Estudio reveló que la misteriosa anomalía magnética sobre Sudamérica y África no deja de expandirse
Los satélites de la Agencia Espacial Europea confirmaron que el debilitamiento del campo magnético terrestre en el Atlántico Sur continúa expandiéndose. Este fenómeno, conocido como “Anomalía del Atlántico Sur”, afecta también a países como Brasil, Uruguay, Paraguay y parte del sur de África.

La Anomalía del Atlántico Sur se expandió notablemente entre 2014 y 2025, debilitando el campo magnético sobre Sudamérica.
Division of Geomagnetism, DTU Space/ESAEl campo magnético terrestre, que actúa como un escudo natural contra la radiación solar y cósmica, está mostrando una zona de debilidad cada vez más amplia. Según un reciente estudio, obtenidos por la constelación de satélites Swarm de la Agencia Espacial Europea (ESA), la llamada Anomalía del Atlántico Sur ha crecido de forma sostenida desde 2014, expandiéndose por un área equivalente a casi la mitad del tamaño del continente europeo.
Este fenómeno se ubica sobre el Atlántico Sur y afecta principalmente la región comprendida entre Sudamérica y África. Allí, la intensidad del campo magnético es significativamente menor, lo que deja más expuestos a los satélites que cruzan esa zona. El reciente estudio, publicado en la revista Physics of the Earth and Planetary Interiors, confirma que el debilitamiento continúa y que en algunos sectores el cambio ha sido más acelerado desde 2020.
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Un estudio clave
La misión Swarm, lanzada en 2013, está compuesta por tres satélites idénticos que miden con precisión las señales magnéticas que provienen del núcleo, el manto y la corteza terrestre, además de la ionosfera y la magnetosfera. Gracias a más de once años de observaciones, los científicos lograron construir el registro más extenso del campo magnético terrestre desde el espacio.
"El campo magnético de la Tierra no es estable, sino dinámico y complejo. La Anomalía del Atlántico Sur no se comporta de manera uniforme: se debilita de forma distinta hacia África que hacia Sudamérica", explicó el profesor Chris Finlay, geofísico de la Universidad Técnica de Dinamarca y autor principal del estudio. "Hay algo especial en esa región que está provocando una disminución más intensa del campo", agregó.
El análisis muestra que, debajo de esta vasta zona, parte del flujo magnético se invierte: en lugar de salir del núcleo —como ocurre normalmente en el hemisferio sur—, en algunos puntos parece regresar hacia él. Este comportamiento anómalo estaría relacionado con una gran masa de material sobrecalentado conocida como Provincia Africana de Baja Velocidad de Cizalla, ubicada cerca del límite entre el núcleo y el manto.
De acuerdo con los especialistas, este patrón puede alterar la convección del núcleo terrestre y, con ello, modificar el comportamiento del campo magnético. Aunque no representa un peligro directo para la vida en la superficie, sí tiene implicancias para la tecnología: los satélites y naves que cruzan la zona reciben mayores dosis de radiación y corren riesgo de fallas en sus sistemas electrónicos.
La Anomalía del Atlántico Sur se detectó por primera vez en el siglo XIX, pero solo desde la misión Swarm se dispone de una observación continua y detallada. Hoy abarca una gran extensión que incluye Argentina, Brasil, Uruguay, Paraguay y el sur de Bolivia, además de extenderse sobre el océano hasta Namibia y Sudáfrica.
Mientras tanto, los datos del satélite también revelaron otros cambios: el campo magnético se ha debilitado sobre Canadá, pero se fortaleció sobre Siberia, lo que indica un desplazamiento del polo magnético norte hacia Asia.
"Gracias a los registros prolongados de Swarm podemos ver el panorama completo de nuestro planeta dinámico", señaló Anja Strømme, responsable de la misión en la ESA. "Los satélites siguen funcionando perfectamente y esperamos continuar obteniendo datos más allá de 2030, cuando se presenten condiciones solares aún más favorables para nuevas observaciones", agregó.
¿Qué efectos tiene esta anomalía?
En esa zona, que se extiende entre Sudamérica y África, el escudo natural que protege al planeta de la radiación solar y cósmica es menos efectivo. Esto permite que una mayor cantidad de partículas cargadas penetren más cerca de la superficie terrestre y de las órbitas bajas donde operan los satélites.
El fenómeno no representa un riesgo directo para la vida en la superficie, pero sí plantea desafíos para la tecnología espacial. Los satélites que atraviesan la anomalía —incluida la Estación Espacial Internacional— están expuestos a un incremento de radiación que puede provocar fallas electrónicas, pérdida de datos o interrupciones temporales en los equipos. Por ese motivo, muchas misiones apagan sistemas sensibles al pasar por la región para evitar daños.
Los científicos creen que esta debilidad se origina por alteraciones en el flujo de hierro líquido del núcleo terrestre, donde se genera el campo magnético del planeta. Comprender cómo evoluciona la anomalía permite anticipar posibles impactos en la navegación, las comunicaciones y la seguridad de los sistemas espaciales, además de ofrecer una ventana única al comportamiento interno de la Tierra.