Opinión

Fin de época: hacia un nuevo contrato social

El abogado y emprendedor Martín Erramuspe Busch reflexiona sobre las decisiones y medidas necesarias que necesita un país que se encuentra "en terapia intensiva".

MDZ Política
MDZ Política miércoles, 20 de octubre de 2021 · 11:55 hs
Fin de época: hacia un nuevo contrato social
La Casa Rosada, símbolo del gobierno: el pueblo necesita decisiones y un cambio urgente.

La población se encuentra atravesando momentos muy angustiantes. La gente está mal. No solo por la crisis económica, sino porque existe un consenso colectivo, profundo y angustiante de que así no se puede seguir.

Si bien la Argentina viene de un largo proceso de deterioro y decadencia, los efectos de la pandemia nos hicieron tomar consciencia de nuestra pobreza, de la fragilidad y la falta de expectativas hacia el futuro.

Las recetas del pasado ya no dan resultado. Devaluación, medidas cortoplacistas, aisladas y paliativas, ya no reactiva a un país que se encuentra en terapia intensiva.

La dirigencia política, empresarial y sindical no han tomado nota que estamos ante un fin de época, que el contrato social que nos venía rigiendo hasta la actualidad ha fracasado. Asimismo, la confianza entre la dirigencia y la sociedad está quebrada haciendo aún más difícil la implementación de soluciones. Las antiguas formas de hacer política también llegaron a un fin de época, la sociedad ya no tolerara las viejas prácticas.

Hay que construir un nuevo contrato social que nos contenga a todos. Donde el respeto por los ciudadanos sea una realidad y no solo una declaración, La democracia no es completa porque vayamos masivamente a votar en épocas de elecciones.

Necesitamos imperiosamente una palabra sanadora. Una palabra sanadora es una palabra responsable, es frontal en la descripción del problema. Una palabra sanadora nunca es negadora, cómplice o disociada de la verdad. Los argentinos necesitamos sincerarnos y abordar los temas de fondo para encontrar el camino hacia una verdadera solución.

La cantidad de impuestos en Argentina hacen casi imposible la vida del emprendedor.

La pandemia y la crisis nos colocan ante una nueva oportunidad de poder cambiar el rumbo. El cambio es cultural y lo económico su consecuencia. Necesitamos un cambio de cultura y de hábitos alejándonos de los vicios que tanto mal nos hicieron.

En ese camino nuestros dirigentes deben buscar consensos que representen al mayor porcentaje de nuestra población, a los efectos de engendrar un proyecto de país que sea creíble y posible acorde a nuestra realidad. Necesitamos un proyecto que sea sustentable, que implique un mayor federalismo, descomprimiendo y descentralizando los grandes centros urbanos, diseñando políticas demográficas y tributarias que promuevan el medio ambiente y mejoren la vida de las familias, aprovechando lo ancho y lo largo de nuestro territorio. La población argentina es pequeña en relación a su territorio representando el 0,5 habitantes por Km2.

No hay espacio ni tiempo para privilegios, posturas ambiguas, actitudes egoístas y malos ejemplos. La función pública y la política tiene que estar destinada a cambiar la realidad de la gente, servirla, para que todos puedan realizarse. No se trata del poder, sino “para que” el poder.

Los impuestos se incrementaron de 25% a 46% del PBI. La transferencia de riqueza desde las personas y empresas a la estructura del estado es de un 21% del PBI más que hace 20 años atrás. La Argentina para crecer tiene que reinvertir 20% de su PBI. Esta enorme transferencia de recursos empobreció a las familias, las ahogo, le quito iniciativa, innovación, creatividad y empobreció aun más al país. Hay que bajar drásticamente todos los impuestos.

Asimismo, el estado debe realizar un gasto inteligente de los impuestos aplicándolos directamente a inversiones en infraestructura, conectividad, educación y escuelas técnicas de calidad en todo el país.

La política unitaria y el manejo discrecional del poder central, empobreció al interior del país y promovió la emigración hacía los grandes centros urbanos, generando “desarraigo” y peores condiciones de vida para nuestros compatriotas que dejaron sus provincias para buscar un futuro, y hoy viven de la asistencia del estado.

Es necesaria una reforma tributaria radical segmentada, que promueva la desconcentración urbana, el desarrollo local, las pymes, el emprendedurismo, la economía del conocimiento y la producción agropecuaria. Hay que generar riqueza en la Argentina.

Esa reforma debe alentar el incremento exponencial de la producción y oferta de bienes y servicios. Una economía sana exige que la capacidad de consumir se equilibre con la capacidad de producir. Pretender consumir más de lo que se produce, genera una tendencia hacia la inflación y el endeudamiento externo.

Las familias argentinas constituyen la base de nuestra sociedad que en conjunto con las organizaciones intermedias establecen relaciones de oficio, de trabajo, que tienen afinidades culturales y sociales. Las mismas participan activamente en la cuestionen que tienen que ver con el bien común local, y pretenden estar bien representadas.

Es momento de visibilizar el cambio de época que se está gestando en la Argentina y acompañar este proceso trabajando para que nuestro país sea “el lugar en el mundo de nuestros hijos”, de las futuras generaciones.

Martín Erramuspe Busch

Abogado y Emprendedor

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