¡De no creer! Este exclusivo restaurante de Madrid no tiene mesa hasta febrero 2021
Picones de María no tiene estrellas ni aparece en guías de recomendaciones pero es el restaurante más deseado y alabado por los expertos
A veces la publicidad más efectiva es el boca en boca. Parece ser el caso del mesón Picones de María, que abrió sus puertas en el 2018 y pertenece a José Peinado y María Meño.
Cerca de Plaza Castilla, tras una fachada de ladrillo rojo con un toldo de aire provinciano se encuentra este hallazgo culinario.
Merecería, seguramente, alguna de las estrellas Michelin que el hoy, 14 de diciembre, se presentan en Madrid de forma digital y desde la Puerta del Sol. Sin embargo su estrategia publicitarias es otra, más relacionada con la modestia y una cocina tan tradicional como detallista.
De un tiempo a esta parte compite con DriverXo por ser el restaurante en donde más cuesta conseguir mesa.
El fenómeno se da de vez en cuando en casas de comida pequeñas y legendarias como pasó con Or-Drago o la arrocería Samm. Algo que también suele ocurrir en París con los bistró de culto como L’Ami Jean, Le Baratin, Le Châteaubriand.
Una manifestación natural de caudal de público ante los mejores sabores, más allá de las apariencias o sellos de calidad certificada.
Reservado hasta febrero 2021
El arraigo a la cocina tradicional lugareña es su mayor secreto. Propone platos auténticos, regionales y a precios sensatos.
El comedor es pequeño, la entrada no luce y no posee decoración especial alguna. Simplemente, en el popular barrio de Tetuán, la pareja de ex hoteleros montaron uno de los restaurantes más exitosos del momento, sin sospechar que así sería en aquel momento inicial.
Cabe destacar que el boom no se puede explicar solamente por la decaída actividad hotelera, ya que en Madrid muchos negocios están activos, aunque funcionando con horario limitado.
El cocinero a cargo del lugar, Jorge Muñoz, no es reconocido. Pero su talento es indiscutible. “Hay algunos cocineros que son pura fuerza de la naturaleza“ o “comprenden la cocina como un acto total“ escribió el crítico Andrés Sánchez Magro con entusiasmo por el chef, luego de comer en el lugar.
¿El menú? Rafa Pola, otro exigente crítico culinario lo describe, como “alta cocina de barrio, con sabores de siempre y obsesión por la excelencia“.
Su oferta se basa en los productos de temporada, lo que permite que sabor y técnica puedan alcanzar la excelencia.
Las recetas suculentas y minimalistas se combinan con aperitivos de la casa como el de bibse negro y bibse blanco con aceitunas magrebíes y pepinillo escurrido.
Por nombrar algunas exquisiteces que sirven y preparan en el momento María y José, se destacan entre los platos las ostras en escabeche de gallina con vinagre de sake, croquetas de cecina, ensalada rusa con extremo cuidado en la preparación, esperando a que los ingredientes hiervan por separado, se enfríen en su punto justo o se sirvan a la temperatura correcta.
Vale la pena dar una vuelta por la presentación de cada una de sus comidas en sus redes. Para disfrutar, al menos visualmente, hasta que sea posible conseguir un sitio en el exclusivo lugar.
Su identidad tradicional compone una propuesta, tan humilde y atemporal como sobresaliente.