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Elecciones en Chile | "La tarea pendiente de los chilenos es transformar el miedo en conversación": Sonia Montecino

La chilena Sonia Montecino habla de las cruciales elecciones a las que se enfrenta su país y da una mirada crítica sobre lo que históricamente ha pasado allí.

BBC News Mundo lunes, 13 de diciembre de 2021 · 10:50 hs
Elecciones en Chile | "La tarea pendiente de los chilenos es transformar el miedo en conversación": Sonia Montecino
Foto: KATIUSKA RODRÍGUEZ-LESUR

Este domingo 19 de diciembre los chilenos elegirán a su nuevo presidente en un peleado balotaje que enfrenta a dos candidatos radicalmente opuestos, José Antonio Kast y Gabriel Boric, que se impusieron en la primera vuelta con apenas un 2,5% de diferencia.

En la última semana de campaña, Kast, representante de una derecha radical, y Boric, abanderado de una gran coalición de izquierda que incluye al Partido Comunista, intentan sumar a sus propuestas los votos que necesitan para llegar a La Moneda, muchos de ellos entre votantes del centro.

Es un escenario complejo y diferente.

Los comicios se realizan dos años después del estallido social que derivó en la elección de una Convención Constitucional, paritaria y con la participación de los pueblos originarios, cuyo objetivo es escribir una nueva Carta Magna que reemplace la aprobada durante el régimen militar de Augusto Pinochet. Kast se opuso a su formación; Boric la fomentó.

La antropóloga y escritora Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales de Chile, lleva años analizando su país, y es autora de libros como "Mitos de Chile", "Madres y Huachos" y "La olla deleitosa".

En entrevista con BBC Mundo, Montecinos analiza el escenario en que Chile elige al sucesor de Sebastián Piñera.

Estamos ante un resultado histórico de primera vuelta: después de 30 años, la política se fue del centro a los extremos, y por primera vez en tres décadas los partidos tradicionales no gobernarán Chile. ¿Cuál es su análisis como antropóloga?

Este es un fenómeno con muchas capas y aristas.

Más allá del sentido común que da cuenta de que se vive, a nivel global, una era populista, de la simplificación de todo, del nulo tiempo que la gente se toma para pensar, del factor redes sociales en los movimientos políticos, los estragos de la pandemia, entre otras cosas, se observa un contexto local donde muchos de esos elementos están presentes, pero de manera específica.

¿Qué sería lo específico del contexto chileno?

En el contexto local esto se expresa, por ejemplo, en que hemos vivido el estallido o terremoto social seguido de la pandemia, lo que supone una doble incertidumbre y un doble desnudamiento de las desigualdades.

En Chile, el experimento de un mercado salvaje ha tenido como resultado una precariedad extrema, la aparición de lo que se ha denominado justamente "precariado", y asimismo una tradición de "borrón y cuenta nueva": cada nueva autoridad quiere hacerlo todo de nuevo, sin pensar en políticas de Estado sino de gobiernos.

Por otro lado, llevamos años trabajando en reformas educacionales que no dan la posibilidad de aprender a pensar críticamente, de informarse, de conocer los diversos relatos de lo que ha sido y es Chile.

Eso se confabula para producir ciudadanos que viven en el "presentismo", en el "pan para hoy y hambre para mañana".

El escenario electoral está polarizado. Para la izquierda, el candidato Kast tiene todos los atributos del pinochetismo y de la hipocresía católica. Para la derecha, Boric es la encarnación amenazante del comunismo. ¿Cómo interpreta el fracaso de las fuerzas centristas? ¿Qué pasó?

Mi lectura, más bien mi intuición antropológica, es que ha habido una restauración conservadora, expresada en los votos de Kast y en el hecho de que solo una mujer -Yasna Provoste- apareció como figura política.

Aunque representaba a la mujer indígena, de región, de origen en una clase media trabajadora, con un ideario liberal y abierto a temas sensibles como el aborto, (siendo demócrata cristiana) no fue suficiente.

Esos atributos, y sin duda su tardía llegada al debate de las presidenciales, no atrajeron a los votantes.

Sin embargo, una figura masculina que representa al padre ausente, si lo logró.

¿Se refiere al fenómeno del candidato Franco Parisi, que obtuvo el 12% en la primera vuelta, que hizo campaña desde Alabama, EE.UU., y nunca viajó a Chile porque tiene problemas relacionados con el no pago de la pensión alimenticia de sus hijos?

Exacto. Él representa al padre irresponsable, a un hombre que evade su rol paterno y plantea un mensaje donde los "partidos políticos" son algo deleznable, en una evocación de los antiguos mensajes pinochetistas contra los "señores políticos" con los que vivió toda una generación en dictadura.

Este padre ausente llevó al extremo su identidad, al no estar presente en los debates, al no pisar Chile porque pesa sobre él una orden de deudor.

De ese modo, me atrevería a decir que esa vieja relación de géneros en Chile -madre presente, huachos (hijo ilegítimo) y padre ausente- sigue operando en el imaginario y en las conductas.

