Crisis hídrica

Sequía extrema: dos millones de personas que dependen de ríos que se agotan

La escasez lleva más de una década y no hay registros en la historia sobre un período igual. El Río Mendoza es el más estresado: por la demanda de abastecimiento poblacional, se restringen otras actividades. El Río donde se hará Portezuelo, el otro más afectado. Cambios urbanos y en los cultivos.

Pablo Icardi
Pablo Icardi miércoles, 6 de octubre de 2021 · 20:47 hs
Sequía extrema: dos millones de personas que dependen de ríos que se agotan
Foto: ALF PONCE MERCADO / MDZ

Mendoza sigue pensando como en el siglo XX, pero todo cambió: el siglo XXI convive con el haber ambiental heredado y una realidad inquebrantable. La provincia lo vive porque es altamente sensible al cambio climático y la sequía prolongada es una de esas consecuencias. El pronóstico del "año hídrico" que se presentó ayer es una confirmación de las estimaciones que los científicos ya advertían. La "mega sequía" que ya había sido descripta en Chile continúa y la escasez de agua proveniente de la cordillera se extiende. El río Mendoza, del que dependen 1,3 millones de personas, tiene un estrés enorme; una sobreexplotación que afecta la producción y la vida cotidiana. Mendoza es vulnerable.

Según el pronóstico del Departamento General de Irrigación, el río traerá un 40% menos de agua que un año convencional. Pero con un agravante: todo el agua está "comprometida" de antemano, como si fuera un sistema pre demanda. 

De los 830 hectómetros cúbicos que traerá durante todo el año (el equivalente a dos diques Potrerillos) ya hay "reservados" de antemano 250 hectómetros cúbicos  para consumo humano directo que no se pueden "ahorrar". Solo restan, entonces, 580 hm3 para todos los usos. Por eso el Río Mendoza estará en realidad en una situación de sequía extrema, con un estrés hídrico enorme: un río agotado para abastecer a más de un millón de personas y al principal oasis productivo. Pero en Mendoza hay dos millones de personas que dependen de ríos que se agotan. 

Así impactará la sequía en el Río Mendoza.

Como los modelos de gestión de la producción, el consumo humano y el recreativo responden a mediados del siglo XX ocurre una paradoja. Hay poca agua y se derrocha hasta un 75%. "Nuestros Sistemas de Riego tienen una eficiencia global que oscilan entre el 25% y el 50%, dependiendo de la cuenca y de las inversiones que se hayan ejecutado en dichas cuencas, lo que significa que entre el 75% y 25% del agua que sale del río hasta llegar a los cultivos se pierde", explica el informe del Irrigación donde se plantean las medidas necesarias para mitigar el impacto. Entre esas medidas está un mayor rigor de control y hasta repensar el arbolado público. Además, se prevé dotar de agua "sólo a las parcelas que se encuentren cultivadas y con el pago de las obligaciones al día". 

Nevó menos, habrá menos agua en los ríos y hay otros efectos de arrastre. Dependerá más del agua almacenada en los glaciares y los acuíferos también sufren las consecuencias de la escasez. 

La presión sobre el Río Mendoza es enorme. 

Qué hacer

Mitigación y adaptación. Son dos conceptos que atraviesan todas las políticas públicas alrededor del mundo y tiene que ver con enfrentar las consecuencias del cambio climático, mientras a largo plazo se busca amenguar el impacto. Eso implica, por ejemplo, modificar la forma lineal de toma de decisiones y agregarle una externalidad que ya no es tan nueva. Así, por ejemplo, surgen preguntas: ¿Construir una represa como Portezuelo del Viento es inoportuno porque el Río Grande no trae agua suficiente o, como dice el Gobierno, es más oportuno que nunca por el mismo motivo?

Pues si Rodolfo Suarez tiene la lapicera en la mano para firmar la adjudicación, tiene un contexto complejo. El Río Grande es uno de los más golpeados por la crisis, pues en la zona sur de la cordillera las nevadas fueron aún más magras. El pronóstico indica que será un año con "Sequía Severa" en ese río, pues tendrá solo un 40% de caudal promedio. El Gobierno apuesta a embalsar los ríos como estrategia de reserva y de generación de energía. Por eso además de Portezuelo se avanza en El Baqueano, Cordón del Plata y otros más. Como mega obra hídrica también comenzarán los estudios para realizar el trasvase del Río Grande al Atuel; justo cuando el "río madre" tiene escasez como nunca es su historia. Allí hay un dato curioso. Irrigación menciona a la escasez como la "nueva normalidad", es decir que los ríos de Mendoza siempre tendrán caudal más bajo que el histórico. Pero en el expediente de Fiscalía de Estado donde se puso en discusión si era oportuno hacer Portezuelo, adhirieron al argumento del Gobierno sobre "la excepcionalidad" de la década de sequía. 

Los glaciares son los más vulnerables al cambio climático.

Irrigación mensuró las obras necesarias para mitigar el impacto del cambio climático y adaptarse a la sequía. En toda la provincia serían necesario invertir 230.577.000 dólares; un cuarto de lo que saldrá Portezuelo del Viento. 

Algunas de las medidas que se prevé ejecutar es cambiar el modelo de gestión del agua de riego para que sea desde la demanda y no desde la oferta de agua.

Pero la vida cotidiana va a cambiar. O debería. Por eso, por ejemplo, es probable que las acequias sean más un elemento decorativo urbanístico porque no habrá agua que corra. Y se sugiere cambiar el sistema de mantenimiento. Incluso puertas adentro de las viviendas se recomienda usar aguas residuales para regar. "El uso poblacional es relevante. En diferentes zonas de la provincia es común el uso del agua potable para riego de parques y jardines, aún en propiedades que disponen de derechos. Este tipo de uso tiene una fuerte implicancia en todo el sistema de abastecimiento poblacional, ya que el alto consumo en algunos sectores limita la posibilidad de una adecuada y equitativa distribución en toda el área de servida", advierten. "El Departamento General de Irrigación promueve el reuso de aguas residuales cloacales como industriales, como una forma de fortalecer el tratamiento de efluentes y optimizar el uso del agua", sugieren los especialistas. Aunque difícilmente se concrete en el corto plazo, promueven "sistemas constructivos que permitan la separación de aguas negras y grises"  para que se use como alternativa para el riego de espacios verdes. 

El problema también está "aguas abajo". En el mal uso del agro, pero también se agudizó en los últimos años la impericia en la gestión del abastecimiento poblacional. Aguas Mendocinas (AySAM) recibe aproximadamente 6,3 m3 por segundo por día, a lo que se le suman 42 perforaciones para la extracción de agua subterránea. Si se mantiene ese volumen "en el contexto de sequía que viene sufriendo la provincia comprometen a los restantes usos productivos del agua". La misma empresa que gestiona el agua potable tiene problemas de infraestructura (con instalaciones de más de 100 años en algunos casos) y falta de respuesta. Como "ideal" el DGI propone que se renueven 60 kilómetros de red de agua, se instalen 20 mil medidores por año y mejorar la inversión en plantas de tratamiento. Todas expresiones de deseo. 

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