Cómo es la espectacular casa que Diego Maradona le regaló a Rocío Oliva antes de morir

Fueron seis años los que Rocío Oliva estuvo al lado de Diego Armando Maradona, seis años de relación, desde sus veinte, en los que compartió buenos y malos momentos, y en los que dejó mucho de su juventud, proyectos personales e inocencia.

Sin embargo, Rocío puede darse por satisfecha, porque a los 31, lejos de las posibilidades de la inmensa mayoría de las personas de su edad, es dueña de una hermosa casa que recibió de regalo de parte de Diego, que se la donó en vida tiempo atrás.

Hace más de cinco años que la ex panelista de Polémica en el bar vive en la propiedad, ubicada en un barrio privado de Bella Vista, Buenos Aires, y que cuenta con todos los lujos y comodidades para ella y su familia, que la visita frecuentemente. Mientras, ella estudia y se mantiene alejada de los conflictos relacionados con el nombre de su ex, muy enfocada en lo suyo.

¿Cómo es esta casa que Maradona le regaló a su ex novia? Por lo pronto, cuenta con dos plantas, amplios espacios y varios detalles, como un gimnasio lleno de equipos y modernos aparatos en el que la joven entrena y pasa buena parte de su día. 

Pileta, hamacas, un gran jardín lleno de verde y una cocina divina a puro blanco brillante y accesorios cromados completan el hogar de Oliva, que el año pasado, cerca del aniversario de la muerte de Diego, viajó a Dubai a resolver cuestiones que prefirió mantener en reserva pero que muchos relacionaron con movimientos de dinero de sus cuentas.

“Las donaciones que hace una persona en vida son válidas, pueden tener algún tipo de cuestionamiento jurídico si se hacen en beneficio de un hijo y perjuicio de otro”, dijo Ana Rosenfeld, abogada de Oliva, cuando le preguntaron si la casa  de su representada podría ser reclamada por los herederos del astro del fútbol. 

Como sea, Rocío disfruta tranquila del presente que logró, dice que no extraña la vida de lujos que conoció al lado del ex deportista, pero lo aprecia, sobre todo, a la luz de la comodidad  y solvencia económica con la que transita su vida actualmente. 

“Viví todo lo que tenía que vivir y con Diego pasé cosas maravillosas. Nunca me voy a olvidar la vez que estuve en el edificio de tres pisos de Louis Vuitton en París, que habían cerrado sólo para mí, caminando por los pasillos con una copa de Dom Perignon en la mano mientras elegía a ojo lo que me gustaba”, dijo en julio del 2020 al diario La Nación. 

Entrevista en la que admitió que, a pesar de que disfrutó de esas excentricidades, hoy se siente plena: “También soy feliz comprando el jean enfrente de casa. Me gusta tener lindos vestidos y usar una buena joya, pero no para todos los días”.