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La UCR y el día después: tijera, nuevas alianzas y polarización

Luego de la derrota, en el radicalismo analizan cómo hacer para "remar" más de 30 puntos para octubre. Para afuera relativizan el resultado, pero puertas adentro se pasan factura por la cercanía al "alfonsinismo perdedor". Se viene la UCR "provincial".
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En la Unión Cívica Radical de Mendoza tienen algunos problemas para mostrarse efusivos cuando ganan, y más problemas tienen para disimular la amargura con una derrota. Ayer intentaban mostrarse sobrios y tranquilos. Pero en el fondo tienen una gran preocupación: aunque esperaban una derrota, la diferencia de 30 puntos respecto del PJ les complica las ecuaciones, máxime teniendo en cuenta que el arrastre de votos de Cristina puede repetirse en octubre.

Por eso su estrategia se sentará sobre tres bases: provincializar todos los debates, militar el “voto tijera” y buscar nuevas alianzas. Incluso, Cristina Fernández dejaría de ser el “enemigo” para convertirse en una presidenta con la que habrá que convivir. “No importa con qué presidente me toque, estoy preparado para gobernar y tener una relación madura. Ya lo he demostrado”, dijo ayer Roberto Iglesias. Antes, Emma Cunietti había asegurado que no buscarían cuestionar el modelo nacional, sino hacerlo mejor. “Hay muchas cosas del gobierno nacional que son buenas que a Mendoza no han llegado, como las reformas educativas y la implementación de la educación sexual”, justificaba la candidata, una de las más frías ayer a la hora del análisis.

Voto cruzado y antecedentes

Los radicales aseguran que la campaña provincial se inicia hoy y que el objetivo sigue siendo “pegarle a Jaque”, estrategia que ya intentaron con las primarias. Entre ellos buscan autoconvencerse de que es posible un voto cruzado, como ocurrió en Capital Federal, pero en una misma elección.  “La gente sabe distinguir entre lo local y lo nacional, no la llevan de la nariz a votar”, aseguró confiado Iglesias.

Justamente, al Mula le va a tocar vivir una situación inversa a la de 1999, cuando fue electo gobernador. En ese momento, llegó al sillón de San Martín gracias al arrastre de su candidato a presidente, Fernando De la Rúa. Ese año el favorito era Carlos Balter, del PD, que no llevaba candidato a presidente y, aunque hubo un récord de corte de boleta, al demócrata no le alcanzó para frenar el arrastre del radical a favor de Iglesias.

Ahora los radicales dicen que es posible que, en el caso de que Cristina mantenga el 45% de votos de ayer, los mendocinos corten boleta de una manera brutal y consigan una victoria. “Va a ser más fuerte el corte”, se esperanzaba Juan Carlos Jaliff. Ese optimismo se choca con otros antecedentes: en 1995, con Víctor Fayad como candidato, los radicales se sentían ganadores. Pero el empuje de la reelección de Memem fue más fuerte, incluso con la alianza del Viti con Bordón como condimento. 

La otra pata es lograr nuevas alianzas. Ayer Iglesias dejó la puerta abierta para que Binner y Carrió sumen su nombre a sus boletas. “Ellos dijeron públicamente que querían. Si mantienen esa idea, hablaremos”, aseguró el candidato. La alianza que le puede salir más cara es con el PD y Rodríguez Saá: luego del segundo puesto, los gansos se sienten revitalizados. Incluso, aseguran que el puntano puso como condición de ese potencial acuerdo “poner la mitad” del gobierno.