los “voluntarios”, los concejales y consejeros escolares, con los que no se juntó una vez.

“Esa tarea es nuestra, no podemos desgastarla en eso”, decía ese dirigente que hoy es uno de los actores protagonistas de la discusión política. Inclusive en la campaña, cuando iba a las reuniones que le organizaban en cada localidad, ella pedía ingresar por un sector lejano y sin ningún contacto con la muchedumbre, a la que le hablaba y luego se iba como se vino.

“¿No se dio cuenta que en los timbreos le cerraban la calle para que nadie se acercara?”, dijo, irónico, un antiguo consultor vidalista. Sólo en muy pocos lugares, como Morón u algún otro preparado por los intendentes, ella se hizo del tiempo para saludar a los militantes congregados. Ella también pareció preservarse de la crisis.

La campaña y la relación con el gobierno nacional fue otra de las principales diferencias entre los estrategas y el entorno de Vidal con el de Macri. Y ahí sí la ex gobernadora acierta en el análisis que brinda. “El encierro de los entornos que no cuestionan nada”, ejemplifica.

En la Casa Rosada, en lo único que coincidían Marcos Peña con Rogelio Frigerio era en por qué motivo nunca había una coordinación política y discursiva entre Macri y Vidal. “Ella se despega siempre, no quiere pagar ni un costo”, le criticaban desde Balcarce 50.

Sin embargo, cuando tuvo y pudo hacerlo, cuando tenía el consenso del 70% de la oposición, con Sergio Masa y el Frente Renovador, por un lado, y los intendentes “dialoguistas”, reunidos en el Grupo Esmeralda, por el otro, con Martín Insaurralde, Gabriel Katopodis y todos sus legisladores, no se animó.

En el párrafo que le dedica a Mi Camino el diario Clarín, se publica que “en 2018 con consolidación de la crisis y hasta que perdimos las elecciones en 2019 hubo un deterioro de esa relación… y la tensión fue imposible de ocultar”.

Lo mismo que se le critica a Macri, en relación con sus aliados políticos y con los gobernadores oficialistas se le puede apuntar a Vidal. A los radicales los minimizó al extremo mientras que a los peronistas que incorporó, como Joaquín De la Torre o Ismael Passaglia, intendente de San Nicolás en aquel momento, sólo le dieron limitadísimas funciones que siempre eran revisadas por el entorno más exclusivo de la gobernadora.

En lo que también compartieron la mirada, para bien, fue en materia de Seguridad, a pesar de las marcadas diferencias de Cristian Ritondo, su ministro, y Patricia Bullrich, la de Macri. Lamentablemente, también tuvieron el mismo camino, para mal, con relación a la Justicia. Ni ella ni su presidente se animaron a tocar nada, ni para mejor o peor, de este escabroso puente que une en impunidad y poder a la política con la familia judicial.

Parece que vuelve Vidal. Será para “ordenar la Provincia y ser candidata”, como lo pidió Macri, o para acompañar a “quien visita como se visita a la madre o los abuelos, cada tanto”, como calificó su relación con Horacio Rodríguez Larreta. El futuro inmediato lo dirá.

Por lo pronto, dejó en claro lo que ella prefiere. “¿Vamos a elegir figuras paternalistas, autoritarias, que muchas veces se colocan en el límite de lo antidemocrático… o vamos a fortalecer los liderazgos moderados, que buscan el consenso y quieren dar respuestas reales?”...

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