Revolución de la inteligencia artificial: el trabajo murió, pero nadie quiere enterrarlo
Un análisis reciente describe un clima de ansiedad creciente por la IA y afirma que los trabajos administrativos y de oficina ya han desaparecido.
La inteligencia artificial trae consigo la revolución del trabajo.
Archivo MDZEl artículo de Axios publicado hace unos días lo dice casi sin querer decirlo: la ansiedad por la inteligencia artificial se sale de control. La gente no duerme, exagera habilidades en sus currículums, usa inteligencia artificial a escondidas, siente que no vale nada. Pánico, negación, parálisis. Lo que ocurre no es una amenaza futura: es un hecho consumado.
Todo trabajo que se hace sentado desapareció. Lo digo hace dos años en esta columna y en muchas otras. Los trabajos administrativos, de oficina, de análisis, de soporte, de organización, de redacción, de supervisión, entre otros, ya no existen. El cuerpo sigue tibio, pero el corazón ya no late. El problema no es la muerte, la realidad es que nadie quiere firmar el certificado de defunción.
Te Podría Interesar
Lo que vemos no es un proceso de cambio, es un duelo negado. Se habla del futuro del trabajo como si fuera una incógnita abierta, sin embargo, no lo es. Y como pasa con la muerte, todo el mundo se hace el idiota. No se planifica ni se nombra. Se la reemplaza por palabras vacías, por consignas falsas, por humo. Mientras tanto, las personas que todavía están en esos trabajos sienten que algo anda mal, que hay algo que no cierra.
Hay una ansiedad y no la produce la inteligencia artificial, sino los gobiernos. Llega desde el silencio de las empresas. Porque no hay nada más violento que hacerle creer a alguien que todavía tiene un lugar, cuando ese lugar ya no existe. No hay nada más cruel que negarle a la población el derecho a prepararse. Gobiernos y empresas omiten la verdad cuando lo que se necesita es claridad.
¿Y qué hacen los líderes mientras tanto? ¿Se ocupan de la transición? ¿De explicar lo que ocurre? ¿De organizar un futuro posible? No. Se ocupan del pasado: discuten quién fue el culpable de la Primera Guerra Mundial, y si el Golfo de México debería tener otro nombre. También proponen leyes para modificar próceres y ajustar los libros de historia. También cambian estatuas. Mientras el empleo se evapora, los gobiernos creen que están a cargo del pasado. Sin embargo, el futuro es lo único que deberían gestionar, pero lo abandonan.
Y ni siquiera les va bien en el presente. Toman deuda, elevan el déficit, destruyen las monedas, entregan subsidios que no alcanzan y prometen reformas que no llegan. Francia, Italia, España e Inglaterra están en quiebra. Estados Unidos no encuentra cómo sostener su nivel de gasto. Por su parte, China atraviesa una crisis de confianza interna.
Todo eso pasa al mismo tiempo. Y frente a ese desmoronamiento, ¿cuál es la respuesta? ¿Hablar claro? ¿Preparar a la población? ¿Redistribuir el conocimiento? ¿Dar un plan? No, es esconderse, apagar las luces y repartir Valium.
Pero esto no es para Valium, es para valientes. El mundo necesita ahora mismo una conversación brutalmente honesta, sin adornos ni eufemismos. Lo que desapareció no fue alguna tarea: fue el trabajo tal como lo conocemos, incluyendo la idea misma de productividad humana frente a una pantalla.
Por un lado, están los delirantes como Harari, que dicen que la inteligencia artificial matará a todos y el apocalipsis está cerca. Por el otro, están los encantadores de serpientes, diciendo que todo será mejor y que trabajaremos codo a codo con las máquinas. Ambos extremos son parte del mismo engaño centrado en distraer, simplificar, evadir. Lo real es esto: no se contratará más gente para esos trabajos.
Entonces, ¿qué hacemos? Lo único que corresponde es sentarnos todos a hablar. Porque si no lo hacemos ahora, mañana será tarde, ya que la gente se despertará sin trabajo ni ingresos porque nadie se atrevió a mirar lo evidente.
Lo repito, por si todavía no quedó claro: todo trabajo que se hace sentado desapareció.
Las cosas como son.
Mookie Tenembaum aborda temas de tecnología como este todas las semanas junto a Claudio Zuchovicki en su podcast La Inteligencia Artificial, Perspectivas Financieras, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

