Pandemia

Una cuarentena que la misma gente ya había flexibilizado

Mientras se acumulan los reclamos sectoriales por el parate económico y muchas personas salen a trabajar de hecho más allá de las restricciones, Suarez cambió y logró una cuarentena más flexible en la provincia. La relación con Alberto Fernández y un acuerdo con los municipios.

Marcelo Arce
Marcelo Arce domingo, 19 de abril de 2020 · 08:35 hs
Una cuarentena que la misma gente ya había flexibilizado

Si algo está claro a esta altura, es que prácticamente ninguna de las medidas oficiales que se adoptan en relación al combate contra el coronavirus pueden tomarse como categóricas.

La complejidad de la crisis desatada por la pandemia está obligando a los líderes nacionales y provinciales, Rodolfo Suárez forma parte de la lista, a decidir sobre la marcha, a cambiar el rumbo elegido en solo cuestión de días y a definir un jueves, por ejemplo, algo totalmente contrario a lo que se había anunciado el sábado anterior.

Algo de esto ocurrió con la decisión del gobernador de avanzar en un pedido al que el gobierno nacional finalmente accedió en parte, para aplicar en Mendoza una flexibilización de la cuarentena que permitirá la vuelta al trabajo de muchas actividades las cuales, de otra manera deberían haber continuado con el parate, al menos, hasta el próximo día 26. Algo se consiguió para reactivar el comercio, pero seguirá detenida la construcción privada.

El jueves por la noche, luego de la reunión de los gobernadores con Alberto Fernández en donde se anunció la oferta por la renegociación de la deuda, Suarez activó el grupo de WhatsApp que tiene armando con los intendentes para que cada uno le acerque allí las necesidades de sus departamentos.

Hasta el miércoles la provincia mantenía el criterio que había anunciado el propio Suarez, quien había asegurado (luego del anuncio presidencial de una nueva extensión de la cuarentena) que no iban a plantear nuevas excepciones. En el medio una realidad: la cuarentena la estaba terminando por flexibilizar la misma gente.

Entre las actividades que fueron permitidas anteriormente por decreto nacional (como la reapertura de los talleres mecánicos) y muchos que empujados por la falta de ingresos salieron a trabajar, bastaba ver lo que estaba sucediendo en las calles para darse cuenta que el aislamiento social obligatorio se estaba cumpliendo aquí de una manera mucho más eficiente cuando se impuso (el 20 de marzo) que ahora.

Algunos datos: los jardineros, por caso, han vuelto a trabajar amparados por la habilitación del rubro “mantenimiento y fumigación” que se dispuso a nivel nacional. Muchas peluquerías estaban funcionando a puertas cerradas. Y algo que sucedió a bordo de los micros: esta semana aumentó entre un 6 y 7 por ciento, dependiendo del día, la cantidad de personas que utilizó el transporte público de pasajeros en el Gran Mendoza en comparación con la última semana de marzo.

A esta altura es difícil seguir contabilizando la cantidad de demandas sectoriales que se acumulan en las carteras de Hacienda y Economía como consecuencia de que, dese hace casi un mes, no está trabajando casi nadie. Ya hay problemas que se evidenciaron, como la abrupta caída en la recaudación de impuestos provinciales. En marzo caýó un 23%, pero al menos reflejó la actividad de por lo menos 19 días del mes pasado. En abril, el escenario es mucho peor. ¿Cuánto tributarán de Ingresos Brutos, por caso, los comercios de calle Arístides que van completar todo el mes cerrado? La cuenta es fácil: cero.

Pero hay otros inconvenientes graves que se avecinan: muchas empresas locales ya están anticipando la dificultad para hacer frente al pago de los sueldos de abril. Suarez se queja en privado por las demoras por parte del Estado nacional en la puesta en marcha de los anuncios de salvataje que se presentaron el 16 de marzo y que todavía no llegan al sector privado en su totalidad. Y además, admite su escaso poder de fuego para contener la avalancha.

