Tensiones

Gobernadores en alerta por la falta de respuesta del Gobierno nacional

La falta de respuesta global a los problemas sociales y económicos preocupa. En Mendoza, creen que la Nación tiene un diagnóstico errado. Prevén un 2021 complejo y son "conservadores" para planificar.

Pablo Icardi
Pablo Icardi sábado, 24 de octubre de 2020 · 09:31 hs
Gobernadores en alerta por la falta de respuesta del Gobierno nacional

"Tienen un problema grave. Pero lo que preocupa es saber si se dan cuenta que lo tienen". La frase, que se repite entre los gobernadores de Argentina, resume la situación política y económica que vive el país. Los Gobernadores entienden que en la Nación no tienen un diagnóstico preciso y desconfían sobra la existencia de una estrategia integral. El telón de fondo es un intangible que controla todo: la confianza.

Las consecuencias, explican, no se podrán disimular: consideran que ya hay una devaluación "de hecho" (en gran parte con una base especulativa) que se está trasladando a los precios y que tendrá un efecto en la vida cotidiana. "Esta devaluación va a tener consecuencias y va a pegar fuerte. Hace falta un cambio de rumbo para recuperar la moneda", dijo uno de los mandatarios consultados por MDZ

El diagnóstico es compartido, pero se buscan soluciones de manera fraccionada. No hay un bloque único y las convocatorias de Casa Rosada también son parciales. Rodolfo Suarez y sus pares opositores van por un lado y sin consultar con los vecinos oficialistas. En el PJ responden orgánicamente, pero esperan una señal de empoderamiento de Alberto Fernández por sobre el kirchnerismo duro, algo cada vez más lejano, sobre todo el Buenos Aires. 

Desde la provincias no esperan una medida concreta, sino un cambio de enfoque; una señal que genere alguna certidumbre. "No es una medida lo que puede cambiar; es un todo. No sirve arreglar con los bonistas, luego esperar 10 meses y negociar otra cosa o lanzar una medida particular. Hay una crisis de confianza profunda", explicó un funcionario acostumbrado a proyectar los números del futuro. La preocupación crece porque las propias provincias seguirán el año que viene con una alta dependencia de la Nación en gestión de la crisis sanitaria, en la transferencia de recursos y sobre todo, como es obvio, en el manejo de las políticas macro. Los proyectos de presupuesto ya quedaron obsoletos.

Para el año que viene se calculaba un dólar promedio de 102 pesos, pero "en la calle" ya está a 190 pesos. Peor en realidad. Las empresas que pueden traer dólares los liquidan a 80 pesos, pero tienen que pagar costos a 190. El Estado también tendrá que pagar más caros insumos críticos o podrían ser escasos por la especulación. Las industrias que tienen potencial para generar esos recursos, como la petrolera, también están en decadencia. El turismo podría ser una actividad que, dadas las ventajas que tiene Mendoza, podría generar un rebote importante por el precio del dólar. Pero el año que viene dependerá de variables que la provincia no maneja, como la evolución de la pandemia. Por las dudas, buscan generar condiciones favorables, como la flexibilización de todas las restricciones para ingresar.

Ajuste

Los gobernadores e intendentes eligen ser extremadamente conservadores para planificar el año que viene. "Para mejorar a tiempo en caso de que haya un rebote"; explican.

Así, por ejemplo, la Nación ya dio señales de que puede haber una simulación de paritarias en vez de negociaciones reales. La idea que analizan es dar "bonos a cuenta" y en negro, en vez de aumentos salariales que carguen los costos laborales. Lo mismo con el ajuste de las obras públicas, que dependerán exclusivamente del financiamiento internacional. El impacto del desempleo puede profundizarse el año que viene y por eso la presión para mantener las líneas de asistencia en emergencia. Pero incluso allí hay dificultades.

La ANSES cerró la transferencia de datos y no hay coordinación con los municipios para tener un estado de situación más preciso. Los celos por el acceso a esos datos se dan por un problema operativo, pero también político: los cerca de 10 millones de personas que son asistidos en el país por la pandemia son también una tentación para las políticas clientelares a las que acostumbran los partidos populares de Argentina. Las organizaciones sociales que reciben fondos de la Nación de manera directa para ayuda social cumplen un rol clave también.

El blindaje político que tiene el Gobierno nacional le sirve para contener protestas y tensiones. No pasa lo mismo con algunos distritos manejados por la oposición. En Mendoza ya hay anuncios de protestas y reclamos de organizaciones ligadas al oficialismo que ya anunciaron planes de protesta y reclamos. 

Esa será justamente una de las batallas políticas del futuro inmediato y que preocupa: gobernar la calle. Los gremios estatales están aún bajo la órbita de Frente de Todos, lo mismo que la CGT. Las organizaciones sociales aún responden, pero hay signos de agotamiento. Los problemas que se ven en el horizonte son la falta de diagnóstico sobre lo que pasa, las dificultades políticas para lograr una conducción homogénea y cohesión entre los distintos sectores.

Archivado en