La historia oculta detrás del apodo de L-Gante, el personaje del momento

El año está llegando a su fin y como siempre, los resúmenes del cierre de un ciclo son un clásico para todos. Si hay alguien que puede decir que este fue uno de los mejores de su vida es L-Gante.

La carrera del músico se terminó de consolidar, lanzó su propio vino, se convirtió en papá con la llegada de Jamaica, está construyendo su casa y consiguió que un país entero sepa quién es. 

Definitivamente, L-Gante es la revelación musical del año. Autor de la “cumbia 420”, sus éxitos suenan en cada celebración y se posicionan entre los más escuchados de todas las plataformas digitales. 

Además, lanzó hace algunas semanas atrás “Bar” con Tini y en la fiesta de los Personajes del Año de Gente reveló que ya grabó un tema con Sebastián Yatra y J Balvin. 

Pese a que todos conocen su música, pocos saben la historia detrás del nombre que le permitió la fama internacional: L-Gante. Sin embargo él se ocupó de contarla.

Elian Ángel Valenzuela es su nombre real, pero cuando comenzó su carrera en el mundo musical decidió que tenía que tener un “nombre artístico”.

“Yo, desde muy chico me levantaba y ni bien me despertaba, abría un ojo y tenía la computadora a dos pasos de la cama. Yo hacía así: pantuflas y como estaba a grabar”, comenzó la historia el artista del momento.

“De la forma de estar tan mal vestido, mi mamá pasaba o me traía el desayuno, porque yo no salía de la pieza, ni bien me levantaba ya a hacer música. 'Qué elegante' me decía, y yo con una facha”, contó Elian y bromeó que así no entraba al boliche.

Cuando pensaba qué nombre artístico se podía poner, se acordó de lo que le decía su mamá y así quedó. Una especie de homenaje a la mujer que siempre lo acompaña. Además, L-Gante sumó que el “Keloké” salió del barrio.

La primera vez que pisó el estudio de “La Academia”, L-Gante reveló que tiene una dura historia familiar, con un padre ausente, y que su mamá siempre trabajó todo el día para poder mantenerlo. 

"Vengo de una vida que me puso varias complicaciones pero nunca dije: voy a dejar de hacer esto. Mi mamá trabajó toda la vida y yo estuve solo en casa o vagando en la calle”, contó en aquella ocasión. 

“Todo me llevó a no decepcionar a mi mamá, no tuve a nadie poniéndome los puntos pero solo me di cuenta de eso”, cerró el joven de 21 años que se mostró muy consciente y agradecido.