Alfredo Cornejo y un objetivo obtenido después de algunas traiciones
Como senador, será finalmente jefe del interbloque de Juntos por el Cambio después de haber acordado con Gerardo Morales y abandonado en la interna a Martín Lousteau. Consiguió mantenerse expectante en sus aspiraciones de ser presidenciable, pero sumó desconfianza entre los referentes de su partido.
Rodolfo Suarez no solo no resistió tanta violencia. Sino que además, ya se sabe, no es precisamente un amante de la rosca radical a pesar de su afiliación partidaria de años. Para el gobernador fue demasiado ese gesto de Gerardo Morales quien, en medio de un cara a cara a los insultos con Martín Lousteau, le pegó un manotazo a un vaso de agua que terminó impactando en su pecho, empapándolo y obligándolo a tomar una decisión que sorprendió a todos. Y eso que los que estaban allí presentes ya habían colmado su capacidad de asombro por lo que estaba ocurriendo entre dos de los principales dirigentes de la UCR, enfrentados por una disputa por la conducción del bloque opositor en la Cámara de Diputados. Con la camisa mojada, Suarez se levantó y directamente se fue de la reunión argumentando problemas médicos. Y los dejó a todos con su pelea.
El que había convocado a esa reunión que derivó en escándalo había sido Alfredo Cornejo. Como titular del radicalismo a nivel nacional y además como aliado hasta ese momento de Lousteau en la discusión interna, buscó evitar que la ruptura se concretara. Pero como ya es de dominio público no lo logró. Y ese hecho marcó sin dudas el final de su gestión de dos períodos al frente del Comité Nacional del radicalismo: luego de haber sido uno de los garantes principales de la unidad partidaria, que logró incluso mantener durante el tiempo de gestión de Alberto Fernández, el dirigente mendocino abandona la conducción de su partido con una implosión de proporciones.
En medio de la discusión en Diputados, Cornejo se terminó corriendo de su alianza con Lousteau (tándem que además integraba Enrique “Coti” Nosiglia) para terminar acordando con Morales y obtener así lo que había estado buscando en estas ultimas semanas desde que resultó senador electo. El exgobernador se había puesto el objetivo de no quedar como legislador raso y obtener algún cargo en el bloque que le permitiera tanto una vocería política, como un lugar en la mesa de conducción nacional de Juntos por el Cambio.
Consiguió ser el futuro jefe del interbloque y además la confirmación de que Mariana Juri será la secretaria el bloque de la UCR. A la exministra de Cultura, el sector de Morales le había ofrecido ese cargo antes de que estallara el escándalo como una forma de romper la alianza entre mendocinos. Pero sujeto en ese momento una definición a un acuerdo amplio que, después de que Cornejo se desprendiera de Lousteau, se terminó alcanzando.
“Cornejo hizo la del torero. Le mostró la capa a Lousteau, pero al final lo terminó dejando pasar”, se jactan desde el moralismo. ¿A qué se debió la verónica? A dos cuestiones fundamentalmente. Es verdad que en determinado momento de la crisis desatada el lunes, el mendocino decidió no sostener más su acuerdo con Lousteau cuando cayó en la cuenta de que el díscolo referente porteño estaba llevando al partido a un quiebre sin sentido. Pero no es menos cierto que terminó acordando con Morales porque, de otra manera, se quedaba sin nada y su plan personal de mantenerse expectante en la carrera presidencial hubiera terminado.
En menos de una hora instruyó a las diputadas del radicalismo mendocino que le responden, Jimena Latorre y Pamela Verasay, que se desentendieran de los reclamos por la renovación en la conducción del bloque que habían hecho público hace solo una semana y las terminó encuadrando bajo la dirección de Mario Negri. En el mismo acto, abandonó los amagues para dilatar hasta marzo la elección de las nuevas autoridades partidarias y firmó la convocatoria para el próximo 17.
Será muy difícil que se le escape a Morales la votación del viernes de la semana próxima. Entre otros aspectos porque se le hará imposible a Lousteau conseguir los delegados necesarios como para desbancar al jujeño después de lo que pasó. Aquí el casi seguro futuro jefe partidario golpeó fuerte tras la ruptura: “Quieren romper el partido para favorecer a Rodríguez Larreta”, dijo. Si algo le achacan a la conducción que se está yendo, precisamente, es que nunca pudo contener la influencia que ejerció el PRO sobre el radicalismo dentro de la coalición. Morales se garantizó cuatro votos que hasta la semana pasada estaban del otro lado: serán los de los delegados al Comité de la provincia de Mendoza.
Cornejo será entonces jefe del interbloque que aglutina a la principal bancada opositora en el Senado. Pero no será fácil la tarea. Comandará un bloque que no controla en su totalidad y con mayorías que no son propias. Asimismo enfrentará un enorme desafío político personal: no será quien tome todas las decisiones como está acostumbrado, sino que tendrá que ir detrás de los consensos. Sentados en sus bancas habrá legisladores de peso en ese interbloque como el cordobés Luis Juez.
En la carrera a largo plazo, la presidencial, el camino tampoco será sencillo. En el horizonte de los radicales hay tres anotados, tras la ruptura de Lousteau y que lo termina alejando un poco internamente de ese objetivo. El propio Morales aspira a ser candidato y está claro que contará con el apoyo del aparato partidario. Facundo Manes correrá también y es muy probable que su figura política sea una de las más fotografiadas este verano en la Costa Atlántica.
Y dicen que los próximos seis meses serán clave para las aspiraciones de Cornejo: si logra instalarse como candidato podrá aspirar a algo. De otra manera, el sueño que persigue y que lo llevó torear la interna de la manera en que lo hizo no prosperará. Y se verá forzado a enfrentar a otro toro, el de la interna de Cambia Mendoza, que ya lo esta esperando con los cuernos afilados y que no lo dejará pasar, así como así, si decide volver para convertirse nuevamente en gobernador.

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