Peligro en redes sociales: Tiktok, el terrorismo y la tentación totalitaria
En los últimos años, Europa vio una alarmante tendencia en la radicalización de jóvenes, un fenómeno que encontró un nuevo campo de cultivo en las redes sociales, particularmente en plataformas como TikTok y Telegram. La facilidad con la que los adolescentes acceden a contenidos extremistas y reciben influencia de estos llevó a un aumento en la cantidad de jóvenes que intentaron o perpetraron actos de terrorismo.
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Este fenómeno se manifestó en diversos incidentes, como la detención en Austria de dos jóvenes de 18 y 19 años que planeaban un ataque terrorista durante un concierto de Taylor Swift en Viena. Ambos fueron radicalizados a través de contenidos en línea, jurando lealtad a grupos como el Estado Islámico. Otros ejemplos incluyen la detención de una adolescente de 14 años en Austria, con un arsenal de armas y propaganda extremista; y varios incidentes similares en Alemania y Francia, donde adolescentes, a través de interacciones en línea, planearon ataques contra iglesias, estaciones de policía y otros objetivos civiles.
La transición de espacios físicos, como mezquitas o reuniones clandestinas, para la radicalización hacia un entorno virtual complicó la labor de las autoridades para detectar y prevenir estos procesos. Los algoritmos de redes sociales como TikTok facilitaron la difusión de contenidos extremistas, permitiendo que grupos terroristas lleguen a un gran número de jóvenes, muchas veces explotando su vulnerabilidad, aislamiento social, o descontento con su entorno.
Ante esta situación, se plantean varias soluciones para mitigar la radicalización de los jóvenes en línea. A continuación, se analizan tres de ellas.
Primera solución: censura de contenidos en redes sociales
Una de las medidas más directas y discutidas es la implementación de una censura estricta en las plataformas digitales. Esta se centraría en identificar y eliminar cualquier contenido que promueva la radicalización o el extremismo, limitando la exposición de los jóvenes a estos materiales.
Ventajas: la censura podría ser eficaz para reducir la cantidad de contenido extremista disponible en línea, haciendo más difícil que estos grupos alcancen a los jóvenes. Al eliminar de forma proactiva este contenido, se interrumpirá el proceso de radicalización antes de que tome fuerza, protegiendo a un gran número de jóvenes de caer en la trampa del extremismo.
Desventajas: sin embargo, la censura también presenta importantes inconvenientes. La principal desventaja es el riesgo de que los extremistas migren a plataformas más oscuras y difíciles de controlar, donde su actividad se volverá aún más clandestina y, por lo tanto, más peligrosa. Además, la censura provocará un rechazo entre los usuarios, quienes sentirán que sus libertades son coartadas, lo que podría fortalecer su desconfianza hacia las autoridades y aumentar su receptividad a mensajes anti-sistema. También existe el riesgo de que la censura no sea completamente efectiva, ya que los extremistas desarrollarán nuevas formas de diseminar su propaganda.
Segunda solución: campañas de contrapropaganda
Otra estrategia es el lanzamiento de campañas de contrapropaganda, donde figuras públicas y celebridades como Taylor Swift se involucren en desmentir y desarmar la narrativa extremista que circula en línea. Estas campañas se enfocan en mostrar a los jóvenes cómo la propaganda extremista los engaña y manipula, utilizando argumentos claros y evidencias que desmontan las mentiras difundidas por los terroristas.
Ventajas: la principal ventaja de las campañas de contrapropaganda es su capacidad para llegar a un amplio público de manera eficaz, especialmente cuando cuentan con el respaldo de celebridades que ya tienen una gran influencia sobre los jóvenes. Estas campañas pueden ayudar a educar a los jóvenes sobre los peligros de la radicalización y ofrecerles una narrativa alternativa más positiva y atractiva. Además, al utilizar figuras respetadas y admiradas, estas campañas pueden ganarse la confianza de los jóvenes, haciéndolos menos vulnerables a la manipulación de los extremistas.
Desventajas: sin embargo, las campañas de contrapropaganda también enfrentan desafíos. Su efectividad depende en gran medida de la calidad del mensaje y de la manera en que se entrega. Si el mensaje no logra conectar con los jóvenes o es percibido como propaganda gubernamental, podría ser ignorado o, peor aún, podría provocar una reacción adversa. Además, los extremistas podrían adaptarse rápidamente, modificando sus tácticas para contrarrestar la contrapropaganda, lo que podría llevar a un ciclo de desinformación y corrección interminable.
Tercera solución: vigilancia proactiva de individuos en riesgo
La tercera solución propuesta es una vigilancia más proactiva sobre aquellos individuos que muestran signos de posible radicalización. Inspirada en tácticas utilizadas por regímenes anteriores, como los soviéticos, esta estrategia implica la creación de equipos especializados dentro de las fuerzas de seguridad que monitorean a los jóvenes en riesgo, permitiendo una intervención temprana antes de que estos individuos se involucren más profundamente con grupos extremistas.
Ventajas: este enfoque permite detectar y abordar la radicalización en sus primeras etapas, antes de que los jóvenes se conviertan en una amenaza real. La vigilancia dirigida también permitirá a las autoridades intervenir de manera más específica y eficiente, enfocando sus recursos en los individuos que realmente representan un riesgo, en lugar de aplicar medidas más generales que podrían ser menos efectivas.
Desventajas: sin embargo, este tipo de vigilancia intrusiva tiene serias desventajas. La identificación de individuos en riesgo es una tarea extremadamente delicada y podría llevar a errores, resultando en la estigmatización de personas inocentes. Además, la sensación de ser vigilados podría generar un ambiente de desconfianza y paranoia, que a su vez podría alimentar el resentimiento y la alienación, factores que contribuyen a la radicalización. Este enfoque también plantea importantes preguntas sobre la privacidad y los derechos civiles, y podría ser difícil de justificar en una sociedad democrática.
La lucha contra la radicalización juvenil en línea es un desafío complejo que no tiene soluciones fáciles. Cada una de las estrategias propuestas —censura, contrapropaganda y vigilancia proactiva— tiene sus propias fortalezas y debilidades, y ninguna puede resolver el problema por sí sola. Lo más probable es que una combinación de estas medidas, adaptadas al contexto específico ofrezca la mejor oportunidad de éxito en la protección de los jóvenes y la prevención de futuros actos de terrorismo.
Las cosas como son.
*Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.
