El cometa 3I/ATLAS muestra una actividad fuera de lo común, según un nuevo estudio
El hallazgo sobre el cometa podría modificar lo que se sabe sobre la presencia de los elementos esenciales para la vida en otros sistemas planetarios.

El cometa 3I/ATLAS fue observado liberando agua a millones de kilómetros del Sol, un comportamiento que desconcierta a los astrónomos.
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Un grupo de científicos detectó un fenómeno inesperado en el cometa interestelar 3I/ATLAS. Según un nuevo estudio, este objeto comenzó a liberar agua en el espacio cuando todavía se encontraba a una gran distancia del Sol, algo que nunca se había observado antes en un cometa de este tipo.
El descubrimiento podría cambiar la manera en que se entiende la presencia de los elementos básicos para la vida en otros sistemas planetarios.
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El trabajo, publicado en la revista The Astrophysical Journal Letters, analizó observaciones realizadas con el telescopio espacial Neil Gehrels Swift de la NASA. Los astrónomos detectaron señales de gas hidroxilo (OH), una sustancia que se forma cuando la radiación ultravioleta del Sol rompe las moléculas de agua. Esta detección es una forma indirecta pero confiable de confirmar que el cometa estaba expulsando vapor de agua al espacio.
Lo sorprendente es que esto ocurrió cuando el 3I/ATLAS se encontraba a casi tres veces la distancia entre la Tierra y el Sol, es decir, mucho más lejos de la región donde normalmente el calor solar hace que los cometas liberen agua. En esas condiciones, el hielo debería permanecer completamente congelado. Sin embargo, los instrumentos mostraron que el cometa estaba perdiendo alrededor de 40 kilogramos de agua por segundo, lo que los investigadores compararon con el chorro continuo de una manguera de alta presión.
“Cuando detectamos agua —o incluso su débil eco ultravioleta, el OH— en un cometa interestelar, estamos leyendo una nota de otro sistema planetario”, explicó Dennis Bodewits, profesor de Física en la Universidad de Auburn, en Alabama. “Nos indica que los ingredientes de la química de la vida no son exclusivos del nuestro”.
El cometa 3I/ATLAS fue descubierto en julio de 2025 y desde entonces ha sido objeto de estudio con distintos telescopios. Los datos muestran que se mueve a una velocidad superior a 210.000 kilómetros por hora, atravesando el sistema solar en una trayectoria casi recta. También se estima que tiene un diámetro máximo de unos 5,6 kilómetros, lo que lo convierte posiblemente en el mayor objeto interestelar detectado hasta el momento.
Los investigadores creen que el calor del Sol, aunque débil a esa distancia, podría haber provocado la vaporización de pequeños granos de hielo situados en la superficie del cometa. Esa sublimación temprana explicaría la emisión de gas observada. Además, algunos estudios sugieren que el 3I/ATLAS podría ser hasta 3.000 millones de años más antiguo que el propio sistema solar, lo que lo convierte en una reliquia del universo primitivo.
Este hallazgo tiene una gran relevancia para la ciencia. Demuestra que el agua y los compuestos esenciales para la vida podrían ser más comunes en el cosmos de lo que se pensaba, y que incluso los objetos que viajan entre estrellas pueden transportar estos elementos. Comprender cómo y cuándo se libera esa materia ayuda a reconstruir los procesos que dieron origen a los planetas y, en última instancia, a la vida.