La hija de 7 años de Fernanda Callejón manejó una moto y no provocó un grave accidente de milagro

La noche del domingo transcurría como casi siempre: chistes, juegos, plata al por mayor y promociones varias. Hasta que llegó el momento menos deseado por todos. Giovanna, la hija de 7 años de María Fernanda Callejón, se subió a una moto para “hacer un chivo”, aceleró y no provocó un grave accidente de milagro.

Todo se dio de manera muy rápida y fue la propia nena la que logró frenar y controlar la situación. “Estas imprudencias no pueden pasar más. Nos salvamos de milagro”, se escuchó desde la producción del ciclo en una charla con Mariano Iúdica. Todo fue imprudente, y producto de un descuido del propio show.

Todo se dio al mismo momento: la cámara filmó a la bella criatura arriba del vehículo y al instante salió disparada contra la producción y los camarógrafos del estudio de América. De milagro nadie fue lastimado y se trató sólo de un susto.

“La nena no sabía que la moto estaba encendida, por eso la manejó”, la defendieron. Su mamá montó en pánico. Y Iúdica también. “Ay, ay, agarrala”, gritó mientras los asistentes de producción controlaban la situación.

Como no pasó nada “grave”, Mariano la felicitó: “Perfecto. Muy bien. Giova, sos una genia. Esta chica es…”, le dijo. Su mamá, que está transitando una dolorosa separación, miraba la escena sin poder creerlo, y no emitió opinión. Al ver todo “ok”, salió corriendo a abrazarla.

“¿Dónde aprendiste a manejar vos?”, le preguntó Iúdica. “Sola”, contestó ella, sin tener en claro que todo pudo haber sido mucho más grave. Iúdica intentó relajar la situación con un par de chistes: “Esto es una genialidad. ¿Dónde aprendiste a manejar moto? ¿Vos manejás moto en tu casa? Es una genialidad”.

Y su mamá recién ahí entró en acción: “Igual Nazareno la hubiese manejado mejor”, afirmó. “Impecable los frenos”, chiveó Mariano, sacando la situación para adelante.  Al rato, se fueron todos felices: María Fernanda Callejón participaron de un juego y se llevaron 100 mil pesos en premios. ¡No les quedaba otra!