Es la tesis de uno de sus libros, que Chile, un país de huérfanos. De hecho, en Chile el 75 por ciento de los niños nace fuera de matrimonio...

Sí, yo he sostenido la hipótesis de que las relaciones sociales de género en Chile se han construido en torno a una madre presente y un padre ausente.

La ilegitimidad en la filiación se conservó en nuestro país desde la Colonia y recién a fines del siglo XX, en 1993, se legisló para eliminarla.

Esto dibujó un escenario donde el abandono y lo ilegítimo formó ciudadanos con plenos derechos a herencia y filiación y otros marginales.

Ese es un trauma que se mantiene hasta hoy. La orfandad y el abandono son tópicos que recorren nuestras subjetividades.

Esta "restauración conservadora" tiene que ver con el estallido social de octubre del 2019

Tiene que ver con muchas cosas, no solo con el terremoto social de octubre. Hubo muchos factores.

La cuarta ola del movimiento feminista, encarnada en el colectivo "Las Tesis", que acusaba a cada hombre y a cada estructura, de ser culpables de las violaciones a las mujeres, despertó resistencia en la derecha y en muchos hombres que se sintieron atacados y que hoy responden con un revanchismo y prácticas neomachistas.

En Chile se acepta como políticamente correcta la igualdad de género, pero en el plano público y privado se la niega.

En ese sentido, la paridad que se logró en la Convención es un hecho que debe ser analizado y que ojalá represente un verdadero cambio y no un "maquillaje salvador" fruto del estallido.

Fuentes: GETTY IMAGES
Los críticos del candidato de derecha José Antonio Kast señalan su simpatía con la dictadura pinochetista.

Por otro lado, el hecho de que una mujer mapuche (Elisa Loncón) fuera elegida presidenta de la Convención Constitucional y los escaños reservados para los indígenas -algo impensable para los sistemas de prestigio y poder dominantes, en las cartografías mentales de un país que niega su mestizaje y que se piensa como "blanco", también influyó.

Otro factor ha sido el proceso de redacción de una nueva Constitución Política que nos obliga a revisar la historia y los relatos fundadores de la actual Constitución, hecha en la dictadura, y en general nos hace revisitar el pasado.

Sin olvidar que ya se habían desplazado otras fronteras, como la corrupción en las Fuerzas Armadas, en Carabineros y en otras instituciones.

Yo diría que el "espíritu" republicano chileno se resquebrajó lenta pero sostenidamente bajo el imperio de la búsqueda del dinero y del poder, de los afanes personales e individuales por sobre los colectivos.

¿También hay miedo a los fantasmas del pasado?

Totalmente. Este contexto es inseparable de los miedos antiguos transmitidos de generación en generación.

Una canción del Gitano Rodríguez, en Valparaíso, dice: "Porque no nací pobre y siempre tuve un miedo inconcecible a la pobreza". Me cuentan que la primera versión decía "porque nací pobre".

Esta canción representa simbólicamente uno de los miedos arraigados en Chile: el temor a la precariedad que se fomentó, además, con la idea del Chile desarrollado y "jaguar" que derrota la pobreza.

Así, en una lógica simplista, se construye hoy un escenario polar, donde el "miedo al comunismo" -muy antiguo en Chile y el "miedo al fascismo" -la experiencia totalitaria y cruel del régimen dictatorial que está fresca en la memoria- es lo que domina.

¿Cuáles son las expectativas para la segunda vuelta del 19 de diciembre? ¿Qué le pueden ofrecer estas dos fuerzas políticas a los chilenos?

Sin duda que cualquier gobierno que sea, se enfrentará con un tejido social complejo y con conflictos que ya están colocados sobre la mesa chilena.

Hay cambios culturales que las ideas liberales, así como las progresistas, han asumido y que no podrán borrarse, así como tradiciones que se negarán a desaparecer.

En el primer caso, por ejemplo, las luchas seculares de los movimientos feministas y de las mujeres no pueden anularse por decreto, ese es un despropósito de la restauración conservadora.

Tampoco puedes suprimir viejas ritualidades como el rodeo porque hay maltrato animal, como se ha sugerido desde el otro lado.

Es fundamental un campo amplio de diálogo para profundizar la democracia, ese déficit de democracia que se aprecia fuertemente en la candidatura de extrema derecha.

Fuente: GETTY IMAGES
Gabriel Boric es abanderado de una gran coalición de izquierda que incluye al Partido Comunista.

Ante estos escenarios tan opuestos, ¿siente optimismo?

Diría que sí… Pienso que el miedo al "otro" es el que tenemos que vencer para entendernos como iguales en la diferencia y poder sentarnos como semejantes a compartir la mesa común.

Un intelectual mapuche, Bernardo Colipan, ha dicho que lo único que sanará a Chile es la ternura, es decir, el afecto, el apego y el cariño al otro.

Reformar los afectos es, al parecer la tarea pendiente que debemos emprender para convertir el miedo en conversación, entendimiento y "enhebrar" nuevas relaciones entre los diversos Chiles que componen Chile.

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