El cadáver hallado en el placard: una prueba contundente complicó al expolicía detenido
El expolicía acusado por el femicidio de Milagros Bastos, cuyo cadáver fue hallado en su placard, declaró este viernes. La prueba contundente lo complicó.
El expolicía Horacio Grasso fue indagado este viernes por el crimen de Milagros, la joven cuyo cadaver fue hallado dentro del placard de su departamento de la ciudad de Córdoba.
La investigación por el femicidio de Milagros Bastos, cuyo cadáver fue hallado dentro de un placard en un departamento de la ciudad de Córdoba, dio un giro decisivo en las últimas horas. Horacio Grasso, expolicía condenado y principal acusado, negó durante cuatro horas su participación en el crimen, pero una prueba contundente lo complicó seriamente.
El fiscal José Bringas indagó a Grasso en el edificio de Tribunales 2, de la ciudad de Córdoba, durante este viernes. En la indagatoria, el imputado sostuvo que no conocía a la joven hallada sin vida en el placard de su departamento.
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Sin embargo, en plena audiencia, se incorporó al expediente un informe forense que confirmó que los restos de ADN hallados en una prenda de la víctima eran compatibles con el perfil genético del acusado.
La prueba que complica al expolicía
La prueba fue considerada “demoledora” por los investigadores, ya que contradice de manera directa la declaración del expolicía y lo ubica en una escena íntima con Milagros Bastos. Luego de declarar ante la Justicia que no conocía a la joven, las pericias confirmaron que el semen encontrado en la ropa interior de la víctima pertenece a Grasso, lo que derrumba su coartada inicial.
Con ese elemento, la fiscalía reforzó la imputación por homicidio calificado por violencia de género, figura que encuadra el hecho como femicidio y prevé prisión perpetua.
Tras la indagatoria, Grasso regresó a la cárcel de Bouwer, donde permanece detenido a disposición de la Justicia, mientras la causa avanza hacia una instancia que podría desembocar en un juicio oral.
El femicidio de Milagros
El cuerpo de Milagros, de 22 años, fue hallado oculto en un placard del departamento que Grasso ocupaba en calle Buenos Aires 315, en pleno centro de la ciudad de Córdoba. Según la reconstrucción preliminar, el crimen habría ocurrido entre el 14 y el 20 de agosto de 2024, período en el cual la joven habría visitado el domicilio del acusado.
La fiscalía sostiene que Grasso se aprovechó de la situación de extrema vulnerabilidad de Milagros, quien atravesaba un consumo problemático y vivía prácticamente en situación de calle. En ese contexto de marcada asimetría física y de poder, habría ejercido violencia de género hasta causarle la muerte por asfixia mecánica.
Luego, el cuerpo habría sido envuelto con elementos del propio departamento y ocultado en el ropero del dormitorio, detrás de una especie de cerramiento improvisado que buscó disimular el crimen.
Un crimen aberrante
El abogado querellante, Carlos Nayi, calificó el hecho como “aberrante” y remarcó que la joven “no tuvo ninguna posibilidad de defensa”. Además, volvió a poner el foco en las responsabilidades estatales, ya que Grasso cumplía prisión domiciliaria al momento del femicidio y registraba al menos 190 —y hasta 255, según otras actuaciones— salidas no autorizadas.
Grasso cuenta con un extenso prontuario: años atrás fue condenado por un homicidio cometido durante un tiroteo entre bandas narco. Tras acceder al beneficio de la prisión domiciliaria, incumplió reiteradamente el régimen sin que se revocara de inmediato.
Para la familia de Milagros, ese punto es central. “Nunca debió haber salido de la cárcel. Si el Estado hubiera controlado como corresponde, Milagros estaría viva”, repiten sus allegados.



