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Deliciosa receta de tarta de ricotta con fresas: ligero, natural y casero

Aprende paso a paso y fácilmente a preparar una deliciosa tarta de ricotta con fresas con nuestra receta favorita e imbatible.
Tarta de ricotta y fresas: postre cremoso y refrescante Foto: Shutterstock
Tarta de ricotta y fresas: postre cremoso y refrescante Foto: Shutterstock

La tarta de ricotta tiene una larga tradición en la cocina italiana, especialmente en regiones como Sicilia y Nápoles, donde es común encontrarla en celebraciones y comidas familiares. Esta versión incorpora fresas frescas, que no solo aportan color y aroma, sino también una nota frutal muy agradable que realza el sabor del relleno. A diferencia de otras tartas más densas o empalagosas, esta preparación es liviana y suave, ideal para disfrutar en cualquier época del año, pero especialmente en primavera y verano, cuando las fresas están en su punto justo.

El uso de ricotta, un queso bajo en grasa y rico en proteínas, la convierte en una opción un poco más saludable sin sacrificar textura ni sabor. Además, es versátil: se puede servir fría o a temperatura ambiente, y es perfecta tanto como postre principal como para acompañar una merienda. Su base crujiente contrasta con el relleno cremoso, y su presentación con fresas frescas hace que luzca tan bien como sabe. Si estás buscando una alternativa a las tartas tradicionales de queso o fruta, este postre es un acierto asegurado. ¡Vamos a la receta!

Este queso se elabora a partir del suero restante de otros quesos, lo que lo hace más ligero y con bajo contenido graso. Fuente: Shutterstock

Ingredientes 

Para la base: 200 gramos de galletas tipo digestiva trituradas, 100 gramos de manteca derretida, 1 cucharada de azúcar.
Para el relleno: 500 gramos de ricotta, 150 gramos de azúcar, 2 huevos grandes, 1 cucharadita de esencia de vainilla, ralladura de 1 limón, 100 mililitros de crema de leche.
Para la cobertura: 250 gramos de fresas frescas cortadas a la mitad, 3 cucharadas de mermelada de frutilla o fresa, 1 cucharada de agua.

 

Procedimiento

  1. Tritura las galletas tipo digestiva hasta obtener una textura de arena fina. Puedes hacerlo en una procesadora o colocando las galletas en una bolsa y aplastándolas con un rodillo. Mezcla en un bol con el azúcar y la manteca derretida hasta que todo quede bien húmedo. Vierte esta mezcla en un molde desmontable de 22 a 24 cm de diámetro, y presiona firmemente con el dorso de una cuchara o con las manos para formar una base pareja. Lleva a la heladera por 15 minutos para que se endurezca un poco antes de añadir el relleno.
  2. En un bol grande, coloca la ricotta y bátela suavemente con un batidor de mano o eléctrico hasta que quede lisa. Agrega el azúcar, la esencia de vainilla y la ralladura de limón, y mezcla bien. Incorpora los huevos uno a uno, batiendo después de cada adición hasta integrar. Por último, añade la crema de leche y mezcla hasta obtener una preparación homogénea, suave y sin grumos. No es necesario batir en exceso, ya que queremos mantener una textura aireada pero cremosa.
  3. Retira el molde de la heladera y vierte con cuidado el relleno sobre la base de galletas. Alisa la superficie con una espátula. Lleva al horno precalentado a 160 °C (horno medio bajo) y hornea durante 45 a 50 minutos, o hasta que el centro esté casi firme pero aún ligeramente tembloroso. El relleno se terminará de asentar mientras se enfría. Apaga el horno, abre la puerta y deja enfriar la tarta dentro del horno durante 15 minutos para evitar que se agriete.
  4. Una vez retirada del horno, deja que la tarta enfríe a temperatura ambiente, y luego llévala al refrigerador por al menos 4 horas, preferiblemente de un día para otro. Esto permite que la textura se afirme completamente y los sabores se integren.
  5. Lava bien las fresas, retira los cabitos y córtalas a la mitad. En una cacerolita pequeña, calienta la mermelada junto con una cucharada de agua, revolviendo hasta que se disuelva y tenga consistencia fluida. Deja entibiar unos minutos.
  6. Distribuye las fresas sobre la superficie de la tarta de forma decorativa. Puedes cubrir toda la superficie o hacer un círculo central, según tu gusto. Con ayuda de un pincel de cocina, cubre suavemente las fresas con la mermelada tibia. Esto le dará brillo, sabor y ayudará a conservarlas frescas por más tiempo.
A diferencia de los cheesecakes más densos con queso crema, la ricotta le da a la tarta una textura más ligera y un sabor más suave. Fuente: Shutterstock


Desmolda con cuidado la tarta y colócala en una fuente de presentación. Sirve bien fría, acompañada si lo deseas de un poco de crema batida o un café. Su textura cremosa, su sabor delicado y la frescura de las fresas harán que cada bocado sea un verdadero placer.

Esta tarta de ricotta con fresas es el equilibrio perfecto entre lo clásico y lo fresco, y seguro se convertirá en una de tus preparaciones favoritas. ¡Y a disfrutar!