A mediados de semana, en une entrevista radial, el ministro de Economía, Enrique Vaquié, apeló a dos preocupaciones en este sentido. Una de ellas, dijo, es que hay que buscar impedir que se rompan las relaciones laborales. Casi todo el gabinete económico provincial está de acuerdo con los arreglos que están realizando varios sindicatos a nivel nacional para acordar reducciones salariales a cambio de evitar despidos.

Pero también se sigue con atención qué sucederá con las cadenas de pago, tanto de las empresas como de las familias, que prácticamente están rotas como consecuencia del cese de la actividad.

En tanto, el gobernador mendocino volvió a dar, con su presencia en Olivos el jueves, una muestra de respaldo a Alberto Fernández y no se apartará del camino que eligió para llevar adelante esa relación. Sigue con su apuesta al diálogo y confía en que el presidente actuará de buena fe con las provincias opositoras en el medio de la crisis. Y lo hace aún a riesgo de que, una vez que esto pase, la suma del poder quede en manos del presidente. El manejo político de la pandemia en la Argentina, puede derivar en una desfederalización del país. 

Uno de los que le plantea a Suarez  este riesgo es Alfredo Cornejo e incluso el tema ya generó un roce fuerte entre ellos. El diputado volvió a dar muestras de su postura el jueves, en un chat a través de Zoom entre el presidente y los principales dirigentes opositores nacionales, en donde se lo había mencionado como uno de lo asistentes. Pero no fue así. Cornejo fue invitado, preguntó si podía hacer críticas y le contestaron que no. Cuando recibió la invitación para sumarse a la reunión virtual, directamente apagó su computadora.

Una más del estilo Suarez. Ante el reclamo de los intendentes por el reparto de la asistencia nacional que la provincia decidió no coparticipar, terminó comprometiéndose a asistir al menos a seis departamentos, entre ellos San San Rafael, que brindan servicios de salud municipales en la lucha contra el Covid-19. Pero también, a todos, les prometió que les iba a patear para adelante vencimientos de deuda contraída con la provincia. Son $60 millones en total, que los jefes comunales van a tener ahora seis meses para pagarlos.

Tras el pedido por whatsapp a las comunas para ver de qué manera flexibiizar la cuarentena, algunas respuestas fueron llegando vía chat y el viernes se terminó de definir un esquema que, en líneas generales, tiene mucho más que ver con lo que el propio gobierno provincial venía trabajando que con algún planteo formal salido de los municipios.

En líneas generales, Mendoza pidió a la Casa Rosada que se permita la reapertura del comercio para que todos los negocios que puedan hacerlo, operen bajo el sistema de delivery y además pretendía autorización para que la construcción privada pudieran volver a poner manos a la obra.

Sobre esto ultimo hay que destacar algo importante. La iniciativa no prosperó, a pesar de que el pedido para que albañiles, electricistas, gasistas y otros retomen sus labores, incluyó la prohibición de que utilicen el transporte público de pasajeros para ir al trabajo. La idea era que fueran en autos particulares (muchos de ellos ya lo hacen) y existía una posibilidad de que el propio Estado terminara armando un sistema de traslado con los micros que llevan escolares que, como se sabe, están parados de hace más de un mes.

La reapertura de los comercios, al menos parcial y por delivery, quizás podría haber quedado habilitada mucho antes. Lo que planteó la provincia fue la alternativa de permitir el servicio de “paquetería”, que ya está autorizado desde fines de marzo para el sector comercial por decreto  nacional y ya muchas grandes cadenas lo vienen utilizando. Esto mismo, la mayoría de los pequeños comercios de la provincia lo podrían haber implementado desde principios de abril y así haber tenido una herramienta que les hubiera permitido evitar el cierre total de sus negocios este mes.

Rápidamente los pedidos de Mendoza, que se sumaron a los que hicieron este fin de semana el resto de las provincias, fueron atendidos por el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien fue en definitiva el que dio el visto bueno luego de escuchar la opinión de un comité de expertos que se creó para analizar caso por caso y dejó asimismo, en manos de los gobernadores, la decisión final. Sin embargo, uno de los puntos más importantes que se esperaban, la autorización para la construcción privada, se negó. Pero algo es seguro: si los casos de coronavuris se multiplican, las restricciones volverán a ser las de antes más allá de esta habilitación.

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