Fabio Aste: "Con Silvia Kutika ya funcionamos como una familia"
Desde hace cinco años, la dupla protagoniza El cuarto de Verónica, un thriller psicológico que está de gira por el país. Sobre la obra, y algo más, el actor charló con MDZ.

Fabio Aste, protagonista de 'El cuarto de Verónica'
InstagramPara Fabio Aste, El cuarto de Verónica no es cualquier obra. No porque la protagoniza desde hace cinco años o porque le permitió ganar un Premio Estrella de Mar; sino porque luego de verla, a fines de la década del ‘70, supo con certeza que quería ser actor.
Escrita por el estadounidense Ira Levin, en 1974, es un thriller psicológico. “Un género poco habitual en el teatro”, asegura el actor en diálogo con MDZ Online. La historia sigue a Susan, una joven que es invitada a la casa de una pareja de ancianos que queda impresionada por su llamativo parecido con Verónica, una joven fallecida. Lo que arranca como una simple coincidencia, se convierte en una pesadilla con un final inesperado.
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Pero, ¿qué es lo que la hace vigente a más de cinco décadas de su creación? Aste responde: “La eficacia del texto. Es impecable. La intriga que genera, la inquietud que provoca en la platea. El hecho de que uno vaya de la mano de Susan, la víctima, develando como si fuera el hilo de una madeja lo que va sucediendo y que vaya teniendo que ir como un detective recabando pistas hasta sacar la conclusión final. Eso genera mucha inquietud. Es una propuesta distinta”.
- Después de El cuarto de Verónica, con Silvia Kutika protagonizaron Te espero en la oscuridad y ahora nuevamente están juntos en Al fin y al cabo es mi vida. ¿Cómo es trabajar con ella?
- A esta altura ya somos amigos. Imaginate que somos familia… viajamos juntos, hemos compartido veranos, desayunos, almuerzos, cenas, teatro en Buenos Aires, teatro en Mar del Plata, ruta, conocemos vida y obra el uno del otro, las virtudes y los defectos, los lados luminosos y los lugares no tan luminosos. Ya funcionamos como una familia, nos llevamos divino, me encanta como actriz y tenemos muy buena química en el escenario. Y fuera del escenario también. Así que es un placer seguir apostando a ese equipo.
- Esta obra te marcó en tu profesión, ¿qué actores también lo hicieron? ¿Quiénes te inspiraron?
- Norma Aleandro, Miguel Ángel Solá… De hecho, con Norma Aleandro me pasó algo parecido: vi La Señorita de Tacna de chico con ella y después la terminé haciendo con ella en el Teatro Maipo y estuvimos de gira por el interior. Los grandes referentes míos de chico fueron ellos… Carlos Carella, Ulises Dumont.
- ¿Cuál considerás que fue el punto de inflexión en tu carrera?
- Dos personajes que tienen que ver los dos con el mundo paraguayo. Uno fue en Buenos Vecinos en Telefe donde yo hacía un paraguayo; y el otro fue ¿Qué hacemos con Walter?, una obra producida y escrita por Juan José Campanella, donde yo hacía un misionero y su hermana melliza, por la cual gané el ACE. Fueron como dos puntos de inflexión, uno en teatro y otro en tele que marcaron un antes y un después en mi carrera.
- Trabajaste mucho en tiras diarias, ¿cómo ves hoy a la televisión?
- Mirá, cambió el paradigma, claramente. Obviamente uno extraña esa época porque uno sabía que tenía un contrato y que estaba ahí todo el año laburando en una serie o en una tira y que llegaban a la casa de la gente todos los días o una vez por semana. Pero bueno, cambió el paradigma. La realidad es que todo tiene su pro y su contra. Los laburos son más cortos, más acotados y por ahí hay menos, pero a la vez uno tiene la posibilidad, a través de la globalización y de las plataformas internacionales, de llegar rápidamente a que a uno lo conozcan en el mundo. Cosa que antes era muy difícil. Tengo la suerte de formar parte del universo de las tiras y de formar parte del universo del streaming, de las plataformas. Tengo series como La voz ausente, Millenials, Entrelazados, Riviera o El Presidente que están en este momento en pantalla en las plataformas. Ahora se va a estrenar Yiya, una serie para Flow que hice con Kuarzo, donde tengo un personaje interesante que es el marido de Cecilia Dopazo. Cambió el paradigma y el tema es aggiornarse y formar parte de ese nuevo universo. Las cosas cambian, es la vida… todo va cambiando, mutando.
- ¿Cine, teatro o televisión? ¿Con cuál te quedás y por qué?
- Con las tres y por distintos motivos. El teatro tiene la inmediatez de contacto con el público; el aquí y ahora; el teatro sin red; el que todos los días es distinto, a pesar de que repitan la misma cosa. Estás vivo, no hay posibilidad de corte, de dimisión, de enmienda. Estás ahí vivo en la cancha: sos vos, tu cuerpo y tu alma. El cine tiene la posibilidad, a través de la fragmentación, de hacer un laburo detallado, que la gente lo ve en la pantalla grande, u hoy en su casa. Y la tele… hoy la tele y el cine se parecen mucho, porque el nivel de realización es el mismo y aparte uno ve cine y series en casa, entonces es lo mismo. Pero bueno, la posibilidad justamente de entrar en la casa de la gente, es maravilloso. Las tres me encantan, tienen sabores distintos, condimentos diferentes, formas de hacerse distintas, pero las tres me apasionan.
- ¿Qué tenés pendiente de realizar y que todavía no se concretó?
- Hay directores con los que no he trabajado, y me gustaría trabajar, como Sebastián Borenstein y tantos otros. Y después, seguir siempre vigente, haciendo cosas, perfeccionándome y probando distintas aristas… O sea, haciendo personajes que se alejen de mí y que impliquen desafíos nuevos que no haya explorado hasta el momento. Me gusta mucho el mundo de la deficiencia madurativa, de la gente con capacidades diferentes. Hacer algún personaje de este estilo es para mí un pendiente que me encantaría hacer, por ejemplo.
Para agendar:
El cuarto de Verónica en Mendoza
Sábado 20 de septiembre, a las 21, en el Cine Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz, Mendoza). Entradas en EntradaWeb.