Estados Unidos

El desafío de Trump: deshacer el legado de Biden

El mandato de Joe Biden deja un escenario plagado de retos para Donald Trump, quien busca recuperar el control con su agenda antiglobalista.

Miguel Díaz
Miguel Díaz domingo, 19 de enero de 2025 · 06:30 hs
El desafío de Trump: deshacer el legado de Biden

Joe Biden, tras una carrera política de medio siglo que culminó con su llegada a la Casa Blanca, se despide dejando un mandato que no estuvo exento de polémica, divisiones internas y críticas internacionales.

Su presidencia, que probablemente quede en la historia como una transición entre los dos mandatos de Donald Trump, plantea ahora un complejo escenario para el exmandatario republicano. Con su visión antiglobalista, el líder del movimiento MAGA buscará recuperar revertir las políticas progresistas de su antecesor.

En su discurso de despedida el 15 de enero, Biden defendió los logros de su administración, desde la estabilización económica hasta las políticas climáticas. Sin embargo, detrás de esas palabras se oculta un legado complejo que configura precisamente el desafío que hereda Trump.

El peso del gasto público

El mandato de Biden estuvo marcado por un incremento histórico del gasto público. Su paquete de infraestructura de 1,2 billones de dólares y el plan de alivio económico de 1,9 billones, aprobado en 2021, buscaron paliar los efectos de la pandemia y modernizar la economía estadounidense.

Sin embargo, estas medidas también dispararon la inflación a niveles no vistos en décadas, llegando al 9,1% en junio de 2022, según datos del Departamento de Trabajo. Aunque en los últimos dos años la inflación fue controlada, el costo de vida elevado impactó en la opinión pública y debilitó la imagen del Partido Demócrata, a tal punto que se cree que fue uno de los causantes de su derrota electoral en noviembre.

Trump, por su parte, ha anunciado su intención de aplicar un programa de austeridad -dirigido por Elon Musk- y un recorte fiscal -bajo la promesa de aplicar la mayor reducción de impuestos de la historia de Estados Unidos- para contrarrestar lo que ha llamado “el despilfarro de los demócratas”.

Políticas progresistas y una sociedad dividida

El impulso de Biden a la teoría crítica de la raza, la inclusión de la ideología de género en las instituciones públicas y su apoyo a “la locura trans” -como la llama Trump- polarizaron a la sociedad estadounidense.

Una encuesta de Pew Research en 2023 mostró que el 54% de los ciudadanos consideraban estas políticas como divisivas. En estados como Texas y Florida, se aprobaron legislaciones que limitaron su implementación, reflejando una resistencia creciente en regiones conservadoras.

Aún más, muchos sectores moderados e independientes también percibieron estas iniciativas como imposiciones ideológicas desconectadas de las preocupaciones de la mayoría.

Trump ha prometido eliminar estas directrices y regresar a los “valores tradicionales estadounidenses”.

El liderazgo energético perdido

La apuesta de Biden por las energías renovables, incluida la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, incentivó el desarrollo de tecnologías verdes. Estas medidas buscaban avanzar hacia una economía más sostenible y reducir las emisiones de carbono.

Sin embargo, esta transición también redujo la producción doméstica de petróleo y gas, haciendo que Estados Unidos perdiera su liderazgo energético alcanzado bajo Trump. Las críticas no se hicieron esperar, especialmente durante la crisis energética global derivada de la invasión rusa a Ucrania, cuando el precio del barril de crudo superó los 120 dólares en 2022.

Trump prometió recuperar la independencia energética de Estados Unidos. Se espera que el dirigente republicano firme órdenes ejecutivas en este sentido el mismo 20 de enero.

Crisis fronteriza sin precedentes

La frontera sur se convirtió en un punto crítico durante la administración de Biden. Según cifras del Departamento de Seguridad Nacional, los cruces fronterizos ilegales alcanzaron un récord de 2,76 millones en 2022.

Este incremento no solo representó un reto humanitario y logístico, sino que también impactó políticamente a Biden y al Partido Demócrata, ya que se convirtió en una de las grandes preocupaciones de los votantes en las últimas elecciones.

Si bien el presidente intentó abordar el problema mediante acuerdos con México y Centroamérica, las políticas implementadas resultaron insuficientes.

Trump, con su enfoque de "mano dura", su promesa de terminar la construcción del muro fronterizo y su plan para ejecutar la mayor deportación de la historia, busca paliar los efectos generados por esta crisis.

El retiro de Afganistán

El retiro de Afganistán en agosto de 2021 fue un punto de inflexión para la administración Biden. El caos en el aeropuerto de Kabul, con escenas de desesperación que dieron la vuelta al mundo, evidenció una grave falta de planificación y coordinación.

La tragedia incluyó la muerte de 13 soldados estadounidenses, marcando un episodio traumático tanto para Estados Unidos como para Afganistán. Además, el regreso de los talibanes al poder erosionó la credibilidad de Washington como líder global.

En contraste, Trump se presenta como un estadista que, en su primer mandato, evitó iniciar conflictos bélicos y logró acuerdos de paz históricos, como los Acuerdos de Abraham. ¿Podrá repetir esa política exterior nuevamente?

Irán y el fortalecimiento de regímenes autoritarios

Biden intentó revivir el acuerdo nuclear con Irán, un pacto que había sido abandonado durante el gobierno de Trump. La liberación de decenas de billones de dólares congelados por sanciones generó fuertes críticas, al considerarse que esos recursos fortalecieron a los proxys terroristas del régimen iraní (que son los que precisamente están generando caos ahora en Medio Oriente).

Por otro lado, la administración Biden adoptó una postura de acercamiento con regímenes autoritarios como los de Cuba y Venezuela, lo que derivó en el fortalecimiento de lo que muchos analistas llaman "narcoestados".

Censura sobre el COVID-19

Durante la pandemia de COVID-19, la administración Biden fue acusada de censurar médicos, expertos y redes sociales que expresaban puntos de vista distintos a los del gobierno respecto al manejo de la enfermedad. Estas voces argumentaban que las cuarentenas generalizadas eran inútiles y generaban efectos adversos duraderos, como el aumento de problemas de salud mental y el impacto negativo en la economía. Otras exponían efectos adversos de las inoculaciones.

La experiencia demostró que -según datos del CDC- estados como Florida, que evitaron los cierres pero protegieron a poblaciones vulnerables, reportaron menos muertes por habitante que California y Nueva York.

En 2021, plataformas como Twitter y Facebook -presionadas por la Administración Biden- eliminaron publicaciones de médicos prominentes como el Dr. Jay Bhattacharya y grupos como el Great Barrington Declaration, entre miles de otros especialistas y público en general, tras ser catalogados como “desinformadores”.

Trump ha prometido impulsar la libertad de expresión en plataformas digitales y su reciente acercamiento a los CEO de las Big Tech podría ir en ese sentido.

El indulto a su hijo

El legado de Biden incluye polémicas personales y escándalos familiares, como el indulto a su hijo, Hunter Biden, acusado de fraude fiscal, un hecho que en estos cuatro años tanto el mandatario demócrata como la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, se cansaron de negar que podría ocurrir.

En síntesis, la presidencia de Biden será recordada como un período de transición entre los dos mandatos de Trump, que todo parece indicar que, consolidados, marcarán una nueva era de Estados Unidos y el mundo.

Sin embargo, el camino para el dirigente conservador de 78 años no estará exento de los obstáculos progresistas y globalistas que plantó su antecesor. El desafío para el líder soberanista será precisamente poder sortearlos con relativa rapidez para profundizar la agenda que quedó incompleta tras su primer paso por la Casa Blanca.

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