"Jaque tour", un largo viaje que suena a evasión

Celso Jaque ha vuelto a la ruta, como en la campaña, en medio de un clima político interno adverso en su gobierno. Recorre sin cesar departamentos de la provincia y ha tomado la decisión de pasar por todos este mes, en un remedo de la campaña electoral que logró llevarlo a la gobernación. Pero se ha instalado la sospecha de que lo hace como método de evasión a los problemas políticos que se generaron en el Poder Ejecutivo a partir de la renuncia del ministro de Gobierno, Juan Marchena.
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Entre otros asuntos, Jaque tampoco podrá eludir mucho tiempo más las explicaciones por el funcionario con título aparentemente trucho que condujo la Subsecretaría de Hidrocarburos hasta la semana pasada. Hay una investigación judicial en torno a los indicios claros de que Osvaldo Musso, el funcionario en cuestión, firmó resoluciones importantes invocando un título que no tiene (ingeniero civil). Entre esas resoluciones, nada menos que la concesión de áreas petroleras al grupo Vila-Manzano. ¿Y si esas concesiones quedaran viciadas de nulidad por el problema judicial de Musso?
Por otro lado, tantos rumores de cambios y rabietas internas en el gabinete han afectado también la convivencia entre los propios ministros, donde algunos dicen que se discute hasta la división de tareas.
Por eso, hoy, algunos creyeron leer una mensaje entre líneas del ministro de Infraestructura, Francisco Pérez, para algunos colegas, cuando este jueves detalló ante los periodistas las áreas que abarca su cartera (infraestructura escolar, hidrocarburos, servicios públicos y obra pública). Lo motivaría cierto enojo por un reparto desigual de labores con ministros como Guillermo Migliozi, de Economía, uno de los candidatos a dejar la gestión jaquista, según los insistentes rumores de esta semana.
En fin, la realidad no se detiene y genera todos los días novedades, más allá de que Jaque intente distenderse con tranquilas visitas en los departamentos, regalando juguetes y muñecos a los niños en los colegios.
Salvo que el gobernador opte, como esta semana, por dejar que la suma del poder continúe en manos del secretario general de la Gobernación, Alejandro Cazabán, su escolta incansable, mientras él continúa su periplo.
En el escritorio de Cazabán, y en ausencia del Jaque viajero, se definieron esta semana temas muy importantes, como la redacción definitiva del decreto de ampliación presupuestaria para los municipios que aprobó el miércoles la Cámara de Diputados.
Dicen en la Casa de Gobierno que Jaque no entiende otra manera de gobernar. “Su sistema es que todo pase por las manos de Cazabán”, aseguran los infidentes. La metodología jaquista ha demonizado a más no poder al ex lafallista. Y le otorga una gran cuota de poder, que es cuestionada por figuras propias y ajenas.
El gobernador que hoy viaja por los departamentos no ha prestado ni presta atención a estas percepciones. Lo que no quita que dentro y fuera le sigan reclamando que acote la delegación del poder en su secretario. Lo que tampoco quita que el Gobierno siga siendo una olla a presión, que podría estallar si Jaque no oye alguno de estos consejos.
Una relación que no mejora
Si el gobernador leyera estas líneas, posiblemente estaría enojado porque en un medio no se ha vinculado su recorrido por los departamentos de la provincia con los que hizo durante la campaña electoral, época en la que aseguró haber caminado cinco veces Mendoza para conocerla a pleno. O porque se desvirtúa la finalidad de su recorrido al sostenerse que lo hace para “evadirse”.
Más allá de su opinión, respetable siempre, Jaque tiene un problema: genera algunos pensamientos a partir de la sospecha de que la prensa siempre quiere perjudicarlo, hallarlo en falta, hacerlo pasar por un inepto. Lo ha reconocido en una de las pocas charlas francas que mantuvo con periodistas locales desde que asumió.
Ninguna relación puede prosperar en ese clima de sospecha y distanciamiento.
Los periodistas tal vez debamos hacer autocrítica respecto de algún título donde el silencio del gobernador mendocino llevó a calificar demasiado lapidariamente alguna acción o medida suya.
Pero lo que Jaque debe saber es que es ese silencio profundo lo que más complica la labor de la prensa. Ese silencio que contagia y también torna muda en muchos casos a toda la gestión, es el caldo que cocina y da entidad a los rumores y las especulaciones, muchas veces no deseadas. Sin información oficial, la “no oficial” gana entidad. Este principio está en todos los manuales de comunicación.
¿Qué se puede decir de un gobernador que responde “en su momento”, cuando le preguntan cuándo dará a conocer el nombre del nuevo ministro de Gobierno?
Salir del encierro y el hermetismo, y dejar atrás ciertos rencores, quizás sea el método para reactivar una relación de mutua necesidad entre el gobernador y los periodistas, una relación que sí o sí tiene mucho tiempo (más de tres años) por delante para finalizar.