Un medio británico pone la lupa sobre los F16 argentinos y vuelve a hablar de riesgo en Malvinas
La compra argentina de 24 F16 volvió a encender lecturas inquietas en medios británicos, que la conectan con Malvinas.
Javier Milei probando la cabina de uno de los F16 llegados al país.
La discusión se activó en Londres por una nota de GB News que describe a la Argentina como un país que vuelve a invertir en capacidades militares y coloca el eje en los 24 F16 adquiridos a Dinamarca. El artículo interpreta esa modernización como un factor que podría alterar el balance en el Atlántico Sur.
Además, lo vincula, de manera directa, con la disputa por Malvinas. La publicación aparece, además, cuando ya hubo una ceremonia de recepción por los primeros aparatos llegados al país en diciembre.
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La alarma mediática y el foco en la defensa británica
GB News sostiene que hoy la cobertura naval alrededor de las islas se apoya, en gran medida, en el patrullero HMS Forth. También menciona una dotación limitada de aviones de combate en la base de Mount Pleasant. En ese punto hay un matiz importante: el medio habla de tres Typhoon, pero información oficial de la RAF indica que allí opera el 1435 Flight con cuatro Typhoon, además de otras aeronaves de apoyo. Aun con esa diferencia, la idea central del planteo es política: si la Argentina suma aviones, la discusión pública británica vuelve a preguntar si el despliegue actual es suficiente.
Por qué los F16 entran en el centro del debate
Para la prensa británica, el cambio no se explica solo por el modelo del avión, sino por el salto que implica recuperar una aviación supersónica con unidades que ya empiezan a arribar. FlightGlobal informó la entrega inicial de seis F-16, y la noticia también fue reflejada por agencias y por el propio gobierno estadounidense en el marco del apoyo a la operación. En la lectura de GB News, si se mira el número de aeronaves, la ecuación “se aprieta” para los Typhoon basados en el archipiélago. Otras voces británicas, en cambio, minimizan el riesgo inmediato y remarcan que no ven una amenaza militar concreta, aunque reconocen que el tema volvió a la agenda.
Milei, el candado de componentes británicos y el ruido diplomático
El artículo también se monta sobre un capítulo sensible: el control británico sobre exportaciones militares con piezas o tecnología del Reino Unido hacia la Argentina, vigente desde la posguerra. En los últimos días, Milei dijo que existe intención de destrabar esas restricciones. Londres respondió con una negación pública: el gobierno británico sostuvo que no hay conversaciones para levantar el esquema, y volvió a marcar que la soberanía no está en discusión. La tensión es doble, porque cruza defensa con política exterior y, al mismo tiempo, se mezcla con señales de acercamiento en otros terrenos.
Detrás del ruido mediático hay una escena más amplia. Para Buenos Aires, la compra de F-16 se presenta como un intento de recomponer capacidades básicas y actualizar una fuerza aérea que llevaba años sin ese nivel de material. Para sectores del establishment británico, en cambio, cada paso argentino se mira con el prisma Malvinas. Y en ese tablero aparece otro actor: Estados Unidos, que avaló el acuerdo y participó de la narrativa pública alrededor de las primeras entregas, mientras en Reino Unido se insiste en que la defensa de las islas sigue siendo prioritaria.
En el corto plazo, el punto no parece ser una escalada militar, sino una disputa de percepciones. Un medio amplifica la idea de “amenaza”, el gobierno británico reafirma su postura, y la Argentina insiste en la vía diplomática mientras refuerza equipamiento. Lo que cambia es el clima: cada nuevo movimiento —un avión que llega, una frase presidencial, una respuesta de Downing Street— vuelve a instalar el Atlántico Sur en la conversación pública. Y en ese terreno, la narrativa pesa casi tanto como los números.

