La foto retro de Ricardo Darín y Florencia Bas en el boliche más vanguardista de los ochenta

Ricardo Darín y Florencia Bas se conocieron a mediados de los años ochenta, en la noche, un microclima efervescente en el que nuevas movidas culturales nacían, estallaban y se evaporaban al ritmo de la música de la época, el teatro off y la desfachatez y el arte en todas sus expresiones. 

La vuelta de la democracia todavía se paladeaba en la Argentina, y en las noches se respiraba pura creatividad en varios reductos de Buenos Aires donde coincidían las figuras más disímiles de la cultura y el show. En ese momento tan vibrante del país, Ricardo y Florencia, al igual que otros tantos artistas, deportistas y hasta figuras del jet set, iban a bailar a Paladium. 

Aunque “bailar” se quede corto a la luz de la experiencia que se vivía en aquel boliche creado por Juan Lepes, el papá de la cocinera Narda Lepes, un espacio ubicado en el Bajo del centro de la ciudad que en su pista recibía a consagrados y estrellas emergentes y que tuvo sus puertas abiertas desde finales de los setenta hasta el final de la siguiente década.

El actor de Argentina 1985 estaba en sus 30 y su flamante novia venía de cumplir los 18 cuando empezaron a mostrarse en la noche porteña, cada vez con más asiduidad. Su noviazgo de ocho años con Susana Giménez acababa de terminar y el camino estaba libre para que la flamante pareja viviera su historia de amor luego de moverse “medio clandestinos”, como reconoció Darín.  

Allí, en Paladium, donde se podía ver en el escenario a Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, o quedar en el medio de una performances del grupo de teatro under Gambas al Ajillo, Darín y Bas se movían, divertidos, codeándose con figuras como Marta Minujín, Pappo, Alberto Olmedo o Guillemo Vilas, todos habitués de esta discoteca tan poco convencional. 

Según contó el creador de la disco a La Nación, el boliche donde iba el actor a bailar con su novia no tenía asientos para fomentar la charla y el contacto entre todos. La idea era que todos se mezclaran. “Teníamos una hot line, había maquilladores para todos y gente que te decía el horóscopo”, recordó.

Pero este no era el único lugar que la parejita frecuentaba en esos años en los que los boliches marcaban la pauta: Ricardo y Florencia también eran figuritas siempre presentes en New York City, otro emblemático espacio que era de los preferidos del jet set y en el que los papás del Chino y Clara podían terminar la noche cruzándose con Diego Maradona o con Sting. 

Siempre juntos, la pareja que ya lleva más de 30 años, encontró la manera de renovar su entusiasmo. “Nos queremos mucho, nos divertimos mucho y compartimos casi todo. Esa es la clave de nuestros 30 años. Respetar nuestras propias individualidades”, se sinceró el actor, tiempo atrás, sobre la llave de su relación en la que la diversión es parte.