Pan francés esponjoso y dorado: la receta que vas a repetir siempre.
Aprende paso a paso la receta de pan francés, sencilla y casera, para disfrutar de un pan crujiente y esponjoso.

Cómo hacer pan francés en casa con esta receta fácil y deliciosa.
ShutterstockEsta receta de pan francés casero es ideal para quienes disfrutan del pan fresco, artesanal y con un aroma irresistible. Con su corteza crujiente y su miga suave y esponjosa, se convierte en la opción perfecta para acompañar desayunos, meriendas o comidas principales.
El pan francés, es un clásico de la panadería internacional. Su origen se remonta a Francia, donde este pan se convirtió en símbolo cultural y culinario gracias a su forma y su característica corteza dorada. Prepararlo en casa no solo garantiza frescura, sino que también permite vivir la experiencia de amasar, dar forma y hornear un pan desde cero. Aunque requiere paciencia y respetar los tiempos de levado, el proceso no es complicado y el resultado es gratificante. El secreto está en usar ingredientes de calidad y amasar lo suficiente para desarrollar el gluten, lo que dará como resultado una textura ligera y aireada. Además, hacer pan francés en casa permite adaptarlo a los gustos personales, ya sea en tamaño, forma o incluso agregando semillas como sésamo o amapola en la corteza para un toque distinto. Hornear pan francés no es solo preparar un alimento: es un ritual que llena la cocina de aromas, aporta calidez al hogar y ofrece una satisfacción única al disfrutar del primer bocado.
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Ingredientes
Harina de trigo (500 g), agua tibia (300 ml), levadura seca (7 g), azúcar (1 cucharadita), sal (10 g), aceite de oliva (1 cucharada).
Paso a paso para preparar pan francés
- En un bol pequeño, disuelve la levadura seca y el azúcar en 100 ml de agua tibia. Deja reposar 10 minutos hasta que forme una espuma ligera.
- En un bol grande, coloca la harina y la sal. Haz un hueco en el centro e incorpora la mezcla de levadura, el resto del agua tibia y el aceite de oliva.
- Mezcla con una cuchara de madera hasta integrar los ingredientes y luego comienza a amasar sobre una superficie enharinada.
- Amasa durante 10-15 minutos hasta que la masa esté suave, elástica y no se pegue a las manos. Si es necesario, añade un poco más de harina.
- Forma una bola con la masa, colócala en un bol engrasado y cúbrela con un paño limpio. Deja reposar en un lugar cálido durante 1-2 horas, hasta que duplique su tamaño.
- Una vez levado, desgasifica la masa suavemente presionando con las manos y divídela en dos o tres partes, según el tamaño de panes que desees.
- Da forma alargada a cada porción, similar a una baguette, y colócalas en una bandeja de horno forrada con papel vegetal.
- Cubre con un paño y deja reposar 30 minutos más para un segundo levado.
- Precalienta el horno a 220 °C. Antes de hornear, haz cortes diagonales en la superficie de los panes con un cuchillo afilado para darles el aspecto clásico.
- Hornea durante 20-25 minutos o hasta que los panes estén dorados y al golpear la base suenen huecos. Retira del horno y deja enfriar sobre una rejilla antes de cortar y servir.
De la cocina a tu mesa
El pan francés casero combina tradición, sabor y la satisfacción de elaborar un alimento desde cero. Su corteza crujiente y dorada contrasta con una miga suave y aireada, lo que lo convierte en un pan versátil ideal para acompañar todo tipo de comidas. Prepararlo en casa no requiere experiencia profesional, solo paciencia para respetar los tiempos de levado y dedicación para amasar correctamente. La ventaja de hacerlo de manera artesanal es que puedes personalizar el tamaño, la forma y hasta enriquecer la receta con semillas o hierbas aromáticas. Además, el proceso de horneado llena la cocina con un aroma inigualable que invita a compartir. Este pan no solo es perfecto para desayunos y meriendas, sino también para acompañar sopas, guisos, quesos y embutidos, transformando cualquier comida en una experiencia más especial. Preparar pan francés casero demuestra que la panadería artesanal está al alcance de todos y que el esfuerzo se recompensa con un resultado delicioso, nutritivo y siempre bienvenido en la mesa. ¡Y a disfrutar!