Pesadilla que no cesa

Esclavitud en Argentina: cómo es la trata de personas en el siglo XXI

Desde 2008 fueron rescatadas 16.000 víctimas de trata de personas en el país. Hoy, a pesar de que las organizaciones que trabajan contra la explotación sexual y laboral están en plena actividad, son numerosísimos los casos de esclavitud en la Argentina. Razones detrás del fenómeno.

Facundo García
Facundo García domingo, 1 de agosto de 2021 · 07:06 hs
Esclavitud en Argentina: cómo es la trata de personas en el siglo XXI
Miles de víctimas viven en habitaciones como esta, sin ningún tipo de protección. La foto fue tomada durante uno de los rescates. Foto: Gendarmería Nacional Argentina

A pesar de las leyes, de las organizaciones y del activismo, la trata de personas sigue siendo un espectro que gravita sobre la Argentina. Entre prostíbulos camuflados y talleres clandestinos, ahora mismo hay víctimas gastando sus vidas para abultar la billetera de otros. Y ya no se trata sólo de amenazas y violencias evidentes -que las hay-, sino de un sistema perverso que "domestica" a los seres humanos hasta hacerlos creer que la falta de futuro es su estado natural.

Especialistas consultadas por MDZ coincidieron en que existe casi la misma cantidad de personas esclavizadas de origen interno y extranjero en el país, con zonas de reclutamiento y de destino dentro del territorio nacional. Viviana Caminos, representante de la Red Alto al Tráfico y la Trata (RATT), asegura que el norte argentino es zona de cooptación y captura. Y que esas personas son trasladadas hacia el sur: "el 50% de los rescates son en provincia de Buenos Aires, pero también son fuertes Córdoba, Santa Fe y la Patagonia". 

Datos elocuentes

Hay un dato demoledor sobre la trata que vale la pena destacar: de acuerdo con fuentes oficiales, una parte importantísima de las personas rescatadas ni siquiera estaban siendo buscadas por sus familias y allegados. Es decir que venían de ambientes donde nadie quiso o nadie pudo mover un dedo para que saltaran las alertas

Caminos se explaya: "a veces ni siquiera tienen partida de nacimiento, es decir que ya venían de otras vulnerabilidades. Y lo peor es que hemos visto casos de víctimas que salieron de zonas pobrísimas y al cabo de los años vuelven a su lugar natal, pero esta vez como reclutadoras".

En cuanto a los países de origen, hay presencia de argentinas y argentinos; pero en la explotación sexual se les suman personas de Paraguay, República Dominicana, Colombia y Venezuela; mientras que en la laboral destacan Bolivia, Perú y China

Viviana dice que en más de una ocasión las personas se resisten a ser rescatadas. "Finalmente, sienten que en ese lugar donde las explotan han construido sus lazos sociales e incluso 'afectivos'. Es donde les han prometido que, si 'se portan bien', van a ser capataces de su propio taller de costura clandestino o prostíbulo".

"Domesticación" humana

Caminos dice que desde 2008 se han concretado en Argentina alrededor de 16.000 rescates, con unas 300 sentencias. La incógnita para los legos es cómo se logra que tanta gente sea presa de la esclavitud en pleno siglo XXI.

Y la respuesta es más o menos así: en la trata de personas con fines laborales, se recurre a los golpes o las amenazas de deportación, mecanismos adaptados a zonas agrícolas o talleres de manufacturas relativamente aislados. En la trata que tiene tintes sexuales, por otro lado, el círculo de violencias tiene más variaciones: suele iniciarse con la violación o la amenaza de matar a la familia de la persona cautiva, para pasar luego a una "domesticación" que tiene que ver con las drogas. Por sobre todo eso, siempre, el halo de la miseria.

"Al convertirse en adictas, se vuelven dóciles..."

"Las mujeres comienzan a consumir y a partir de eso se vuelven dóciles, porque se convierten en adictas. El tratante se concentra en lograr un quiebre moral y físico de esas mujeres. Por eso a veces se las ve sonrientes, aunque tras esa sonrisa se escondan miserias terribles", comenta Caminos.

¿Y quienes cooptan a estas víctimas? "En Argentina existen redes, familias que se dedican a esto y al mismo tiempo proxenetas individuales", detalla la entrevistada. La trampa más elegida en tiempos de pandemia es la falsa oferta de trabajo a través de Internet.

En cuanto al porcentaje por género, el 90% de las víctimas de trata sexual son mujeres. En la trata laboral la proporción está más equilibrada, situándose en un 50-50.

Trata dura y trata blanda

A partir de lo señalado, se puede distinguir entre "trata dura" y "trata blanda". Para Betina Laguna, de la Fundación María de los Ángeles, el delito se disimula cada vez más tras la apariencia de libertad

"En la trata blanda no hay secuestros sino engaños, ofertas de trabajo tramposas o falsos enamoramientos por parte de un manipulador. No encontrás a la víctima privada de la libertad sino coaccionada de una forma que a veces ni siquiera es evidente para ella misma", aclara.

Así, la antigua imagen del prostíbulo ha cedido protagonismo a "los privados", departamentos o casas cuyos contratos de alquiler están incluso a nombre de quienes son explotados/as. "Te digo más -sigue Betina-: cuando se realizan los allanamientos, notamos que ya tienen armado un speech en el que juran que ellas están ahí por decisión propia, y cubren a los agresores".

Tanto Laguna como Caminos coinciden en que falta mucho por hacer. "Todavía no tenemos campañas contundentes en la prevención; y otro punto flojo es la falta de contención para las personas rescatadas. Nos topamos dos por tres con chicas que se salvaron de una situación violenta pero después, a causa de no tener adónde ir, retornan a los mismos circuitos de antes. Las organizaciones hacemos lo que podemos para evitar eso, pero es indispensable que el Estado se haga cargo y nos acompañe más", cierra Laguna.

  • ¿Aportes? ¿Otra perspectiva? Puede escribir a fgarcia@mdzol.com

 

Archivado en