Chile ante las urnas: incertidumbre líquida y promesas de cambio
Con ocho candidatos y un país agotado por el miedo y las promesas vacías, Chile busca en las elecciones algo simple y urgente: certezas.
Chile está cansado política del miedo, de la promesa y de las incertidumbres.
Archivo MDZ“Hoy nuestra única certeza es la incertidumbre”. Esta frase del filósofo Zigmunt Bauman, tomada de su obra Modernidad líquida (2000), podría ser la mejor manera de describir el clima que antecede a las elecciones presidenciales en Chile este 16 de noviembre.
La incertidumbre a la que se enfrenta la sociedad no tiene nada que ver con sus instituciones democráticas ni con su tradición republicana, ni mucho menos con su reconocido Servel (servicio electoral), que en menos de tres horas ya tiene los resultados de la votación consolidados y da su veredicto transparente sobre ganador y vencidos. No, esta vez tiene que ver con a quien creerle, quien de los ocho candidatos a la Presidencia tiene la fórmula para cumplir con la palabra más repetida en la campaña: cambio.
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Demos un rápido vistazo al currículum de los candidatos
Sin duda llevan la ventaja las mujeres. Destacadas políticas, ambas ministras de gobierno, una viene del mundo académico, y la otra fue también senadora y alcaldesa. Una de las candidatas, militante del Partido Comunista de Chile, trae consigo una visión social que se enfoca en la igualdad y la justicia. La otra, hija de un exmilitar de la Junta de Gobierno cona Pinochet, promueve una política más conservadora y enfocada en el orden y el desarrollo económico. Dos miradas distintas al ser humano, a sus problemas, y sobre todo a cómo solucionarlos o “cambiarlos”. En los candidatos masculinos, tres tienen carrera política consolidada, mientras que los otros tres se presentan con el mismo entusiasmo, pero sin la trayectoria en cargos de gobierno. A pesar de ello, todos comparten la misma promesa: el cambio de Chile necesita.
La incertidumbre a la que se enfrenta la sociedad no tiene nada que ver con sus instituciones democráticas.
A quién le creerán los chilenos el 16 de noviembre, quien será la persona que les de certeza en medio de la incertidumbre que deja Gabriel Boric al dejar el Palacio de la Moneda. Las promesas de los candidatos son las mismas: seguridad, bienestar y crecimiento. Temas sensibles, especialmente debido a la migración que ha permeado las fronteras del país y generado un clima de inseguridad, un sistema de bienestar que estalló en protestas hace seis años sin lograr mejorar significativamente la calidad de vida del chileno promedio, y un crecimiento económico errático, marcado por los efectos de la pandemia y las tensiones internacionales
Estas últimas semanas se han escuchado promesas en todos los medios de comunicación, desde los más radicales que buscan solución con “ley o cementerio” o que los delincuentes “deben ser tratados con más amor”. Chile está cansado de la política del miedo, de las promesas vacías y de la incertidumbre que alimenta el desengaño. Lo que el país reclama es certidumbre, claridad y un liderazgo capaz de ofrecer respuestas concretas. En un país que se entiende a sí mismo como líquido, el desafío será encontrar la solidez que tantos anhelan. Quien logre dar certezas, ese será el o la candidata que llegue al sillón presidencial.
Chile está cansado política del miedo, de la promesa y de las incertidumbres, y busca certezas en medio de una sociedad que se entiende a sí misma como líquida.
* Cristian Calderón Díaz. Profesor de Filosofía, Chile.


